El conflicto en Ucrania: desencuentros entre Washington y Riad
El Reino de Arabia Saudí considera con carácter estratégico sus vínculos con los Estados Unidos de América; de ese modo reza en el Comunicado emitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores saudí, que vio la luz el 13 de octubre de 2022, cuyo contenido constituye un hito en el contexto de las relaciones bilaterales entre Riad y Washington.
El Comunicado establece que: “El Gobierno del Reino de Arabia Saudí le gustaría esclarecer (…) su creencia en la importancia del diálogo y el intercambio de puntos de vista con sus aliados y socios fuera del grupo de la OPEP+, (…).
Añade, asimismo, que: “(…) considerando la situación en los mercados de petróleo, el Gobierno del Reino esclareció, a través de sus consultas continuas con la Administración estadounidense, que todos los análisis económicos indican que posponer la decisión de la OPEP+ por un mes, según lo que ha sido sugerido, hubiera tenido consecuencias negativas”.
Medios estadounidenses y occidentales de prensa y reacciones en las redes sociales, a propósito de la decisión adoptada por el Reino, traducen en la práctica que el presidente Biden trató de forzar a Riad a retrasar los recortes en la producción (tanto del Reino, como de la OPEP+), hasta posterior de las elecciones de medio término en los Estados Unidos, al calor de su visita oficial a ese país, en julio último.
La OPEP+ (los 13 miembros y 11 no miembros, incluyendo a Rusia) anunciaron el 5 de octubre pasado el recorte de la producción diaria de crudo, por un monto de dos millones de barriles diarios, haciendo caso omiso a las solicitudes y presiones ejercidas por Washington, que en su lugar reclamaba incremento de la producción.
En medio de incertidumbres sobre el futuro de la evolución de los precios de los hidrocarburos, a escala global, en medio del conflicto en Ucrania, merece recordar
que los precios tuvieron una cota de 120 dólares el barril, en junio, mientras la cotización en el momento del anuncio de la OPEP+ es de 80 dólares el barril.
Cabe referir que, el ejercicio electoral de medio término en los Estados Unidos trazado para el 8 de noviembre se torna bien reñido, tomando en consideración lo reflejado por las principales firmas encuestadoras y medios de comunicación de ese país –a mediados de octubre–, estas coinciden en subrayar dicha tendencia en la disputa entre demócratas y republicanos.
El texto subraya que: “El Gobierno del Reino de Arabia Saudí afirma que todo intento de distorsionar los hechos sobre la posición del Reino respecto a la crisis en Ucrania son desafortunados, y no cambiarán la posición de principios del Reino, incluyendo su voto de apoyo a las resoluciones de las Naciones Unidas sobre la crisis rusa-ucraniana, (…)”.
Y, prosigue: “(…) basada en la posición del Reino sobre la importancia para todos los países de adherirse a la Carta de las Naciones Unidas, principio de la ley internacional, y el rechazo del Reino de toda infracción de la soberanía de los países sobre sus territorios”.
Lo significativo de este nuevo desencuentro, es que pone en la palestra el hecho de que Riad representa un mercado significativo para las ventas de armamento y equipamiento estadounidense, cuyas cotas alcanzaron niveles récords multimillonarios con las administraciones Obama y Trump.
Al mismo tiempo, Riad ha sido una de las capitales de Medio Oriente que ha estado conectada e interactuado con las ejecutorias estadounidenses, dirigidas contra Irak, bajo el régimen de Saddam Hussein, y contra la Revolución Islámica en Irán, ambas capitales asumidas como actores antagónicos, tanto en lo político como lo religioso, en cuyo proceso han estado coincidiendo los macro-objetivos de la superpotencia y
los micro-objetivos del estado árabe, con la mira de legitimar su proyección como potencia regional.
Del lado estadounidense, las reacciones han sido virulentas en diferentes ámbitos de la política contra el estado árabe, que tuvieron su punto culminante en la posibilidad de “repensar” las relaciones; idea esta que fue esbozada por el presidente Biden a CNN, enfoque sublimado por funcionarios de la Casa Blanca y el Congreso, donde hubo arremetida contra la decisión de Riad.
Al respecto, aparece el llamado del senador Bob Meléndez (D-Nueva Jersey), quien se pronunció por el congelamiento de la cooperación con Arabia Saudi, incluyendo la venta de armamentos. Por su parte, el representante Ro Khanna (D-California), también se manifestó al citado medio televisivo en favor de represalias en lo tocante a la venta de armas, citado por el rotativo online The Hill.
Mientras, el senador Bernie Sanders (I-Vermont), severo crítico del tipo de vínculo existente entre Washington y Riad, así como en el terreno de los derechos humanos, llamó por la retirada de las tropas estadounidenses de territorio saudí y el fin de la ayuda militar al Reino, cuyo criticismo ha sido numeroso en el campo demócrata en ambas cámaras del Capitolio Hill.
Concretamente, ya se han dado los primeros pasos sancionatorios en ambas cámaras, en correspondencia con las quejas y denuncias formuladas por los miembros del Congreso, cuestión esta que abre otro episodio complicado para los vínculos bilaterales entre Washington y Riad, ahora en pleno conflicto en Ucrania.
Merece mencionar, que en la Cámara de Representantes ya fue presentado un proyecto legislativo por los los congresistas Sean Casten (D-Illinois), Tom Malinosvski (D-Nueva Jersey) y Susan Wild (D-Pensilvania) dirigido a la retirada de las tropas estadounidenses y el equipamiento militar pesado acompañante de Arabia Saudí.
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