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Estados Unidos

El lobby judío estadounidense y la limpieza étnica en Gaza

Otros autores: MSc. Guillermo Suárez Borges, investigador del CIPI
febrero 15, 2024   0

Hoy en día hay varios conflictos en la geopolítica que constituyen verdaderos peligros para el mantenimiento de la paz mundial. Uno de ellos, entre Israel y Palestina, que, aunque no es nuevo, ha alcanzado niveles inimaginables y no se avizora una verdadera solución pacífica a corto plazo que le otorgue a los palestinos sus derechos como estado.

De acuerdo con la posición de Estados Unidos como aliado de Israel, consideramos de interés una mirada por dentro a los distintos sectores judíos que existen en Estados Unidos y cuál es su dinámica y perspectiva en relación con el conflicto ya señalado.

Existen tres organizaciones que conforman el lobby israelí: el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel, por sus siglas AIPAC; Cristianos Unidos por Israel, por sus siglas CUFI y Conferencia de Presidentes de las Mayores Organizaciones Judías de los EE.UU. (CoP).

Las tres han desarrollado influencia en el Congreso estadounidense para que EE.UU. apoye al estado de Israel y sin dudas, tienen incidencia en la política exterior de ese país. El lobby judío ha contribuido a acallar las críticas que hayan podido existir sobre la política de Estados Unidos de apoyo a Israel.

De las organizaciones conformadas por los judíos en EE.UU. para influir en la política exterior estadounidense, el AIPAC es el más poderoso y conocido, que según la revista Fortune está en segundo lugar en “la lista de poder político”. Lo distingue de otros lobbies por su gran eficacia con dos estrategias básicas: ejercer influencia significativa tanto en el Congreso, como en el Ejecutivo para el apoyo a Israel y asegurarse que el discurso público sobre Israel sea positivo reiterando sus mitos y dando relevancia pública a la opinión de Israel en los debates políticos diarios con el objetivo de evitar comentarios críticos que pudieran permear el apoyo de los Estados Unidos hacia ese país. Posee una gran cantidad de dinero para ejercer financiamiento que respalde sus objetivos.

De acuerdo con lo anterior, la coyuntura actual es caldo de cultivo para poder controlar por parte del lobby esos objetivos, pues la situación se torna compleja con los niveles que va alcanzando el conflicto armado entre Israel y Palestina y la trascendencia en los medios públicos, a lo que se suma el incontrolable poder de difusión de las redes sociales

La desmedida respuesta israelí sobre Gaza, aun maquillada y manipulada por los medios de siempre, tendrían esta vez un enemigo muy poderoso: la gente común con sus teléfonos. Las barbáricas imágenes del genocidio en Israel se harían virales en cuestión de horas y un movimiento dormido en EE.UU. se haría presente más que a favor de Palestina, en contra de la carnecería sionista.

El por ciento de población judía en Estados Unidos es muy inferior proporcionalmente a la representación política en la Cámara y el Senado, a lo que se le añaden algunos gobernadores, fiscales y otros funcionarios como el Secretario de estados Anthony Blinken; la Secretaria del Tesoro Janet Yellen; el Fiscal general Merrick Garland, entre otros, que se traduce en poder ejercido para defender y apoyar el estado de Israel.

Sin embargo, se aprecia una nueva situación dada por fracturas dentro del Partido Demócrata al que pertenecen mayormente los judíos, en relación con el apoyo a Israel. A esto se suman las posiciones de los jóvenes, muchos de los cuales no están de acuerdo con la guerra desproporcionada de Israel contra Palestina. En ese sentido es preocupante y sería un factor a valorar, la creciente tendencia en contra de Israel por parte de la opinión pública dentro de Estados Unidos y en el mundo; aspectos que la actual Administración debe tomar en cuenta en un año de elecciones.

Hasta el momento se han organizado numerosas manifestaciones dentro de EE.UU. de apoyo a Palestina, convocadas, sobre todo, por sectores jóvenes. Muy activo se ha mostrado el colectivo Jewish Voice for Peace que ha solicitado al gobierno del presidente Biden que retire su apoyo a Israel y le recalca que “todavía puede ser un presidente” que luchó “contra el genocidio”.[1]

Los judíos en distintas ciudades de Estados Unidos han solicitado un alto al fuego apelando a que el Gobierno de Estados Unidos está financiando las armas que envía al ejército israelí con los impuestos que ellos pagan, razón por la que muchos están siendo amenazados por las redes sociales y temen otras reacciones, para evitar continúen con sus protestas.

Según una encuesta de Gallup en marzo 2023 se registró un cambio de tendencia social en la población de EE.UU. Por primera vez en más de 20 años, los votantes demócratas mostraron una mayor afinidad con la sociedad palestina (49%) que con la israelí (38%) al abordar el conflicto en Oriente Medio y eso sucedió solo unos meses antes de la guerra actual donde en un promedio de doce meses desde el 2022 la simpatía de los votantes demócratas por los palestinos aumentó en 10 puntos.

Esta clara tendencia en contra de Israel ha sido asumida como un reto por los sectores más conservadores vinculados al lobby judío. Las acusaciones de antisemitismo endosadas a cualquiera que salga en defensa de Palestina se han hecho comunes, casi tanto como el macartismo utilizo la “amenaza roja” hace 80 años.

La mejor prueba de ello ha sido el sacrificio público de profesionales y celebridades de relieve en EE.UU. por supuestas posturas antisemitas. Tres presidentas de tres de las principales universidades estadounidenses han sido forzadas a abandonar sus cargos por no querer repetir el discurso sionista, entre ellas Claudine Gay, primera presidenta negra de Harvard University. En Hollywood, Susan Sarandon, Melissa Barrera, John Cusack, entre otros, han visto afectados sus bolsillos por salir en defensa de Palestina

Viendo la otra cara de la moneda, no se puede obviar, que según el profesor Ari Y. Kelman de la Universidad de Stanford, el factor religioso es un parámetro a tener en cuenta ya que entre los judíos más ortodoxos se tiende más hacia posturas conservadoras.

La tendencia de apoyo a los demócratas debe manifestarse en el electorado árabe y judío en las elecciones que se avecinan, pero podría variar si Estados Unidos no incita a un alto al fuego al Gobierno israelí. El voto de la comunidad judía es significativo porque es un sector poblacional movilizado y con tasas de abstención muy bajas.

Lo cierto es que un sondeo realizado por Data for Progress arrojó que el electorado del Presidente Biden aboga por un alto al fuego y reducción de la violencia en Gaza por parte de EE.UU., elemento circunstancial que pudiera tomarse en cuenta como pininos para una reconsideración de la actual Administración estadounidense en su apoyo a Israel en este conflicto.

A pesar de estos índices pre electoreros, que de seguro han forzado a los diseñadores de la política comunicacional del Presidente de EE.UU.  a hacer creer que el “está molesto con Netanyahu”, al que siempre llama Bibi, los intereses geopolíticos no mienten y desde la oficina oval, Biden, un pro sionista con un récord claro en su vida política, ha desplegado todos los esfuerzos posibles para que el dinero y las armas no falten a su aliado preferido.

Entretanto, el lobby sionista se apresta a hacer control de daños para que los que ha sucedido esta vez, no vuelva a ocurrir. Los poderosos ultra millonarios que respaldan a Israel abren sus billeteras para que pasen a engrosar los presupuestos de las principales universidades de la unión, y no salga desde allí, una crítica más.


[1] Elsaltodirario.com


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