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El Paquete Humano

julio 24, 2018   0

Leyla Carrillo

 

 

Lic Leyla Carrillo Ramírez

leyla@cipi.cu

En el giro comercial un paquete consiste en un lío o envoltorio no muy abultado. En otras esferas puede alcanzar dimensiones imprevistas, al envolver objetos más complejos y voluminosos.

Aunque parezca cruel decirlo, de la forma en que se complica la migración en la Unión Europea (UE), da la impresión de convertirse en un paquete humano que los vendedores procuran distribuir. Las recientes discusiones en Bruselas del Consejo de la UE, con la asistencia de sus 28 Estados miembros así lo sugieren.

La disparidad de criterios en torno a una nueva política de asilo para la UE asemeja un mercado donde varios países apuestan por obtener fondos que les facilite acoger  a los desplazados y migrantes, clasificarlos entre los probables asilados, deportar a los sobrantes y albergarlos en nuevos centros de detención.

Los dos países más involucrados en la supuesta “nueva política”, motivado por su desarrollo económico y el reclamo de asilo son Francia y Alemania. En la primera hace varios meses se discute en el parlamento una reforma migratoria, que aceleraría el rechazo y las deportaciones, a pesar de las críticas por organizaciones internacionales, como la ONU, sobre las ínfimas condiciones de vida en el denominado centro de acogida de Calais, que ha servido de tránsito hacia el Reino Unido de aquellos que intentan permanecer en Europa.

Sin embargo, la apuesta por la nueva política corresponde a Alemania, después de una crisis alentada por el otro partido integrante de la coalición gubernamental, la Unión Social Cristiana, lo que inclinó a  la Canciller Federal a cesar la acogida y cerrar las puertas a los inmigrantes indeseados para evitar que se fragilizara la citada coalición. Por ello Berlín decidió lo que propugna el partido de extrema derecha.

Durante la Cumbre promovida por Alemania destacaron tres posiciones: la de España, que compartió con Francia y Alemania la creación de centros controlados en  países de la UE donde desembarquen los inmigrantes  y destacó su atención humanitaria en primera instancia, antes de gestionar el asilo o enviarlos a centros de internamiento temporal, cuyo siguiente paso sería la deportación. La delegación española propulsó la incorporación de toda Europa y la financiación de ese método.

El Primer Ministro italiano propuso e implementó un “cambio radical” en la política migratoria de ese país y de la Unión Europea y bloqueó en varias ocasiones los acuerdos, mediante la adopción de una línea dura contra la migración, expresada claramente cuando rechazó, junto a Malta, al barco Aquarius, con 600 personas a bordo, finalmente acogidas en Valencia, España.

Las divergencias comunitarias resultan más evidentes con la postura asumida por el Primer Ministro húngaro, quien procura suspender el acuerdo Schengen de libre circulación, alegando proteger a la cercana Alemania de una avalancha diaria de hasta cinco mil personas, provenientes del sur europeo y con ello evitarles una crisis gubernamental. A la vez refuerza sus fronteras.  

La Cumbre sobre migración arrojó más disensiones que acuerdos y, según los entendidos, no acordó nada nuevo y solo fue un intento por “salvar el rostro”, mientras cada uno seguirá haciendo lo que estime más conveniente para sus intereses. Italia y Grecia recibieron opciones  para establecer centros de inmigrantes en su territorio y la posibilidad de revisar las reglas distributivas; aumentar su seguridad fronteriza y acelerar el proceso para la concesión de asilo o extradición.

Sin embargo, la novedad no radica en la Unión Europea, porque durante la reciente Cumbre de la Unión Africana hubo un rechazo bastante amplio entre sus 55 países miembros a la novedosa propuesta de la Comisión Europea, que estudiaría instalar centros de inmigrantes fuera de su territorio. Adivinemos en dónde: precisamente en el continente africano. Este elemento y el reciente acuerdo global sobre migración discutido en Naciones Unidas arrojan un nuevo sesgo sobre “el paquete migratorio”. Sigamos su huella.


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