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Cuba

Antecedentes y proyecciones de la Cumbre del Grupo de los 77 y China

octubre 13, 2023   0

La presidencia cubana pro tempore del Grupo de los 77 y China para 2023, coincide con retos enormes, resumidos para la presente etapa en catástrofes ecológicas y climáticas, los impactos económico-sociales derivados de la pandemia de COVID-19, la inestabilidad en los precios, la carencia de productos primarios, la crisis mundial, el incontenible flujo migratorio, la exacerbada militarización, la proliferación de la amenaza y del uso de la fuerza y la prevalencia de conflictos con propósitos expansionistas.

Los factores resumidos han agudizado, particularmente durante el presente bienio, los reclamos de sectores poblacionales, institucionales, regionales y temáticos, respecto a las consecuencias del colonialismo, neocolonialismo y neoliberalismo sobre las condiciones de vida actuales y las perspectivas para solucionar los problemas más acuciantes. De ello deriva un discreto, pero creciente protagonismo de los países del Sur o empobrecidos, con independencia de ideologías o sistemas de gobierno, en busca de soluciones para avanzar y que evidencia un resurgimiento del multilateralismo.

En sentido opuesto, durante 2023 las Cumbres de la UE, de esta con la CELAC, del Grupo de los 7 y del Grupo de los 20, han reflejado las contradicciones Norte-Sur y los intereses hegemónicos defendidos por los países más industrializados.

La reciente Cumbre del G’7 celebrada en Hiroshima, Japón devino en un llamado a la confrontación, a un apoyo irrestricto a Ucrania y a decisiones politizadas transgresoras del derecho y de las relaciones internacionales, mediante la agudización de las sanciones antirrusas y de llamados a la amenaza y uso de la fuerza.

La Cumbre del G’20 celebrada en Nueva Delhi, India se centró en dos temas: el papel ejercido por Turkiye y las Naciones Unidas para asegurar el envío de productos alimenticios y fertilizanes, constreñido desde el inicio del conflicto ruso-uraniano y el compromiso para aumentar la economía limpia. A pesar de las presiones ejercidas por los estadistas de países occidentales y el ucraniano, la declaración final no censuró a Rusia.

Los objetivos adoptados en Nueva Delhi fueron: lograr la estabilidad económica mundial y el crecimiento sostenible a través de la coordinación de políticas públicas entre sus países miembros; prevenir una crisis económica mundial; implementar políticas públicas en ámbitos como trabajo, energía, medio ambiente, salud y combate a la corrupción y el diseño de la arquitectura financiera internacional favorable para sus miembros.

Brasil fue electo para la próxima presidencia y se otorgó la categoría de miembro a la Unión Africana, lo que contribuirá a balancear los debates, si se toma en consideración la actual membresía: Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, República de Corea, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.

La Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en Buenos Aires, Argentina, planteó impulsar las relaciones multilaterales entre los 33 Estados miembros, que aprobaron el regreso de Brasil. La Declaración final reafirmó el compromiso para avanzar en el proceso de integración, promoviendo la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de nuestros pueblos y destacó la plena vigencia de la proclamación de América Latina como zona de paz.

Sus enunciados económicos abordaron: el compromiso con el avance en la unidad e integración regional, política, económica, social y cultural; los efectos de la COVID-19, la crisis sobre el sistema agroalimentario y un mayor endeudamiento de nuestros pueblos; la importancia de los camélidos por su aporte a la seguridad alimentaria; un saludo a la iniciativa Bridgetown para redireccionar el sistema financiero global; la necesidad de que los modelos económicos de la región prioricen el desarrollo productivo con inclusión social; la preocupación sobre las medidas restrictivas al comercio incompatibles con principios de la Organización Mundial del Comercio; garantizar el acceso universal sin discriminación a la conectividad en la era digital; un reconocimiento del papel de las tecnologías de la información y la comunicación como herramientas para el bienestar humano, el desarrollo, el conocimiento, el crecimiento económico e inclusión social; avanzar en la cooperación espacial e impulsar el diálogo con socios extrarregionales como la Unión Europea, China, India, Unión Africana y la Asociación del Sudeste Asiático.

A la tercera Cumbre UE-CELAC celebrada en Bruselas acudieron los representantes de 27 Estados miembros de la Unión Europea y 33 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, para proseguir un diálogo interrumpido hace ocho años. El debate multilateral y bilateral arrojó un balance de posiciones no idénticas entre los países de ambas regiones, unido a temas novedosos acorde con los tiempos que corren. La declaración final reprodujo los temas habituales que pretenden imponer los países ricos para condicionar el avance de sus relaciones con el resto, como son: la democracia, la transparencia electoral, los derechos humanos y el apego al Estado de derecho.

En esta ocasión, las partes imprimieron mayor fuerza a la necesidad de que finalice el bloqueo anticubano; el rechazo a la reinserción de Cuba en la relación de Estados patrocinadores del terrorismo; el reconocimiento europeo a la ignominia de la esclavitud y la búsqueda de una solución a la situación de Las Malvinas. Sin embargo, los representantes de la UE no pudieron sustraerse de aludir al conflicto en Europa, lo que provocó posiciones reticentes de latinoamericanos.

Un encuentro relacionado con la protección del medio ambiente reunió a los países de la Amazonía (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela) para su IV cumbre en la ciudad brasileña de Belem, con la participación de los ocho Estados firmantes de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), surgida en 1995.

Los debates propugnaron la reclamación a las naciones más desarrolladas de una compensación para conservar la selva. Entre sus propuestas se hallan: eliminar la deforestación en 2030 para alcanzar el desarrollo sostenible de millones de habitantes, con la introducción de una industrialización verde; demarcar nuevas tierras indígenas; aumentar el control ambiental en el campo; evitar la expulsión de los indígenas Yanomani por los buscadores ilegales de oro; una agenda para el canje de la deuda; no permitir la exploración ni explotación de petróleos u otros combustibles fósiles y efectuar en Ecuador una consulta popular relacionada con la reserva de Yasuní para reducir la explotación petrolera y de otros minerales.

Los resultados de la Cumbre de Belem serán presentados a la Asamblea General de la ONU y a la Conferencia para enfrentar el Cambio Climático (COP 28).

La reciente Cumbre del grupo de los BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, celebrada en Ciudad del Cabo, Sudáfrica mostró resultados del empeño y tenacidad y su tránsito hacia la categoría de Estados emergentes, que representan la cuarta parte de la economía y una quinta del comercio, con el 40% de la población mundial.

De los 15 países interesados en incorporarse al grupo o aspirar a préstamos en las monedas nacionales respectivas fueron aceptados seis de ellos; Argentina, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía, que diversifica la representación de regiones (particularmente del Medio Oriente y Suramérica), de etnias, economías y religiones con una contribución a la pluralidad, al ejercicio del multilateralismo, a un balance en la correlación de fuerzas, a cohesionar los debates sobre la energía y a coordinar estrategias económicas. 

La ampliación de los BRICS proveerá mayores recursos financieros, suministro de hidrocarburos, con mayor equilibrio de su precio y variables que reducirían la dependencia del dólar. La asistencia del presidente pro tempore del Grupo de los 77 y de altos representantes de organizaciones internacionales amplió el espectro de intercambios, perspectivas y conversaciones bilaterales y regionales.

Durante 2023 se cimienta un nuevo camino hacia el multilateralismo y la cohesión de intereses afines, resultado de las Cumbres de los BRICS, del Grupo de los 20 y de los 77 y China.

El G’77, fundado en 1964 se halla entre las organizaciones más numerosas del mundo y ha extendido su membresía a 134 países con dos tercios de la población mundial, de ahí la trascendencia de su integración y heterogeneidad histórica, política, económica, cultural y social. Paso a paso y en medio de la convulsión de un mundo globalizado, inestable y amenazado, los países subdesarrollados, en desarrollo o emergentes, se esfuerzan por avanzar hacia metas más ambiciosas, que procuren su estabilidad y desarrollo, con énfasis para la colaboración en el comercio, la industria, alimentación, agricultura, energía, las materias primas, las finanzas y los asuntos monetarios.

Al asumir la presidencia, el presidente cubano agradeció la confianza depositada en Cuba, enfatizó sobre “la existencia de un orden antidemocrático, que sostiene la riqueza de unos pocos a costa del empobrecimiento de las mayorías; recordó la definición en 1979 de Fidel Castro en el sentido de que mientras el Movimiento de No Alineados, venía a ser la conciencia política de los países emergentes del colonialismo y el neocolonialismo, el Grupo de los 77 había surgido como su conciencia económica”, resaltó también que “la recuperación desigual ante la pandemia costó tres años de progreso, sin acceso a recursos financieros para la recuperación y la necesidad de ofrecer una lección de unidad, cooperación y seguridad y el compromiso invariable de trabajar sin descanso, en favor del progreso real de los pueblos, con derecho a una existencia más humana, enaltecedora y digna.

La Cumbre de La Habana se desarrolló bajo la premisa de “los retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación”, reunió a 116 dignatarios y altos representantes de las 134 naciones miembros, dos tercios de los Estados miembros de la ONU y de otras organizaciones, donde habita el 80% de la humanidad. Su declaración final adoptó 46 principios que abogan por cambiar el orden financiero internacional (limitante del desarrollo de los países del sur) y destacó la condena y exigencia para eliminar las sanciones unilaterales contra las naciones en desarrollo. De los debates emanó un fortalecimiento del grupo y se acogió la voluntad de México de reanudar su participación.

Un apretado resumen de la Declaración subraya: el papel de la tecnología y la innovación; el compromiso de fortalecer la unidad y solidaridad del Grupo; las condolencias por los efectos de los desastres naturales en Marruecos y Libia; la preocupación por la agudización de los desafíos generados por un orden económico internacional injusto ocasionado por los efectos negativos de la COVID-19; las tensiones geopolíticas; las medidas coercitivas unilaterales y las múltiples crisis actuales; la fragilidad de las perspectivas económicas mundiales; el aumento de la presión sobre los alimentos y la energía; el desplazamiento de personas; la volatilidad de los mercados; la inflación y ajuste monetario; la creciente carga de la deuda externa; el aumento de la pobreza extrema y de las desigualdades; los efectos adversos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, la degradación del medio ambiente y las brechas digitales; la urgencia de una reforma integral de la arquitectura financiera mediante mayor  representación de los países en desarrollo en los órganos decisores mundiales; la  convicción de consagrarse colectivamente a la consecución del desarrollo mundial y de una cooperación para el desarrollo científico y tecnológico que beneficie a todos; el rechazo a la imposición de medidas coercitivas con impacto territorial, en detrimento del disfrute de los derechos humanos; el rechazo a los monopolios tecnológicos y otra prácticas desleales y la preocupación sobre la distancia que separa a los países en desarrollo para implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Resumen final

  • La sucesión de debates en Cumbres regionales y temáticas sobre las urgencias socio-económicas, científicas, tecnológicas y políticas de los países en desarrollo ha articulado acuerdos, que al mediano y largo plazos contribuirían a soluciones conjuntas.
  • La creciente concertación entre los países del Sur erosiona la prepotencia de los países más industrializados en su control de los recursos naturales y los productos, sus precios, la obtención de créditos, la innovación, la obtención de tecnologías y la investigación científica para la salud y el medio ambiente, entre otros.
  • Se presenta un cambio paulatino hacia el multilateralismo y tanto en la CELAC, como en los BRICS y, especialmente en el G’77, se permite avizorar una nueva situación en el contexto internacional.
  • Los temas discutidos y los acuerdos alcanzados en la Cumbre de La Habana impactan por su acometividad, valentía y proyecciones.
  • La Cumbre del G’77 en La Habana allanó el camino para el fortalecimiento del multilateralismo y una mayor cohesión en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde abundaron los reclamos contra sanciones, bloqueos, control de las riquezas y del mercado, el intercambio desigual, la dolarización, el monopolio científico y tecnológico y la depredación del medio ambiente.
  • La omisión y el silencio de los gobiernos primer-mundistas y de la gran prensa sobre la Cumbre del G’77 presidida por Cuba pretenden ocultar la realidad y la reticencia de los primeros a que los países del Sur progresen en su reivindicaciones y acometan estrategias que coadyuven a un desarrollo sostenible económico, científico y tecnológico.

Referencias bibliográficas


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