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Donald Trump

La amenaza roja

marzo 27, 2024   0

Crédito: Natilyn Photography en Unsplash

El presente trabajo nada tiene que ver con aquel famoso luchador enmascarado de los años 50 del pasado siglo en Cuba apodado La Amenaza Roja, ni tampoco con los avances del comunismo como se solía decir antes de la desintegración de la URSS. Los grandes peligros hoy provienen del Partido Republicano, Donald Trump y los MAGA*, también identificados con el color rojo.

Donald Trump y el Partido Republicano

Aún sin concluir, las primarias republicanas han servido para consolidar un proceso que ha venido desarrollándose en los últimos 8-9 años: el completo control del Partido Republicano por Donald Trump. Este partido, uno de los únicos dos que dominan completamente el escenario político en los Estados Unidos, se ha convertido en el partido de Donald Trump.

La mayor parte de los republicanos orientan sus políticas en la misma dirección que las de Trump. Muchos de los que aspiran a ganar primarias buscan desesperadamente su respaldo. Él ha estado recibiendo el apoyo de la inmensa mayoría de los más prominentes miembros de su partido en su carrera para la presidencia. Su nombre es un imán en el importante tema de recaudación de fondos para campañas.

Si en junio de 2023 una encuesta de NBC arrojaba que el 49% de los electores republicanos estimaba que el Partido debía ser liderado por Trump, en la actualidad esa cifra se ha elevado hasta un 61%. En el P.R. lo apoya algo más del 80% de los electores de base del Partido. Solamente entre un 15 y un 20% de republicanos mayormente moderados y graduados universitarios, se le opone.

Un buen ejemplo de la creciente influencia y control de Trump sobre los miembros de base del Partido, es lo que ha venido ocurriendo con los candidatos que Trump ha endosado para el Congreso. En 2018 él endosó a 73 candidatos, y 41 de éstos ganaron mientras 32 perdieron. En las elecciones de 2020 endosó a 148, de los cuales 116 ganaron y 32 perdieron. Ya en 2022 endosó a 189, y ganaron 167 mientras que sólo 22 perdieron[I].

El apoyo de Trump se ha convertido de manera creciente en un elemento muy valioso para ganar una primaria o una elección general. Ello está conduciendo a pruebas de lealtad potencialmente muy peligrosas, pues la inmensa mayoría de los endosados por Trump se manifiestan partidarios de sus teorías conspirativas. De hecho, la mayor parte de los republicanos que ganaron sus elecciones de medio término de 2022 han manifestado dudas sobre los resultados de los comicios de 2020. Así lo hicieron 192 representantes, 17 senadores y 13 gobernadores[II]. Por increíble que parezca, todavía hoy casi 3 de cada 10 estadounidenses, y dos tercios de los electores republicanos, sigue creyendo que a Donald Trump le robaron las elecciones. 

Trump no ha dudado en perseguir y castigar a los políticos que no le han mostrado lealtad y no han abrazado sus teorías conspirativas. Un ejemplo claro fue cuando después de los hechos del 6 de enero de 2021 Trump fue sometido a un impeachment. En esa ocasión sólo 10 representantes republicanos votaron

a favor del impeachment. Para el siguiente período electoral, 8 de los 10 ya no estaban en sus asientos; 4 porque perdieron en primarias frente a candidatos endosados por Trump y otros 4 porque decidieron no presentarse ante el cúmulo de amenazas recibidas o la evidencia de una derrota. Liz Cheney, una de las que perdió en primarias, era la número 3 de los republicanos en la Cámara, pero debido a su voto y su firme posición antitrumpista, ya antes de las primarias había sido censurada y despojada de sus cargos.

No hay centro de poder alguno en el Partido Republicano que pueda existir sin la bendición de su movimiento, ni figura política de alcance nacional que pueda sobrevivir en conflicto con él. Lo sucedido en las recientes campañas de Ron DeSantis y Nikki Haley lo confirma.

El nuevo presidente del Comité Nacional del Partido Republicano (CNR), Michael Whatley, quien apoyó los falsos reclamos de Trump sobre el robo de que había sido objeto en las pasadas elecciones, fue propuesto por él. Además, Trump logró que su nuera, Lara Trump, fuera nombrada copresidenta del CNR. Lara dijo recientemente que estimaba que los republicanos estaban de acuerdo en que el CNR pague parte de los honorarios legales de Trump. Para cerrar completamente su control sobre el CNR, Chris LaCivita, uno de los principales asesores de su campaña será el nuevo Jefe de Operaciones[III]. Más de 60 miembros del staff del CNR que aparentemente no le habían mostrado suficiente subordinación han sido dejados cesantes y están siendo sustituidos por conocidos partidarios suyos[IV].

Mitch McConnell, siniestro personaje, quien ha sido una de las figuras más influyentes del Partido Republicano, y por más años que ningún otro, líder de éstos en el Senado, fue muy crítico de Trump por los sucesos del Capitolio. Recientemente anunció su retiro e inmediatamente después declaró su apoyo a la candidatura de Trump, lo que se consideró una rendición ante éste y un reconocimiento a su liderazgo. Trump, quien ha logrado después de que sus huestes libraran numerosas batallas internas tener a un incondicional suyo como líder del P.R. en la Cámara Baja, se dispone ahora a hacer valer su influencia en la elección del próximo líder del Senado para con ello cerrar el círculo de su total dominio sobre los republicanos en el Congreso.

Paralelamente, un grupo importante de congresistas que son prácticamente los únicos que han servido de contrapeso a Trump y sus fieles acólitos MAGA, han salido recientemente o están por salir del Congreso: Mitt Romney y Ben Sasse en el Senado; Liz Cheney, Adam Kinzinger y otros seis representantes en la Cámara Baja. 

Otro ejemplo de cómo el control de Trump se ha extendido a los más importantes políticos del Partido lo constituye los endosos que está obteniendo en su carrera actual por la presidencia. Si en 2016 Trump obtuvo el endoso de 1 senador, de un total de 24, de 11 representantes de un total de 132 y de 1 gobernador de un total de 18. Hasta ahora en 2024, Trump cuenta con el endoso de 31 senadores, 130 representantes y 11 gobernadores[V].

Esto apunta a un elemento nuevo y de vital importancia. Si hasta ahora se ha reconocido que el poder y la fuerza de Trump radicaba en el apoyo de las bases, en la actualidad su poder se ha extendido y alcanza a la mayoría de los políticos de alcance nacional y las estructuras del Partido. Ahora Trump domina el Partido de arriba abajo, en su totalidad.

Quizás lo más insólito en este fenómeno que se viene produciendo en el Partido Republicano es que lo esté haciendo un hombre con los antecedentes y características de Donald Trump. Su ascenso rompe con una tradición de siglos en la política estadounidense, donde la moral y la ética de los candidatos era minuciosamente escudriñada y cualquier sombra o hecho comprobado, por simple que pareciese podía ser motivo para que se pusiese fin a las aspiraciones del candidato. A mediados de los años ochenta el principal aspirante a la nominación demócrata, Gary Hart, fue fotografiado en posición romántica con una mujer que no era su esposa mientras paseaban en un yate, y ahí mismo terminó una carrera política que se vislumbraba brillante.

Trump, según él mismo ha confesado, ha tenido numerosas relaciones extramaritales; se muestra agresivo y con desprecio hacia las mujeres y los homosexuales; tiene acusaciones de violación y ha sido condenado en los tribunales por agresión sexual a una mujer en los vestidores de una tienda; tiene pendiente una causa por darle dinero a una prostituta con la que tuvo relaciones para mantenerle la boca cerrada; en una grabación se le escuchó decir que cuando uno es una estrella puede agarrar a las mujeres por sus partes más íntimas sin consecuencias; ha dicho que él puede disparar a cualquiera en la calle y no sufrir consecuencias por ello; ha empleado los peores y más bajos insultos al referirse a los inmigrantes; ha herido la sensibilidad de los miembros de las fuerzas armadas con frases despectivas sobre los veteranos de guerra.

En el libro Fire and Fury, de Michael Wolff, se cuenta que Trump decía que una de las razones por las que valía la pena vivir era para llevar a la cama a las esposas de los amigos. Cuando gustaba de la mujer de alguno lo alentaba a que le contara sobre sus aventuras extramaritales para hacer que dichas confesiones llegaran a oídos de sus esposas y tratar de aprovecharse sexualmente de las despechadas mujeres.

Únase a todo esto que se negó a reconocer su derrota en las elecciones de 2020; que intentó varias veces, de distintas maneras y en diferentes estados que se revertieran los resultados de forma fraudulenta; que estímulo el asalto al Capitolio intentando de hecho dar un golpe de estado para mantenerse en el poder; que ha sido condenado por un tribunal de New York por evadir impuestos con falsas declaraciones sobre el valor de sus propiedades; que está enfrentando 91 cargos por los que deberá responder ante tribunales.

El hecho de que un hombre con estas características y antecedentes controle completamente uno de los dos partidos políticos dominantes, que tenga el respaldo de casi la mitad de la población, y que pueda ser elegido nuevamente presidente, demuestra el potencial peligro que se cierne sobre el país y su sistema “democrático”, así como el enorme grado de descomposición en que se encuentra hoy sumido el imperio más poderoso de la historia.

Los MAGA

Pero el gran peligro no es solamente Trump. Sus más fieles seguidores, un grupo grande de fanáticos de extrema derecha que le siguen ciegamente conocidos como MAGA, convertidos en verdaderos guerreros asistidos de métodos mafiosos, realizan todo tipo de amenazas contra aquellos que se oponen a las políticas de Trump, con el fin de amedrentarlos y doblegarlos.

Un estudio de alcance nacional publicado por la National Library of Medicine en enero de 2024 concluye que los republicanos MAGA constituyen un 33.6% del total de los miembros del Partido Republicano, lo que representa un 15% o 38.8 millones de los habitantes de todo el país. Se caracterizan por desdeñar las leyes y considerar como legítimo el uso de la violencia. Además, no respetan la Constitución, no reconocen la voluntad de la mayoría, estiman que las elecciones de 2020 le fueron robadas a Trump, estuvieron de acuerdo con el ataque al Capitolio, y apoyan a Trump haga lo que haga y diga lo que diga.

Para comprender tal conducta por parte de los Maga y porqué tan pocas personas se les enfrentan hay que conocer cuan alto es el precio que deben pagar los que lo hacen.

El congresista Mike Gallagher que fue uno de los tres republicanos que votó a favor del proyecto de ley sobre frontera y ayuda a Ucrania e Israel y en contra del impeachment a Moyorkas, recibió amenazas y decidió no reelegirse. La fiscal de Georgia Fanni Willis recibió amenazas de muerte y le ha resultado muy difícil encontrar abogados que le ayuden a presentar su caso. La jueza Tanya Chutkan quien supervisa lo relacionado con el juicio federal sobre los sucesos del 6 de enero y el consejero especial Jack Smith fueron intimidados mediante falsas acusaciones que hicieron que se presentaran en sus casas policías fuertemente armados. Los miembros de la Corte Suprema de Colorado que suprimieron a Trump de las boletas en el estado recibieron terribles amenazas. El senador Mitt Romney recibió tantas amenazas que tuvo que pagar 5 000 dólares diarios por un servicio de protección a su familia. Las amenazas a los miembros del Congreso es algo generalizado, y sólo el pasado año se registraron 8 000 incidentes de este tipo.

También centenares de trabajadores en elecciones locales las han recibido. En Tennessee se conoció de numerosos casos de amenazas a médicos y enfermeras que abogaban por el uso del nasobuco en las escuelas. Algunos periodistas cuyos artículos no gustan a estos elementos han recibido amenazas. En muchas ocasiones éstas alcanzan a familiares, lo cual las hace más terribles aún. Se han reportado incluso intimidantes visitas a las escuelas de los hijos.

Numerosos funcionarios públicos, personas decentes de limpia trayectoria, han abandonado sus cargos como consecuencia de este tipo de amenazas.

Por otra parte, mediante turbios procedimientos procuran alterar procesos electorales con el fin de impedir el acceso de electores a las urnas, principalmente demócratas, y tratar así de ganar elecciones de manera fraudulenta cuando les resulta imposible ganarlas legalmente. Medidas tales como limitar el número de centros de votación, exigir inéditos requisitos a los documentos oficiales de identificación, reducir horarios de votación, restringir el derecho al voto de ex convictos, dificultar o tratar de eliminar el voto anticipado por correo, y muchas más.

Recientemente se han reportado casos de activistas MAGA en estados clave como Michigan, Nevada y Georgia, cuestionando el registro de miles de electores y presionando a funcionarios locales para que los eliminen de las listas. Solamente en un pueblo en Michigan lograron eliminar a más de 100 electores, y más de 1 000 en el suburbio Waterford de Detroit[VI]. Estos individuos se hacen llamar “investigadores electorales”, y para su labor escogen áreas mayormente dominadas por los demócratas. Dicen que su misión es mantener los registros actualizados, pero los demócratas aseguran que se comportan con excesos con el propósito de inmiscuirse en las urnas y robar elecciones. En la realidad, todas las investigaciones que se han realizado sobre posibles fraudes electorales han demostrado que ello es extraordinariamente raro que ocurra, y los pocos casos reportados son aislados y accidentales.

Aunque este procedimiento republicano no es exclusivo de los fanáticos MAGA, la extrema agresividad de éstos los singulariza. El empleo de métodos y tácticas que desbordan los marcos de la legalidad y los principios éticos, y el uso consciente de la mentira como arma fundamental para alcanzar sus objetivos a cualquier precio los identifica y caracterizan el momento actual.

La estrategia de Trump y sus fieles seguidores MAGA tiene como su arma más importante LA MENTIRA. Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump la explicaba con una frase corta y vulgar, pero muy ilustrativa: “Inundar la zona de mierda”. La idea es abrumar a la prensa y al público con tanta información falsa y desinformación que distinguir la verdad de la mentira resulta demasiado difícil, si no imposible[VII]. La mentira electoral se ha convertido en la norma y constituye una prueba de lealtad dentro del partido. El rosario de mentiras de Trump que comenzara en marzo de 2011 cuando dijo que Obama no había nacido en los EE.UU. y por lo tanto no podía ser presidente, se ha hecho incontable. Nadie lo dude: Trump es un mentiroso descarado y un demagogo sin complejos.

Una muestra clara de cómo Trump combina el miedo y la mentira tuvo lugar en un mitin de campaña en fecha tan reciente como el 16 de marzo en Ohio. Comenzó elogiando a los que cumplen condena por el asalto al Capitolio, calificándolos de “patriotas increíbles”, a los que ayudará de ser elegido en noviembre. Dijo que los inmigrantes son una amenaza para los ciudadanos estadounidenses, y sin prueba alguna acusó a otros países de estar vaciando sus cárceles de criminales y enviándolos a través de la frontera, manifestando que no sabría si llamar “personas” a muchos inmigrantes, pues más bien son “animales”. Más tarde, cuando hablaba sobre la industria automotriz dijo que si no lo eligen en noviembre, “será un baño de sangre para el país”, afirmando que “si no gana no habrá elecciones más nunca en Estados Unidos”.

En un artículo de Jerome Viala-Gaudefroy, de Cergy Paris University titulado “¿Por qué millones de estadounidenses creen que a Donald Trump le “robaron” las elecciones presidenciales de 2020?”, publicado en The Conversation, éste afirma que a diferencia de lo que plantean algunos defensores del trumpismo, esta mentira no es la expresión democrática y populista del antielitismo de base. Es promovida y financiada por organizaciones nacionales conservadoras muy ricas, señalando entre éstas el Proyecto de Integridad Electoral de California, Freedom Works, Proyecto de Elecciones Honestas, Federalist Society, e incluso la Heritage Foundation.

A propósito de la Heritage Foundation, el periodista Carlos Lozada, tras estudiar profundamente el Proyecto 2025, un plan para un segundo mandato de Trump, dice que el objetivo general del “Mandato de Liderazgo: La Promesa Conservadora” es una remodelación autoritaria del poder ejecutivo. “Requiere de una politización implacable del gobierno federal, con personas designadas por el presidente dominando a los funcionarios de carrera en todo momento, y de agencias y oficinas abolidas por motivos abiertamente ideológicos”.  Señala también Lozada que la visión del proyecto de la Heritage “retrata al presidente como la encarnación personal de la voluntad popular y trata la ley como un impedimento para el gobierno conservador”.

En el libro One Nation After Trump, los autores señalan que “Trump solo no creó las circunstancias que lo llevaran a ser presidente, ni tampoco fue debido a sus facultades histriónicas, ni a la televisión, ni los twits, ni siquiera a sus incontables mentiras. Trump representa la extrema aceleración de un proceso que venía gestándose desde hacía mucho tiempo, y que comprende el declive de las normas básicas en la política, el gobierno y los medios de comunicación, así como el deterioro de las instituciones que son centrales para el gobierno republicano. La radicalización del Partido Republicano y su electorado primario comenzó hace tres décadas.”

El mencionado libro One Nation After Trump se publicó durante la primera administración Trump, e incluso mucho antes de que ésta concluyera. No obstante, en el mismo se plantea que “la historia, con certeza, verá estos años como tiempos de crisis y declive”. Como queda demostrado a lo largo de este trabajo, esta situación ha continuado evolucionando y es hoy infinitamente más grave que en 2017. La experiencia histórica y la lógica parecen apuntar a que ya no podrá continuar desarrollándose mucho más y que más pronto que tarde deberá encontrar una salida, que seguramente será complicada y ojalá no catastrófica, y que podría ir en una dirección o la opuesta. Es posible que en los próximos 12 meses se desencadenen importantes acontecimientos.

Referencias Bibliográficas

  • Jérôme Viala-Gaudefroy, ¿Por qué millones de estadounidenses creen que a Donald Trump le “robaron” las elecciones presidenciales de 2020?, The Conversation.
  • E.J. Dionne, Norman J. Ornstein y Thomas E. Mann, One Nation after Trump, 2017.
  • Michael Wolff, Fire and Fury, 2018.
  • Carlos Ciaño Zanetti, Los Estados y su Importancia Política, abril 2023.
  • Alexandra Berzon y Nick Corasaniti, Trump Allies Ramp Up Campaign Targeting Voter Rolls, N.Y. Times, Marzo 3, 2024.
  • Zachary Roth, GOP backs voting by mail, yet turns to courts to restrict it in battleground states, Iowa Capital Dispatch, Febrero 23, 2024.
  • David French, MAGA´s violent threats are warping life in America, N.Y. Times, Febrero 18, 2024.
  • Kayla Guo, Republicans nod to Trump´s influence in race to succeed McConnell, Marzo 3, 2024.- Ken Thomas y Alex Leary, In Battleground States.
  • Ken Thomas y Alex Leary, Trump Is Ahead in Polls but Playing Catch-Up on the Ground/The Wall Street Journal, Marzo 9, 2024.
  • Michael C. Bender, Trump fully devours the Republican establishment, N.Y Times, Febrero 16, 2024.
  • Amy Walter, Disaffected voters hold key for Biden reelection, Cook Political Report, Febrero 8, 2024.
  • Lakshya Jain y Armin Thomas, Trump is the Republican establishment now, N.Y. Times, Enero 30, 2024.
  • Carlos Ciaño Zanetti, El Partido Republicano y su Dossier Antidemocrático, julio, 2022.
  • Karen Brooks Harper Insurgent Republicans make major gains in Texas Primaries, The Texas Tribune, Marzo, 6, 2024.
  • Frank Thorp V y Ryan Nobles, Mitch McConnell endorses Donald Trump for President, NBC News, Marzo 6, 2024                                                                                       
  • NBC News, Marzo                            
  • Megan Lebowitz y Jake Taylor, Trump compares migrants to Hannibal Lecter in The Silence of the Lambs, NBC News, Marzo 4, 2024.

[I] Lakshya, Jain and Thomas, Armin, Trump is the Republican Establishment Now, New York Times, Jan 30, 2024.

[II] Ibíd.

[III] Thomas, Ken and Leary, Alex, Trump Is Ahead in Polls but Playing Catch-Up on the Ground/The Wall Street Journal, Marzo 9, 2024.

[IV] NBC Marzo 12, 2024.

[V] Lakshya, Jain and Thomas, Armin, Trump is the Republican Establishment Now, New York Times, Jan 30, 2024.

[VI] Berzon, Alexandra and Corasaniti, Nick, Trump´s Allies Ramp Up Campaign Targeting Voter Rolls, New York Times, March 3, 2024.

[VII] Viala-Gaudefroy, Jeromede, ¿Por qué millones de estadounidenses creen que a Donald Trump le “robaron” las elecciones presidenciales de 2020?, The Conversation.

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