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Amistad, disenso e intereses

septiembre 29, 2021   0

Leyla Carrillo

 

 

 

Lic Leyla Carrillo Ramírez

leyla@cipi.cu 

Una amistad verdadera implica lealtad, dedicación, confianza y desinterés. Sin embargo, países aliados y amigos pueden enfrentar desavenencias temporales, sin enemistarse. Pero cuando los negocios y su derivado, el dinero, se interponen en esa relación, los intereses dañados repercuten sobre la calidad de las relaciones.

Desde la presidencia de Charles de Gaulle, Francia no expresaba diferencias tan marcadas con los Estados Unidos, aunque durante el mandato de Donald Trump, afloraron resquemores entre ambos países. Ahora el gobierno francés cataloga como una “grave ruptura de confianza”, la reciente alianza de seguridad anunciada por Australia, Reino Unido y Estados Unidos (con el acrónimo AUKUS).

El revuelo se produce a partir de  la cancelación del contrato por Australia para el suministro de 12 submarinos convencionales franceses producidos por los consorcios Airbus y Dassault, suscrito hace un bienio entre París y Camberra y ascendente entre 56 y 66 mil millones de dólares. La operación se malogró con la adquisición de submarinos nucleares con misiles Tomahawk, de factura Lockheed Martin, de la transnacional estadounidense célebre por su eficacia en  equipos, armamentos y mercenarios utilizados durante los conflictos en Afganistán e Irak.  En tal sentido Australia alega la calidad del producto estadounidense y la necesidad de “contrarrestar las acciones chinas en la región Asia-Pacífico”.

El diferendo por la venta de equipos y armas tiene antecedentes en el caso francés. No hay que olvidar que, para la geopolítica gala, es de primordial interés la exportación de armamentos, que no solo beneficia a los consorcios militar-industriales, con incidencia sobre los fondos del Estado. Según  el Instituto Sueco de Estudios para la Paz, de 2019 a 2020 Francia escaló del cuarto al tercer lugar como exportador de armamentos en el mundo, se mantuvo como el  tercero  en la participación de sus tropas con la OTAN,  con un estimado de 209 mil efectivos y 45 929 millones de dólares, pero sólo ocupó el 7º lugar por su aporte al desarrollo armamentista de la organización, fue la octava en gastos militares oficiales y la 4ª  por su fuerza nuclear, con 290 ojivas declaradas.

Lo antes citado incentiva la producción nacional a gran escala, siendo la industria armamentista una de las más florecientes en la economía gala, que multiplica sus ganancias a partir de la intensificación y proliferación de conflictos internos e internacionales y las cruzadas contra el terrorismo, la piratería o contra la migración indeseada.

El Suffren, submarino nuclear de ataque francés de nueva generación ha renovado la flota atómica subacuática de los años ochenta, concebido inicialmente para proteger las denominadas joyas de la marina gala, como son sus portaaviones o los submarinos nucleares lanzadores de misiles (SNLE), que localiza sumergibles y recopila informaciones en zonas costeras. Durante el gobierno de Emmanuel Macron se le ha potenciado para dar soberanía acuática al país. Sin  embargo, ante la repentina cancelación del contrato, el primer ministro australiano alegó “falta de confianza en la efectividad tecnológica”.

La reacción francesa ante la creación de AUKUS y la cancelación del contrato para el suministro de submarinos de propulsión convencional ha suscitado sorpresas negativas: el calificativo por el titular de exteriores de “puñalada en la espalda de una decisión unilateral, imprevisible y brutal”; ruptura grave de la confianza con sus aliados de Estados Unidos y Australia; comparar a Joseph Biden con Donald Trump “pero sin los tuits” y la perspectiva de que el disenso influya sobre la Alianza Trasatlántica; la llamada en consulta a sus embajadores en Washington y Camberra; la insinuación  de que  la próxima  presidencia francesa de la Unión Europea pudiera relanzar la iniciativa sobre la Europa de la Defensa y epítetos en  los principales medios de comunicación galos sobre “traición en aguas profundas”, “bofetada” y “humillación a Francia”.

Francia mantiene en la zona dos importantes posesiones: Nueva Caledonia y su porción de la Polinesia, donde habitan dos millones de ciudadanos franceses. Conserva un perfil más bajo que Reino Unido o Estados Unidos, es miembro de la Comisión del Océano Indico; participa en la coordinación policial de ASEANPOL y en la Cooperación Regional contra la Piratería.

Bajo la condición de territorios de ultramar en calidad de país aliado, los territorios franceses del Pacífico estuvieron alejados de la Oceanía angloparlante, particularmente durante la etapa de las pruebas nucleares. Sin embargo, desde 2017, Francia se incorporó al foro de las Islas del Pacífico, con el apoyo de Australia y Nueva Zelanda, mostrando interés en reagruparse y compensar los efectos de las citadas pruebas, anticipado en conversaciones con los asistentes regionales a la cumbre sobre el cambio climático COP21.

El vigente Libro Blanco de Seguridad y Defensa para la República Francesa, que constituye la plataforma geopolítica del país, no concede tanto interés a la región indo-pacífica, como al continente africano o el Medio Oriente. En ese contexto se limita a señalar que “el reequilibrio en curso del dispositivo militar hacia Asia-Pacífico deberá ser seguido de cerca y constituirá un factor de evaluación para Francia, como potencia soberana y actor de seguridad en el Océano Índico y Pacífico”.

En cambio, los acuerdos promovidos por el Reino Unido en la región son de vieja data, donde está presente desde hace siglos, aunque su predominio naval haya sido relegado por Estados Unidos a partir de  la Segunda Guerra Mundial.

Entre los planes estratégicos británicos en la región, habría que recordar que el proyecto Venona durante la citada contienda, fue reemplazado por el Tratado UKUSA, devenido en el actual plan Echelon, con tres miembros del Commonwealth[1]: Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Este asegura el control universal, conocido como “Cinco ojos del mundo”, para la vigilancia global satelital de las comunicaciones, que tributa a las capacidades defensivas de protagonistas regionales y extrarregionales.

La titular de exteriores defendió el reciente acuerdo suscrito con Estados Unidos y Australia, que “demuestra el compromiso de su país con la estabilidad en la región Indopacífico y la rapidez para ser decisivo a la hora de defender sus intereses”, subrayando “la importancia de construir coaliciones basadas en valores e intereses compartidos”.

En una declaración conjunta, el presidente de Estados Unidos y los primeros ministros de Gran Bretaña y Australia, expresaron que buscaban aprovechar la experiencia de EE.UU. y del Reino Unido, apoyándose en los programas de submarinos de los dos países, con el objetivo de llevar la capacidad australiana a servicio en la fecha más temprana posible.

Podrían evaluarse muchos factores que intervienen en la disputa, pero algunos saltan a la vista, como son la pérdida de una sustanciosa venta para el Estado francés; una mayor concertación entre el Reino Unido y Estados Unidos desde el Brexit y, no en último lugar, la creciente prioridad que cada gobierno estadounidense atribuye a la región Indo-Pacífico.

Reacción de  otros actores:

Altos funcionarios de la Unión Europea han opinado sobre la creación de AUKUS y la sustitución por Australia del contrato para la compra de submarinos. En síntesis acusan a Estados Unidos de “deslealtad” y “falta de transparencia”, aludiendo a la nueva alianza militar, sin previo aviso. En tal sentido el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, asistente a la 76ª Asamblea General de la ONU, se refirió a la “alianza de potencias anglosajonas tejida a espaldas del bloque europeo, que, al menos con Trump, estaba claro que no estaba a favor de la integración europea”. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, recalcó que “hay muchas preguntas abiertas y Francia ha sido tratada de manera inaceptable, por lo que se debe aclarar lo sucedido, antes de volver a la normalidad”.

Respecto a la OTAN, solo se ha conocido el comentario del presidente de su comité militar, Rob Bauer, en el sentido de que “puede haber implicaciones o consecuencias como resultado de este acuerdo, pero no prevé que tenga impacto en la cohesión dentro del bloque”. En este caso, los tres concertados en AUKUS y en el cambio del exportador de los submarinos nucleares son miembros de la OTAN y Australia es asociada, por lo que no han transgredido normativas  internas de la organización.

La República Popular China atribuye enorme importancia a la creación de AUKUS y a la instalación de submarinos nucleares australianos. En tal sentido ha emitido declaraciones oficiales, instando a los miembros de la nueva alianza a desmantelarla, preocupada porque “aumenta la tensión regional, estimula la carrera armamentista, pone en peligro la paz y la estabilidad regional y mina los esfuerzos internacionales en la esfera de la no proliferación nuclear”.

En contraposición, el amplio espectro de relaciones bilaterales franco-chinas, basadas en una asociación estratégica incluye acuerdos económicos a largo plazo, donde la Franja y Ruta de la Seda juegan un papel primordial, el cambio climático, la asociación para el desarrollo de inversiones cruzadas, las cooperaciones industriales en los sectores aeronáutico y de energía nuclear civil, el sector agroalimentario, la salud, los servicios financieros y la presencia de 1600 empresas francesas. Lo señalado propicia una mayor estabilidad de los nexos comerciales y de colaboración, que con las partes involucradas en AUKUS.

Ante el actual disenso, la portavoz del Kremlin, recordó a Francia la cancelación en 2015 de la venta de dos portahelicópteros Mistral “debido a la imposibilidad de cumplir con el acuerdo por la situación política y las sanciones impuestas por los países occidentales a Rusia tras el inicio de la crisis ucraniana”. Igualmente subrayó que posteriormente, Francia confirmó la compra por parte de Egipto de los dos portahelicópteros franceses, inicialmente construidos para la Armada de su país.

En el continente, también se han pronunciado los gobiernos norcoreano y malayo. Malasia expresó su preocupación porque la decisión de Canberra de construir submarinos de propulsión atómica pueda desencadenar una carrera regional de armas nucleares, especialmente en el mar Meridional de China.

Escenarios ante el disenso

No es ocioso recapitular ante el caudal informativo y de pronósticos sobre las consecuencias del mencionado diferendo, a modo de conclusiones preliminares.

El gobierno francés reclama explicaciones ante la creación no avisada de AUKUS, que disminuye su papel en la región indo-pacífica, la relega a potencia de tercer orden y provoca una reducción de ingresos por la cancelación del contrato para la venta de los submarinos.

En ese contexto, el incumplimiento de las cláusulas del contrato por Australia provocará, refrendado en el Derecho Internacional Privado,  la aplicación de compensaciones y “una probable reparación diplomática” por Australia y Reino Unido, pero impensable en el caso de los Estados Unidos, según sus cánones de comportamiento internacional.   

La respuesta política de la UE ante el disenso podría impulsar el proyecto para la autonomía estratégica de  Europa, promovido por Alemania y Francia, los dos Estados más pertrechados de la Unión Europea, que propugnan incrementar conjuntamente su poderío militar y concentran sus esfuerzos para impulsar la Europa de la defensa, aunque tropieza con escollos financieros, para simultanear sus compromisos con la OTAN e invertir en nuevos mecanismos defensivos.

Las reclamaciones comunitarias solo reflejan la incertidumbre ante una operación contractual rescindida por una de las partes, sobre mercancías, incluidos los armamentos. Del actual litigio solo derivará una compensación por la cancelación a destiempo del contrato, porque no impera la obligatoriedad en la selección de los mercados fuera de la Unión Europea. La Estrategia de Seguridad de la Unión Europea y el Tratado de Lisboa que rigen la vida de ésta, sugieren, pero no obligan a relaciones comerciales exclusivas con uno o más Estados no miembros.

La creación de AUKUS como nueva alianza regional, revitaliza como actor al Reino Unido, mitigado hasta la ejecución del Brexit, que rescindió los compromisos asumidos con su salida de la UE y puede generar  un mayor proteccionismo británico hacia Australia.

AUKUS reforzará la capacidad militar de sus Estados fundadores, que proclaman constituir una barrera para contener la pujanza o las “amenazas” de China, país con el que Francia prioriza su comercio y colaboración regional, asunto priorizado durante el más reciente diálogo entre la saliente canciller federal alemana y el presidente francés.

Se anticipa que Francia protestará durante la próxima cumbre de la OTAN, a celebrarse en Madrid, sin consecuencias inmediatas, porque se trata de sustituir una venta por la de otro integrante de la Alianza. La sustitución del contrato franco-australiano por otro, más ventajoso con Estados Unidos, plantea un discurso poco común entre países miembros de la OTAN, sin olvidar que Australia constituye un eficaz auxiliar en su condición de asociado a la organización atlántica. Los diferendos en el seno de la organización se mantienen históricamente, como sucede entre Grecia y Turquía, sin que se produzca una ruptura o salida la organización.

Con tradicionales y nuevas alianzas, los nexos entre Francia y Estados Unidos mantendrán su ritmo, según las circunstancias. Ante dificultades visibles, las relaciones trasatlánticas han prevalecido, primordialmente, sobre temas económicos y para la seguridad común. La Casa Blanca anticipa contactos con París, con la finalidad de mitigar las actuales diferencias entre las partes, porque el país europeo es declarado un aliado vital para Washington.

Mucho puede especularse sobre el diferendo en torno a los submarinos, pero no hay que descartar una carrera armamentista, con  mayor presencia nuclear, cercana al Mar Meridional de China, declarada la principal amenaza por Estados Unidos y sus tradicionales aliados. En este caso, el rango de las relaciones franco-chinas, jugaría un papel más moderado que el de otras naciones.

La República Popular China tiene razones sobradas para preocuparse por el incremento del peligro en la región. Con la venta de barcos estadounidenses a Australia,  ese país se convertirá en el séptimo en operar submarinos de propulsión nuclear, a continuación de Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia, India y Rusia, exacerbando las tensiones en la región. 

Consideraciones finales

El reciente disenso entre Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Australia por la venta de submarinos estadounidenses, contratada previamente entre Francia y Australia, solo manifiesta las contradicciones interimperialistas. La amistad no finaliza por una querella, sino que ambas partes muestran sus credenciales como potencias mundiales ante zonas de influencia y, al final se recompondrán, con la concesión de algunos intereses

Un  precursor de la geopolítica francesa, el Cardenal Armand de Richelieu, planteó en el siglo XVII que “las naciones no tenían principios, sino intereses”. Hace dos siglos Francia regaló a Estados Unidos una réplica agigantada de su estatuilla de Grenelle, que hoy señorea como estatua de la libertad en Nueva York, en símbolo amistoso entre ambos países.

Durante el transcurso de la historia bilateral han sido más frecuentes las coincidencias y alianzas que las disensiones. Así sucedió en la Segunda Guerra Mundial; durante la concertación de las potencias occidentales para eliminar al socialismo; en la actual cruzada antiterrorista; con el respaldo público a la salida de Afganistán y en el reacomodo de intereses geopolíticos en varios continentes y regiones.

No hay que llamarse a engaño: el actual disenso o diferendo en torno a la creación de AUKUS y a la sustitución de una venta por otra de submarinos nucleares es parte de la competencia de intereses, mientras las amenazas contra la paz se multiplican.

 

Referencia bibliográfica

CIPI. La Unión Europea (UE) en el balance mundial de poderes y su interacción con Rusia, China e India en Eurasia al 2025. Impactos para Cuba. Investigación. La Habana. Octubre 2020.

(EUROPA PRESS). BRUSELAS, 21 SEP. La UE acusa a Biden de deslealtad y falta de transparencia tras alianza con Australia y Reino Unido

La Jornada. Señala Francia grave ruptura de confianza por la alianza Australia-EU. AFP, Reuters y Sputnik. 19 de septiembre de 2021

Padinger, Germán. ¿Qué es exactamente Aukus, el nuevo pacto defensivo entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos? 21 de septiembre, 2021

Pascal, Cleo. Asia y las Américas. The world today. Feb-marzo 2017.

República Francesa. LIVRE BLANC DE DÉFENSE ET SÉCURITÉ NATIONALE – 20136 6. Direction de l’information légale et administrative, Paris, 2013. ISBN : 978-2-11-009358-5

SIPRI Yearbook 2021: Armaments, Disarmament and International Security www.sipriyearbook.org

https://www.diarioprogresista.es/venta-armas-desata-mayor-crisis-diplomatica-francia-eeuu-gaulle-19092021/

http://voltairenet.org/article 31401.htlm

https://www.telesurtv.net/news/china-denucia-aukus-20210922-0012.html

https://actualidad.rt.com/actualidad/404227-zajarova-recordar-francia-contrato-cancelad

 https://noticiasyprotagonistas.com/actualidad/australia-admitio-que-tenia-profundas-y-graves-reservas-sobre-submarinos-franceses/

https://www.bbc.com/mundo/noticias-58604184

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https://elpais.com/internacional/2019/07/12/actualidad/1562934134_298359.html

https://cnnespanol.cnn.com/2021/09/21/que-es-aukus-nuevo-pacto-defensivo-australia-reino-unido-eeuu-orix/

 


[1] Commonwealth. Mancomunidad de Naciones, constituida por Reino Unido en 1931, como organización proteccionista para antiguas colonias o actuales territorios “semi independientes”, que abarca a 54 países, añadidos Chipre, Malta, Mozambique y Ruanda.


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