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El presupuesto militar de EE.UU. para el año fiscal 2018 y el Complejo Militar Industrial

junio 2, 2017   0
Enrique Martínez

Enrique Martínez

 

 

 

MSc Enrique R. Martínez Díaz

Los recientes acontecimientos relacionados con la política de la actual dirigencia de EE.UU. respecto a los asuntos militares confirman los criterios de que el equipo del 45to Presidente de los Estados Unidos, Mr. Donald John Trump favorecerá la aplicación de la fuerza o la amenaza de la misma, así como el incremento de los gastos militares de esa nación en los próximos años, dando un nuevo impulso a la carrera armamentista.

Coincidiendo con el inicio de su primera gira internacional,  fue presentado el proyecto de presupuesto para el Año Fiscal 2018 (FY 2018), bajo la denominación de Una Nueva Fundación para la Grandeza Americana[i], en el cual, en la página 17 se plantea la decisión de eliminar el llamado “secuestro” e incrementar en 54 mil millones de dólares el gasto de defensa, incluyendo 52 mil millones de dólares más para el presupuesto del Departamento de Defensa, y otros dos mil millones para gastos relacionados con la defensa en otros departamentos (como es el caso del Departamento de Energía,  que recibe asignaciones para el mantenimiento de las armas nucleares). Este incremento es  respecto a lo que se había planificado para ese período en la propuesta de presupuesto anterior, hecha por el gobierno de Barack Obama (generalmente, cuando se hace la propuesta de presupuesto para un año fiscal dado se  enuncia la proyección para los años siguientes).

De tal forma, podemos ver a continuación los presupuestos de defensa planificados para los venideros años fiscales, según se señala en la Tabla S-7, página 40 del documento emitido por la Casa Blanca al cual hacemos referencia:

AÑO FISCAL       PROPUESTA ANTERIOR    PROPUESTA ACTUAL

FY 2018                          549 mil millones USD         603 mil millones  USD

FY 2019                          562 mil millones USD         616 mil millones  USD

FY 2020                          576 mil millones USD         629 mil millones  USD

FY 2021                          590 mil millones USD         642 mil millones  USD

FY 2022                          605 mil millones USD         655 mil millones  USD

FY 2023                          620 mil millones USD         669 mil millones  USD

FY 2024                          636 mil millones USD         683 mil millones  USD

FY 2025                          652 mil millones USD         697 mil millones  USD

FY 2026                         668 mil millones USD         712 mil millones  USD

FY 2027                         685 mil millones USD         727 mil millones  USD

 

En total, entre los FY 2018 y 2027 había previsto un gasto militar de unos 6 billones 144 mil millones de dólares, y la nueva propuesta asciende a 6 billones 633 mil millones, 489 mil millones más.

Consideramos que los altos mandos militares, y los empresarios del Complejo Militar Industrial deben estar satisfechos. No obstante, no debemos olvidar que tras esta propuesta comienza una importante puja dentro del Congreso estadounidense a fin de decidir qué programas se beneficiarán más y cuáles serán perjudicados, proceso en el cual muchas veces influyen más los intereses de las transnacionales y las aspiraciones electoreras, que los verdaderos intereses del país. Por solo poner un ejemplo, se conoce que la Marina de Guerra estadounidense (US NAVY), con el apoyo del presidente Trump, está optando porque se autoricen fondos para acelerar el programa de construcción de buques de guerra, con el objetivo de llegar a una fuerza de unos 355 navíos para el FY 2025 (actualmente la US NAVY cuenta con 280 buques aproximadamente). La argumentación principal es el notable crecimiento de la marina de guerra de la R.P. China. En ocasiones muchas de las alegaciones de los altos jefes militares norteamericanos reclamando más fondos para sus programas armamentistas son verdaderamente patéticas, y algunas rozan el ridículo.

La argumentación para semejantes gastos no resiste el más mínimo cuestionamiento objetivo. Desde hace mucho tiempo, EE.UU. es la principal potencia militar del planeta, y su gasto militar es equivalente o superior a lo que gastan los 10 países que le siguen en los listados que se publican anualmente por los principales centros de investigaciones relacionados por el tema, por cierto, ninguno sospechoso de filiación comunista.

De acuerdo al reporte[ii] del Instituto de Estudios sobre la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés), en su página 2, en el año 2016 el gasto militar mundial fue de un billón 686 millones de dólares; de ellos, EE.UU. fue el de mayor gasto con 611 mil millones de dólares[iii], lo que representó el 36 % de ese rubro a nivel mundial; la República Popular China, segunda en el “ranking”, según el SIPRI,  gastó 215 millones (una tercera parte aproximadamente de lo que gastó EE.UU.). Las 15 naciones de mayor gasto mundial, sumados sus montos en ese año, llegaron a un billón 360 mil millones de dólares, un 80 % del total mundial; el gasto de EE.UU. fue superior a lo que gastaron los diez países que le siguieron el “ranking”: 596 millones de dólares.

Súmese a eso que,  de las mayores empresas productoras de armamentos en el mundo, las empresas estadounidenses  representaron en el año 2015 (fecha del más reciente informe[iv] del SIPRI sobre el tema) el 56,6 de todas las ventas de armas a nivel global, y que de las 10 empresas mayores de esa rama, 8 son norteamericanas.

Otra fuente, como el Balance Militar de 2016 del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, un “think tank” con sede en Londres, plantea que en el año 2015 el gasto militar de EE.UU. fue de 597,5 miles de millones de dólares, un 38,3 % del gasto mundial.[v]

En la misma cuerda del reforzamiento militar, el presidente Trump, durante su visita a Arabia Saudita, a partir del 20 de Mayo de 2017 y hasta el 22 de ese mes, acordó que a ese reino mesooriental se le venderían armamentos y medios de combate por una suma ascendente a unos 110 mil millones de dólares, dentro de unos acuerdos comerciales globales que ascendieron a 380 mil millones de dólares.

Posteriormente el presidente Trump visitó a su aliado Israel; aun cuando no se hicieron anuncios en ese sentido, es muy probable que el gobierno de Tel Aviv haya recibido promesas de incremento de la gran ayuda militar que le da EE.UU.; el último monto anunciado en ese rubro, por un período de 10 año, fue hecho por el ex presidente Barack Obama, y ascendía a 38 mil millones de dólares.

Posteriormente, al reunirse en Bruselas con sus colegas de la OTAN, para inaugurar la nueva sede de esa alianza belicista, el día 25 de Mayo de 2017,  el presidente estadounidense se quejó de que solo cinco de los 28 miembros de esa organización cumplen con el empleo del 2% de su PIB en el gasto militar; planteó que si todos hubieran cumplido ese compromiso en el 2016, la OTAN habría tenido 119 mil millones de dólares más para sus actividades. Con un cierto tono amenazador exigió que se cumpliera ese objetivo.

Lo cierto,  nuestro criterio, es que los pasos que da esta administración asentada en Washington parece encaminados a reforzar la superioridad militar norteamericana,  y proyectar en uso de la fuerza como instrumento principal de la política exterior. Las más recientes acciones parecen confirmar esta tendencia, si valoramos el despliegue del sistema THAAD en Corea del Sur; el despliegue de hasta dos Grupos de Choque de Portaaviones hacia el Mar de Japón, y su participación en ejercicios militares combinados con las fuerzas militares de la República de Corea (a lo que se suma el despliegue de bombarderos estratégicos B 1B hacia esa candente región), Podemos sumar el lanzamiento de la “Madre de todas las Bombas” (MOAB 143) en Afganistán, la primera vez que se utiliza semejante artefacto en acciones combativas; la amenaza de enviar más tropas a ese país centroasiático, revirtiendo la política de Obama de retirada gradual del conflicto. También han amenazado con incrementar sus acciones en el Medio Oriente, en específico en Siria  e Irak.

Parece que el actual inquilino de la Casa Blanca no tiene asesores lo suficientemente informados para recordarle los estruendosos fracasos que ha sufrido EE.UU. en sus últimas aventuras militares: Viet Nam, Afganistán e Irak; en estas dos últimas conflagraciones, después de cerca de 15 años, la situación no es para nada de paz y seguridad. En otros lugares donde sus acciones militares no fueron directas, tampoco hay una situación favorable: Somalia, Libia y ahora Siria.

Es hora que los políticos norteamericanos comprendan que es más importante buscar la paz mediante las negociaciones y el respeto al derecho de los pueblos, y no mediante la imposición, la violencia y la guerra.

 

 


[i] The White House Office of Management and Budget. BUDGET OF THE U. S. GOVERNMENT A New Foundation For  American Greatness. Fiscal Year 2018.  Washington DC , May 2017 https://www.whitehouse.gov/sites/whitehouse.gov/files/omb/budget/fy2018/budget.pdf

[ii] SIPRI FACT BOOK. TRENDS IN MILITARY EXPENDITURE 2016. STOCKHOLM, APRIL 2017 https://www.sipri.org/sites/default/files/Trends-world-military-expenditure-2016.pdf

[iii] aquí se incluyen los gastos que representan para EE.UU. sus operaciones militares en el exterior, y otros gastos que no se incluyen en el presupuesto.

[iv] SIPRI FACT BOOK THE SIPRI TOP 100 ARMSPRODUCING AND MILITARY SERVICES COMPANIES, 2015, STOCKHOLM DECEMBER 2016

https://www.sipri.org/sites/default/files/The-SIPRI-Top-100-2015.pdf

[v] IISS, The Military 2016, Chapter Two, page 19. LONDON, FEBRUARY 2016


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