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LAS ELECCIONES EUROPEAS: IDEOLOGÍA Y DEMOCRACIA

junio 29, 2024   0

Sinopsis histórica
Sin ánimos de teorizar, la situación mundial convoca a reflexionar sobre acontecimientos y conceptos, que acaparan parte de la atención. Las situaciones se estancan, fluyen o se transforman. Los conceptos se interpretan o manipulan según los intereses de diversos actores, gobiernos, grupos de poder, las élites y las organizaciones o los organismos internacionales 
Es sabido que la ideología es la forma de la conciencia social, el conjunto de determinados conceptos, ideas, nociones y representaciones adoptados mediante los conceptos políticos, la ciencia, la moral, el arte y la religión, para reflejar la existencia social y la clase a la que responde. Usualmente se traduce en un sistema económico, de opiniones, ideas y conceptos profesados por una clase o partido político
Los tradicionales partidos de derecha en la Europa capitalista surgieron – entre otros- de los conservadores ingleses, los girondinos franceses, la Realpolitik de Otto von Bismarck, la República de Weimar y los mencheviques rusos. Los fundadores de los primeros partidos se afianzaron al creciente capital de los países más industrializados, como Reino Unido, Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Noruega y Austria. Herederos de las riquezas del feudalismo, se nutrieron de los nuevos privilegios de la burguesía y proliferaron para impregnar a la naciente aristocracia obrera con su ideología. 
La permanencia y expansión de los partidos derechistas más influyentes se cimentaron en su creciente poderío económico, militar, científico y tecnológico en sus respectivas naciones, apropiados de los medios de producción y de los bienes obtenidos, fueran colonialistas o con propósitos neocoloniales, basando su riqueza en el despojo, la opresión y el fomento de los conflictos. Así se concatenaron los gobiernos europeos para mantener su dominación, hasta convertirla en una ideología que trasciende varios siglos, cuando europeos, estadounidenses, sionistas y algunos aliados solventes en otros continentes proclaman sus concepciones filosóficas y el derecho a juzgar la democracia, el Estado de derecho y el comportamiento de los derechos humanos en el resto del mundo.
Esto repercutió sobre los paradigmas de cristiano-demócratas, social-cristianos, populistas o reformistas, que se aposentaron y resurgieron al finalizar la Segunda Guerra Mundial en los países europeos, con plataformas políticas y actos propensos a erradicar a la Unión Soviética y a los recién instaurados países socialistas. 
Pensadores y luchadores bien intencionados identificaron con optimismo la derrota hitleriana en 1949 con la derrota del fascismo. Lamentablemente erraron, porque la ideología que enalteció la supremacía étnica, religiosa, nacionalista, elitista y asesina solo se aletargó y agazapó en Alemania y en otros países dominantes en el mundo. Hace años rebrota como la mala yerba en Estados Unidos, el centro y norte europeo, Israel, Brasil y Argentina -para citar algunos ejemplos.
Al derrumbe del muro de Berlín muchos celebraron el ocaso y la eliminación del socialismo en los países que denominaban “dependientes de Moscú o de la cortina de hierro”. Entonces rebrotaron las banderas de la democracia burguesa. La ideología fascista no estaba sepulta y, ante cada fallo de la izquierda o de la pretensa izquierda, comenzó a reafianzarse la ideología derechista, que pugnaba para preservar el capitalismo.
Durante décadas se visualizaba su resurgimiento durante la repetición de actos xenófobos, racistas, antislámicos y, ocasionalmente antisemitas, más frecuentes en el centro y sur del continente europeo donde surgieran el fascio y el nacionalsocialismo durante la primera mitad del siglo XX. Esa corriente se extendió con la victoria electoral de partidos de derecha en Italia, Francia, Alemania, Países Bajos -entre otros- hasta retomar fuerzas ante las sucesivas crisis económicas afrontadas desde los inicios del siglo XXI, con el descenso de la influencia de los partidos socialdemócratas, ecologistas o de la contención de los sobrevivientes de tendencias hacia la izquierda.  
Los partidos preponderantes en los Estados miembros de la UE son de derecha y oscilan entre su imbricación en los negocios con el gran capital, incluidos la creciente industria armamentista, la competencia o dependencia de las transnacionales, un esfuerzo por vigorizar su presencia multilateral, la interrelación del capital financiero con el industrial, sus compromisos para fortalecer la Alianza Trasatlántica con Estados Unidos, su entrega o subvención a contingencias bélicas (también en el marco de la OTAN), evidenciado en un desgaste económico-social a lo interno, que repercute sobre intereses y necesidades de la población y en una disminuida proyección internacional eurocomunitaria.
Resultaría infinito recontar la trayectoria e influencia de los partidos de derecha, pero convendría  resumir los más representativos en el continente, para facilitar la urdimbre de intereses entre los diferentes componentes del Partido Popular Europeo, la primera fuerza política en ese Parlamento y de los previsibles contendientes o sustitutos.
El partido Liberal es el cuarto por escaños en el Parlamento Europeo, integrado como Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas (ALDE-PACE), convertido en Grupo Liberal, Democrático y Reformista en 1985 y reagrupado en 2004 para crear un grupo político de la Eurocámara que en sus inicios alcanzó el tercer lugar.
En décadas recientes afloraron indicios sobre el empuje de las fuerzas más derechistas, cuando ya varios partidos de derecha o centroderecha regían en los países más influyentes de la UE. El reciente escrutinio europeo refleja no solo una decisión hacia lo más retrógrado de la actual sociedad europea, sino que esboza una etapa devenida del fiasco de una socialdemocracia que incumplió sus promesas de preservar mayor bienestar para los menos favorecidos, de conservadores y populistas que defraudaron a sus electores y de una clase obrera más holgada y beneficiaria de las bondades de los países más industrializados, apartada gradualmente de su origen clasista. 
Las masas intuyeron que los tradicionales partidos poco o nada les podían ofrecer, luego de la desintegración de los gobiernos de los países socialistas europeos. El discurso fundacional de esos partidos se diluyó al compartir idénticos intereses clasistas a los del gran capital, presente en la derecha y centroderecha. Resultados dignos de tomar en cuenta son el creciente euroescepticismo y el descalabro del partido socialista francés experimentado en las últimas elecciones presidenciales de ese país. Otro es la acelerada remilitarización alemana y la omisión de las proclamas sociales de la coalición color semáforo, encabezada por el canciller federal socialdemócrata alemán, Olaf Scholz.
Varios decenios atrás, en Berlín, Nadja Bunke, madre de Tania la Guerrillera, rememoraba hitos históricos de Alemania y asertos de Rosa Luxemburgo, quien había alertado que la socialdemocracia era “un melón: verde por fuera y por dentro, rojo, pero también negro”, por lo que la lucha social “debería seleccionar entre socialismo o barbarie”. Era el año 1918. Transcurre 2024 y se visibiliza la contemporaneidad de su pronóstico.
Más cercano en el tiempo fueron fundados nuevos partidos, como el Verde o Ecologista Europeo, en Roma en 2004, producto de la fusión de 32 partidos nacionales de 29 países europeos (de la UE, Suiza, Rusia, Georgia y Ucrania). En el Parlamento Europeo el Grupo de Verdes, cuarto por sus escaños, está conformado por miembros de movimientos ecologistas, eurodiputados independientes, del Partido Pirata y por la Alianza Libre Europea/ALE)  oscilantes entre un ecologismo real o ficticio y, con frecuencia, sumados a coaliciones con partidos derechistas en Alemania, Francia y Suecia, entre otros. Su resultado ha sido la pérdida de adeptos debido al reacomodo como partido bisagra que propicia su readaptación con tal de mantenerse en el gobierno de turno.
La militancia de los partidos comunistas europeos había sido virtualmente aniquilada durante la Segunda Guerra Mundial y al recuperarse, a punto de constituir gobiernos en Italia, Grecia, Francia y Portugal, fue eclipsada mediante la operación Gladio, acometida por la OTAN y la naciente CIA. Como resultado, el camino fue trillado para que proliferen la ideología del lucro, el despojo, la dominación y la geopolítica trazada por la derecha europea. La oclusión de los países socialistas europeos aceleró la pérdida de membresía o su adaptación a plataformas de otros partidos, como en el caso de las regiones de la otrora República Democrática Alemana que se han transformado o acoplado a plataformas liberales o de la ultraderechista organización de AfD (Alternativa para Alemania)
Actualidad europea.
Sería prudente, por lo tanto, recordar aspectos históricos sobre los partidos  europeos, porque una lectura intencionada sobre el resultado electoral reciente para el Parlamento Europeo, al estilo de la propaganda imperialista, propende a obnubilar su esencia y sumergirnos en la intencionalidad  propugnada por un expresidente estadounidense para utilizar “el reset informático” con la intención de olvidar la historia para crear nuevos algoritmos, es decir, recomenzar desde cero.
La democracia, a partir de la premisa aristotélica, se transformó y hoy se sobrentiende por los ideólogos occidentales como el ejercicio de la voluntad de los electores para ejercer una democracia representativa, supuestamente con impolutez comicial a través del multipartidismo. 
Por ello prolifera  que politólogos, políticos, medios de prensa y redes sociales califiquen a las elecciones europeas como “las más transparentes del mundo”. ¿Es realmente así? Y si lo avalamos, habría que preguntarse ¿por qué tanta algarabía entre los gobiernos de los 27 países que integran la Unión Europea ante los avances de la extrema derecha en las recientes elecciones culminadas en junio?
Por lo antes expuesto, no sorprende que la cristiano y socialdemocracia, la mutante socialdemocracia, la derecha, la centroderecha, la extrema derecha, los conservadores británicos, los populares, los reformistas galos, los republicanos estadounidenses, los sionistas israelitas y hasta algunos ecologistas converjan en sus postulados y medidas económicas y sociales contra las clases o grupos dominados o impulsen y costeen conflictos en Europa, África, Medio Oriente, Asia, América Latina y el Caribe. Se constata que “en política lo real es lo que no se ve” porque la mayoría de ellos defiende eternizar el capitalismo.
¿Qué espera a los europeos tras dos decenios inestables? Se han alternado la crisis económica, la reducción del denominado Estado de bienestar; el arribo de inmigrantes indeseados, pero requeridos por su bajo costo productivo;  la exacerbación de la discriminación y xenofobia; una pandemia desatendida por los respectivos Estados; la urgente modificación y encarecimiento de sus fuentes energéticas; la desventaja en la competencia científica y tecnológica con China y Estados Unidos; el seguimiento a la geopolítica de Washington para destruir a Rusia, la perspectiva de arremeter contra China y el involucramiento financiero, logístico y operativo en conflictos desgastadores y prolongados.
Se pudiere intuir que les espera más crisis y más radicalización de las masas. Sin embargo, la tendencia europea se inclina más hacia la derechización que hacia la recuperación de ideas progresistas o de izquierda. Ello se manifiesta con la debilidad o erradicación de postulados y la decadencia de los gobiernos menos derechistas sobrevivientes.
Las recientes elecciones europeas.
Las cifras del reciente sufragio europeo muestran, en primera instancia: la trayectoria en las posiciones de sus votantes hacia la derecha, tomando en cuenta que en los 27 países miembros de la UE existe voluntariedad u obligatoriedad de acudir a las urnas, sin soslayar algún que otro inconveniente financiero, campaña electoral o desprestigio personal del “dirigente” de turno, la percepción o no del riesgo belicista, la inestabilidad económica,  la decisión o negativa a servir militarmente en zonas de conflictividad, el rechazo a la inmigración, la animadversión contra determinadas religiones y etnias, el temor a la incertidumbre y la desprotección ante las pandemias. 
El reciente avance de la ultraderecha en las recientes elecciones europeas atemoriza a derechistas e izquierdistas europeos, con razón. Pero solo preludia los resultados para la próxima nomenclatura de la Comisión y del Consejo y de lo que derive de los comicios en Alemania durante 2025 y en Francia, en 2027. Al respecto la aún presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen exhortó a que su Partido (PPE) actúe como un “ancla de estabilidad” y a sus aliados políticos a que “colaboren para protegerse contra los partidos extremistas”.
Se sintetizan en cifras los resultados de las recientes elecciones para el Parlamento Europeo. Otros expertos abundarán sobre sus detalles.
Partido Popular Europeo (PPE): 184; Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D): 139; Renew Europe (Europa Renovada): 80; Conservadores y Reformistas Europeos (CRE): 73; Identidad y Democracia (ID): 58; Verdes/ Alianza Libre Europea (Verdes/ALE): 52; Izquierda en el Parlamento Europeo (The Left): 36; No inscritos (NI): 45; Otros (Nuevos diputados que no pertenecen a un grupo político del Parlamento saliente): 53
Los resultados en los países fundadores y de la siguiente etapa de adhesión a la UE han sido inmediatos. Por ejemplo:
Los socialdemócratas alemanes (SD) obtuvieron su peor resultado histórico con un 14% (el tercer lugar), mientras que el principal partido demócrata cristiano (CDU) quedó a la cabeza con un 29,5% de los votos y el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) le siguió con un 16,5%.  
En Austria el opositor partido ultranacionalista FPÖ (liberales) ganó las elecciones con un 27% de los votos, delante del gobernante partido democristiano ÖVP, con un 23,5% y obtuvo un tercer lugar el opositor partido socialdemócrata SPÖ con un 23,0%. 
En Bélgica se impusieron los partidos nacionalistas flamencos, derrotando al partido liberal del primer ministro, Alexander De Croo, quien renunció. Las encuestas vaticinaban la victoria del partido ultraderechista y antiinmigrante Vlaams Belang.
Fue singular la victoria del Partido Socialista Popular de Dinamarca (SF), una formación política de corte rojiverde, con el 94% de los votos por encima de socialdemócratas y liberales, principales fuerzas de la coalición gubernamental.
En España debaten sobre la necesidad de que la socialdemocracia acometa una autocrítica y “no solo ir a la contra para frenar el auge de la extrema derecha”, descartando la celebración de elecciones anticipadas.
En Francia el partido de ultraderecha Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen obtuvo el 31,5% de los votos, frente al Partido de Renacimiento (PR) que ocupó un segundo lugar, apenas con el 15,2%, a escasos pasos del 14,3% de los socialistas. La decisión del presidente Emmanuel Macron fue disolver el parlamento galo para celebrar elecciones anticipadas. 
La ultraderechista primera ministra italiana Giorgia Meloni, y su partido, Hermanos de Italia (FDI), ganaron las elecciones europeas entre un 26 y un 30% de los votos. 
El bloque de izquierdas de los verdes y socialdemócratas (GL-PvdA) ganó las elecciones al Parlamento Europeo por Países Bajos, con 8 de los 31 escaños y la derecha radical de Geert Wilders del Partido por la Libertad (PVV) avanzó como segunda fuerza con un total de 6 escaños.
En Portugal la centroderecha fue derrotada en la coalición Alianza Democrática (AD) con 31,2% de los votos, mientras que el Partido Socialista (PS) ganó por estrecho margen (32,10%) y el principal partido de ultraderecha luso Chega accedió por primera vez al Parlamento Europeo.

Conclusiones preliminares:
Expertos europeos y de otras regiones advierten que la problemática estudiada y sus probables impactos plantean incertidumbres sobre cómo conciliar la ideología con la democracia propugnada por la UE en el futuro inmediato.
Las expresiones ideológicas tienden hacia la multiplicación de adeptos hacia la derecha, no siempre provenientes de la extrema derecha, sino también de jóvenes o militantes desgajados de los tradicionales partidos derechistas o de ciudadanos simpatizantes de la izquierda. Los partidos de la derecha tradicional han perdido adeptos, pero no se descarta que muten hacia la ultraderecha.
Declaraciones provenientes del partido del Renacimiento francés, de la socialdemocracia alemana y del socialista obrero español denotan desconcierto ante el arrollador avance de la ultraderecha en las recientes elecciones europeas. 
El anticipo de las elecciones legislativas en Francia propiciaría la cohabitación, con la finalidad de compensar temporalmente la abismal diferencia con el partido dirigido por Marine Le Pen. La proclama alentada por el presidente francés para una Europa del Futuro proseguirá hasta las elecciones, con mayor armamentismo y la entrega de fondos públicos redoblados para la defensa de Ucrania, sin distanciarse de sus compromisos con Estados Unidos y la OTAN
Alemania intentará mantener su protagonismo continental para asegurar los objetivos de Washington de derrotar a Rusia durante el extendido conflicto. El gobierno semáforo no da indicios de poder sobreponerse a la embestida ultraderechista ni a los impactos de sus esfuerzos financieros y logísticos para “salvar a Ucrania”.
Se visibiliza una interacción de los intereses y objetivos estadounidenses, otanistas, comunitarios y del Grupo de los 7 con vista a fortalecer un apoyo más efectivo financiero y militar a Ucrania y para amortiguar las acusaciones contra Israel en su genocidio contra Palestina, no exento de contradicciones. Ellos profesan una ideología semejante y continuarán sus llamados y alertas hipercríticos al ejercicio democrático electoral en países tercermundistas, soslayando sus propias contradicciones.
Se resiente la democracia propugnada por la Carta Europea de Derechos Fundamentales y el Tratado de Lisboa. Se atisba cierto resquebrajamiento de una posición monolítica mediante actos y declaraciones de los principales dirigentes europeos para enviar tropas al conflicto europeo; mientras se multiplican las inversiones en la industria armamentista y la exhortación  a reimplantar el servicio militar obligatorio. 
La aceleración al proceso de integración de Ucrania a la UE, justificado en la declaración de la presidenta de la Comisión en el sentido de que ese país “ha cumplido todos los pasos que le habían pedido y por eso cree que deben empezar las negociaciones de adhesión a finales de mes”, omite el preámbulo de los precedentes tratados comunitarios, que abogaban para que nunca más surgiera una guerra de Europa.
Si se decide el precipitado ingreso de Ucrania a la Unión, ello constituiría una transgresión a los proclamados preceptos humanitarios de la UE sobre el respeto a la diversidad de etnias, religión y nacionalidad (cometidos en Donets y Lugánsk); la amenaza nuclear en Zaporiyia; el intento de magnicidio con drones sobre el Kremlin, los ataques con misiles sobre la población civil en Sebastopol y la condición sine quanon de que un país debe estar en paz  para ingresar en  la el grupo regional.
Habría que preguntarse entonces cómo conciliará la Unión Europea, después de las elecciones, una ideología afianzada en el pasado, con el ejercicio de una democracia hacia el próximo futuro, que en realidad essregresiva y propugna la desigualdad y el uso de la fuerza.

Referencias bibliográficas:
Carrillo, Leyla. “El futuro de Europa o la Europa del futuro”. CIPI. Pág. Web 8 noviembre 2022.
Carta Europea de Derechos Fundamentales. Bruselas, Comunidades Europeas, 2000.
Tratado de Lisboa, 2009. Diario Oficial de la UE. Doc 206/30 del 17.12.2007
«Artículo 1 bis La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías.»
«Artículo 6 1. La Unión reconoce los derechos, libertades y principios enunciados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 7 de diciembre de 2000, tal como fue adaptada el 12 de diciembre de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el mismo valor jurídico que los Tratados. 
«Artículo 7 bis 1. La Unión desarrollará con los países vecinos relaciones preferentes, con el objetivo de establecer un espacio de prosperidad y de buena vecindad basado en los valores de la Unión y caracterizado por unas relaciones estrechas y pacíficas fundadas en la cooperación.

EFE, Dinamarca. La izquierda verde logra un histórico triunfo en las elecciones europeas en Dinamarca (msn.com)
Consejo UE. “La conferencia sobre el futuro de Europa concluyó sus trabajos”. https://futureu.europa.eu/?locale=es  BUSCAR FUTURO (lo que queda/Francia)
Agencia EFE. Gana la derecha en el Parlamento Europeo pero se afianzan los ultraconservadores | Watch (msn.com)
Dailymotion.El Partido Popular Europeo ganaría las elecciones europeas con 181 escaños, según sondeos 
Agencia EFE. Gana la derecha en el Parlamento Europeo pero se afianzan los ultraconservadores | Watch (msn.com)
EFE Historia de Agencia El primer ministro luso asume la derrota de su partido por un estrecho margen en europeas
CNN. Historia de Ángela Reyes Haczek. 5 conclusiones de las elecciones europeas CNN. Por Christian Edwards. 9 de junio. La extrema derecha gana terreno
France 24.  Informe desde Bruselas: primer ministro belga renuncia a su cargo  (Video)
NTM. Javier Nuñez  09·06·24 | 
El País. Historia de Elena Sevillano. Bruselas avanza para empezar las negociaciones de adhesión de Ucrania a la UE este mes de junio  El País


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