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Afganistan: la guerra y las mentiras del imperio

febrero 17, 2020   0

El 7 de Octubre de 2001 las tropas norteamericanas comenzaron la invasión de Afganistán, bajo el pretexto de que ese país albergaba al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, supuestamente el máximo responsable de la organización de los secuestros de aviones comerciales y de los ataques a las Torres Gemelas de New York y el Pentágono, el 11 de septiembre de ese mismo año.  Pasados más de 18 años, las tropas norteamericanas y de algunos de sus aliados todavía permanecen en el territorio de esa nación asiática, pese a las promesas del actual presidente de retirar las tropas norteamericanas en el menor plazo posible.

El periódico estadounidense The Washington Post publicó el 9 de Diciembre de 2019 un reporte denominado The Afghanistan Papers A secret history of the war. At war with the truth (Los Papeles de Afganistán. La Historia secreta de la Guerra. En guerra con la verdad), en el cual, de acuerdo a lo planteado por los autores, demuestra que tres administraciones sucesivas de la Casa Blanca (George W. Bush, Barack Obama y Donald J. Trump) han ocultado la real situación en el país asiático, y engañado sistemáticamente al pueblo norteamericano respecto a los aspectos principales de dicha guerra, la situación real en el terreno y las posibilidades de victoria.

El documento hace referencia a informes oficiales, a declaraciones de altos funcionarios del gobierno (Presidentes, Secretarios de Defensa, etc) y entrevistas a más de 400 personas que han tenido relación con la participación estadounidense en el conflicto (incluidos altos oficiales de las Fuerzas Armadas norteamericanas).

Uno de los elementos que señala el documento en cuestión es que sistemáticamente los altos ejecutivos de la Casa Blanca, del Pentágono e incluso los mandos militares destacados en la zona de operaciones han pretendido ofrecer una imagen favorable a los intereses norteamericanos, tergiversando los hechos que demostraban que no existían avances evidentes ni posibilidades de una culminación rápida del conflicto, con un mensaje triunfalista y alejado de la realidad.

Se omitió deliberadamente que la mayor parte de la población afgana se oponía a la ocupación extranjera y que no  veía como libertadores a las tropas norteamericanas y sus aliados de la OTAN;  se ocultó el alto grado de corrupción e incapacidad de las autoridades impuestas por los invasores; se enmascaró la ineptitud, la negligencia, la falta de disposición e incluso el alto grado de deserciones en las fuerzas militares y de la policía afgana.

En el informe se destaca los enormes gastos que ha acarreado a la economía norteamericana el despliegue de considerables fuerzas militares a decenas de miles de kilómetros de su territorio; los grandes fondos asignados a una supuesta reconstrucción del país que han sido dilapidados o robados; la incapacidad para impedir o controlar, tanto por las fuerzas de ocupación como por la nativas, el floreciente negocio de la producción y exportación de heroína hacia Europa y los EE.UU., que representa actualmente el 85% de la producción mundial de dicha droga.

Posteriormente, el 15 de Enero de 2020, el inspector general especial para la reconstrucción de Afganistán (SIGAR por sus siglas en inglés), Mr John Sopko, presentó su testimonio ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.

Independientemente de que el mismo trató de presentar determinados avances en el apoyo norteamericano al proceso de reconstrucción de Afganistán, no le quedó más remedio que reconocer  que había manifestaciones de  corrupción, de triunfalismo y de engaño en muchas de las acciones desarrolladas.

Entre los elementos que planteó que facilitaban tales problemas estaban el desconocimiento de las características del país, el escaso período de tiempo que estaban desplegados los asesores y funcionarios norteamericanos, la exigencia de resultados a corto plazo; la existencia de varias agencias del gobierno trabajando simultáneamente sin una dirección única(El Departamento de Defensa, el Departamento de Estado, la USAID, etc), lo cual dificultaba la coordinación y el control de las actividades.

Mr. Sopko solicitó un mayor control por parte del Congreso a la actividad de las agencias federales en Afganistán, y que una sola agencia fuera responsable de la dirección de todos los proyectos, así como que valorara un mayor tiempo de trabajo en Afganistán por parte del personal destinado a esas funciones (actualmente oscila entre seis meses y un año); por lo que se refleja en los diferentes cables y artículos, los miembros del Comité de la Cámara de Representantes no estuvieron totalmente de acuerdo con las propuestas.

Posteriormente también se habló de que incluso muchas de las empresas estadounidenses que habían recibido contratos para acciones de reconstrucción en diferentes puntos de Afganistán pagaban a los talibanes para que no atacasen sus empleados o a sus obras, con lo cual las fuerzas opositoras obtenían una sustantiva fuente de financiamiento.

Como se sabe, existe un viejo adagio que plantea que “en toda guerra, la primera víctima es la verdad”;  en el caso estadounidense, es notorio que en más de una ocasión la opinión pública de ese país ha sido manipulada para lograr su apoyo a las intervenciones militares imperialistas (por solo poner algunos ejemplos, la Guerra de 1898, la Guerra de Vietnam, etc). Por ello no es sorpresivo que, pasado el tiempo y entrando la nación norteña en el proceso electoral, se hagan públicos hechos como los denunciados por el Washington Post.

Los imperialistas norteamericanos al parecer no han comprendido todavía que los problemas de un país solo pueden ser resueltos cuando el pueblo de esa nación lo decide y ejecuta por su propia cuenta; tampoco han comprendido que las mentiras y tergiversaciones pueden ser útiles en un corto plazo, pero que finalmente son descubiertas y hacen más grande el descrédito de aquellos que las usaron. Olvidan la frase atribuida al Presidente Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo…se puede engañar a algunos todo el tiempo…pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

Esperemos que el pueblo estadounidense algún día exija cuentas a todos los que lo han engañado durante tanto tiempo. ¡Un Mundo Mejor es posible!

Bibliografía

Craig Whitlock, Leslie Shapiro , Armand Emamdjomeh. The Afghanistan Papers A secret history of the war  The Washington Post, December 9, 2019. (https://www.washingtonpost.com/graphics/2019/investigations/afghanistan-papers/ documents-database/ )

Ford, William. The SIGAR Called Congress to Action, But How Will It Respond?.  The Lawfare Institute, Washington DC, January 21, 2020 (https://www.lawfareblog.com/sigar-called-congress-action-how-will-it-respond )


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