El proceso de modernización de China

Intervención del MSc. Eduardo Regaldo, investigador del CIPI, en el Diálogo Global "China en la Primavera: China y el Mundo, Oportunidades Compartidas"
Buenos días. En primer lugar, es oportuno reconocer la feliz iniciativa de las partes china y cubana de convocarnos a participar en el Seminario Diálogo Globales de China en la Primavera, ya que incluye varias temáticas que nos facilitará una mayor comprensión de la dinámica interna de China, de sus relaciones internacionales y de las relaciones bilaterales entre ambos países.
Específicamente, el tema que me corresponde exponer, la modernización de la República Popular China, es de gran interés, pues posibilita profundizar en la comprensión de sus profundas transformaciones internas desde 1978, así como su impacto global y su contribución al desarrollo de un paradigma alternativo.
Para exponer el complejo y profundo proceso de modernización de China en tan solo 10 minutos de los que dispongo, trataré de responder, básicamente, a tres preguntas de manera muy concisa: en primer lugar, ¿cuáles son los elementos distintivos del proceso de modernización de China en contraste con la modernización tradicional de Occidente? En segundo lugar, ¿cuáles son sus impactos internos? Y, por último, ¿Cuáles son sus efectos en el sistema internacional?
En el contexto del siglo XVIII, China se enfrentó a limitaciones tanto internas como externas que le impidieron integrarse a la Revolución Industrial, que marcó un impulso de un proceso de modernización de varios países occidentales. Esta circunstancia provocó una etapa de marcada vulnerabilidad para China, que posteriormente le condicionó la entrada al siglo de la humillación.
El proceso de modernización predominante en Occidente se ha caracterizado por el fomento de la industrialización y el desarrollo económico, la urbanización acelerada y el avance de la innovación tecnológica. Sin embargo, también se ha distinguido por la exacerbación de la brecha entre clases sociales, el individualismo extremo, la fragmentación de los lazos sociales, la concentración de la riqueza en élites, la degradación ambiental, la explotación insostenible de los recursos naturales y el colonialismo y la explotación global. Se trata de un proceso caracterizado por jerarquías de poder, exclusión, conflictos y vinculado de manera inseparable a las relaciones de explotación y subordinación de otras naciones.
Desde que China no pudo integrarse en la Revolución Industrial, se implementaron múltiples iniciativas de modernización que no obtuvieron los resultados esperados. El proceso de modernización en China ha sido un fenómeno largo y complejo, sujeto a la influencia de múltiples factores internos y externos.
A raíz del proceso de reforma y apertura iniciado en 1978, China asumió una nueva concepción del proceso de modernización inspirada en la revitalización de la nación, que le ha dado sentido y dirección al proceso reformista, y le ha permitido realizar transformaciones estructurales profundas, erradicar la pobreza extrema y posicionarse como la segunda economía mundial.
La modernización de China posee características comunes con las de otros países, pero esencialmente se caracteriza por sus particularidades, determinadas por su arraigo a los fundamentos históricos, políticos, económicos y culturales distintivos de la nación china. En otras palabras, responde a las condiciones específicas del país, lo que la diferencia de los modelos occidentales y de otras experiencias de desarrollo.
La modernización de China no se limita al desarrollo económico, sino que es un proceso multidimensional que implica transformaciones estructurales, económicas, políticas y culturales, orientadas hacia la adopción de instituciones, tecnologías y valores asociados con la racionalidad, la innovación y el progreso de la sociedad contemporánea, por lo que se busca un avance coordinado y equilibrado en todas las áreas.
Uno de los rasgos determinantes de la modernización de China es el papel dirigente del Partido Comunista, que ha diseñado y conducido el proceso de modernización dentro del modelo socialista con características chinas, lo que le permite diferenciarse de otros modelos y mantener su identidad política y económica. El Partido promueve la modernización del país con gran iniciativa y coraje político, fomentando la innovación teórica y la adaptación del marxismo a la realidad china y al contexto internacional.
La dirección del Partido Comunista ha dotado a la modernización del país de un control centralizado, una planificación a largo plazo y una coordinación nacional, a la vez que prioriza la estabilidad a largo plazo, el bienestar colectivo y su liderazgo político de vanguardia en la sociedad china.
Tras una lectura objetiva y pragmática de su experiencia y su contexto internacional, la modernización de China se asienta sobre los pilares de una economía mixta, en la que se combinan los mecanismos de un sistema socialista de economía de mercado con la participación activa del Estado en sectores estratégicos.
La innovación y la autosuficiencia tecnológica son otras características que definen el proceso de modernización de China. El país se ha centrado en el desarrollo tecnológico y la innovación con el propósito de crear fuerzas productivas de alta calidad, situarse a la vanguardia de la innovación global y reducir la dependencia externa en áreas críticas.
A diferencia de la modernización occidental, que responde a los intereses de las élites y aumenta las brechas sociales, la modernización de China ha situado al ser humano y a la prosperidad común en el centro de sus políticas.
Muy contrario a la degradación ambiental que identifica la modernización occidental, la modernización de China se distingue por su empeño en alcanzar una coexistencia armoniosa con la naturaleza. Entre las directrices centrales del proceso de su proceso de modernización se encuentran la promoción de una civilización ecológica, el fomento de las energías renovables, los proyectos de reforestación y el establecimiento de un equilibrio entre el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental.
La modernización de China no se limita al crecimiento económico, sino que también incluye una revitalización cultural cuyo objetivo es preservar sus valores tradicionales. Este proceso implica alcanzar un equilibrio entre el avance tecnológico, la industrialización, la innovación y la conservación de su herencia milenaria en ámbitos como el arte, la filosofía y las prácticas ancestrales.
El desarrollo pacífico y la cooperación global son rasgos identitarios de esta modernización, que contrasta radicalmente con la occidental. China ha hecho hincapié en su rechazo a las prácticas colonialistas o explotadoras en las relaciones internacionales y ha promovido asociaciones basadas en la cooperación mutua. A diferencia de los modelos históricos de dominación, China defiende un multilateralismo inclusivo, respalda organismos internacionales como la ONU y promueve plataformas y foros de cooperación.
Existen resultados en las diferentes áreas que indican que la modernización con características chinas ha transformado al país en múltiples dimensiones, que se pueden resumir:
- El país ha experimentado un crecimiento sin presentes que lo ha convertido en la segunda economía mundial. China es el mayor productor mundial de electrónica, paneles solares y líder en vehículos eléctricos.
- En tan solo 40 años, más de 800 millones de personas salieron de la pobreza extrema, cumpliendo la meta de la ONU una década antes de lo previsto. El 95 % de la población tiene acceso a un seguro médico básico. El país posee una tasa de alfabetización del 99.8 % y 44 millones de estudiantes universitarios, lo que constituye el sistema más grande del mundo.
- El país ha logrado el liderazgo en la innovación tecnológica, sobre todo en 5G y telecomunicaciones. Logros significativos en la exploración espacial y en la inteligencia artificial.
- China ha podido construir una infraestructura de clase mundial, con lo cuenta una red ferroviaria de alta velocidad que representa el 75 % del total mundial. Han construido megaciudades inteligentes.
- El país ha avanzado significativamente en la sostenibilidad ambiental. China es el país que más invierte en energía solar y eólica a nivel mundial (40 % del total global en 2023). Posee una importante movilidad verde, ya que cuenta con el 60 % de los autobuses eléctricos del mundo. Ha llevado a cabo una impresionante reforestación, recuperando 500 000 km² de tierras áridas desde 1978.
- China ha incrementado su influencia y su capacidad diplomática a escala mundial, a través de su desempeño clave en la OMC, el BRICS y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB). China es el principal país de la Cooperación Sur-Sur.
En cuanto a los desafíos, el proceso de modernización tiene retos pendientes, entre los que se encuentran la desigualdad regional, el envejecimiento poblacional, la presión ambiental (con emisiones de carbono aún altas, que suponen el 28 % del total mundial) y enfrenta contextos geopolíticos complejos.
A partir de la influencia que ejerce la modernización de China en su crecimiento económico e innovación, su profundización tiene un impacto profundo y multifacético en el resto del mundo. La dinámica económica, financiera, inversionista y tecnológica del país tiene un fuerte impacto en el escenario internacional.
Además, aunque el modelo de modernización de China es muy particular, ofrece marcos teóricos y estrategias concretas que otros países, sobre todo los del Sur Global, podrían considerar o adaptar a sus contextos específicos.
China ofrece lecciones y beneficios clave para los países del Sur Global, especialmente en un contexto de cuestionamiento del modelo occidental de desarrollo y de búsqueda de alternativas adaptadas a las realidades locales.
Específicamente, para Cuba, la experiencia de la modernización de China, que ha obtenido logros inobjetables a la vez que ha preservado el sistema socialista, es muy importante. El Partido Comunista de Cuba y el de China comparten sistemáticamente sus experiencias, inquietudes, lecciones y observaciones sobre la construcción y exploración del socialismo, sobre todo a través de seminarios teóricos entre ambas organizaciones políticas.
China y Cuba están comprometidas con la construcción de la Comunidad de Futuro Compartido, los logros de la modernización en China y de la actualización del modelo cubano tributarán de manera positiva en el propósito de ambos países a elevar las relaciones bilaterales a nivel superior entre Estados y en la cooperación Partidista en el camino hacia la construcción del socialismo.
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