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Las relaciones entre Angola y los EE.UU.: algunos apuntes

diciembre 17, 2024   0

Imagen tomada de Embaixada dos Estados Unidos em Angola e São Tomé e Príncipe

Una mirada juiciosa a Angola permitirá afirmar que, sin duda alguna, ha sido uno de los países clave en el continente africano en las últimas cinco décadas y, posiblemente, desde mucho antes, si se ubica en el justo lugar en la contemporaneidad su gesta difícil por la independencia y posterior soberanía, frente a una metrópoli soberbia, como lo fuera el estado fascista portugués y las agresiones de la Sudáfrica del apartheid.

Ese derrotero caracterizó, en toda su magnitud, el paso de la Guerra Fría por Angola independiente, en un momento posterior, al episodio complejo que representó la crisis del ex Congo belga, el asesinato de Patrice Lumumba y la reducción a fragmentos del naciente nacionalismo congolés, con evidente señal redentora y antimperialista.

Desde la histórica proclamación de independencia el 11 de noviembre de 1975, en condiciones dramáticas, debido al asedio de enemigos internos y externos, todos integrados en la cosmogonía del anticomunismo, que marcaba la confrontación este-oeste con impacto africano, hasta la realización de las elecciones generales de septiembre de 1992, el peso de esa etapa fue lo suficientemente grave para el país austral, que se tradujo en un costo humano y económico significativos en extremo.

Sin embargo, las desventuras de Angola no culminaron con el punto final de la Guerra Fría, como sí lo fue para otras latitudes e incluso con el levantamiento del régimen de apartheid, sino que tendría que soportar una década de infortunios con el conflicto interno desgarrador mediante, con la apuesta del ala radical de la UNITA y su brazo armado, encabezada por su líder Jonas Savimbi, que perduró hasta abril de 2002 con la firma del Armisticio de Luena.

En todo ese desenlace, el papel desempeñado por las diferentes administraciones de los EE.UU., como principal adversario político e ideológico del MPLA, fue cardinal en lo que respecta al proceso angolano, desde la génesis pro independencia hasta el establecimiento de relaciones diplomáticas en 1993.

Era evidente que la administración Clinton tomaba partido en favor de los lazos entre Washington y Luanda, en medio de un esfuerzo político y diplomático de las autoridades del país austral por alcanzar un arreglo con la superpotencia, sin abandonar su determinación de defender la soberanía.

Merece observar que en el proceso que se fue construyendo para concretar las negociaciones en Estoril, Portugal, entre el gobierno angolano y la UNITA, con el consiguiente resultado de la firma de paz en Bicesse, el 31 de mayo de 1991, trajo consigo una actitud más “pragmática” por parte de la administración republicana, presidida por George H.W. Bush.

Dicha postura abrió las puertas a una visita de trabajo del presidente José Eduardo dos Santos a Washington D.C., a mediados de septiembre de 1991, en cuyo contexto sostuvo un encuentro con el presidente Bush, además de un contacto con miembros del caucus negro congresional, así como con empresarios, por intermedio de la Cámara de Comercio.

Esta visita fue importante para los intereses mutuos, pero sobre todo para Luanda, que por vez primera abriría un canal de comunicación más directo con la Casa Blanca, a pesar de no existir relaciones formales.

El pragmatismo exhibido por la presidencia de Bush padre tuvo ante sí varios incentivos decisorios, que contribuyeron a mover la balanza, como fueron:

 i). Cumplimiento efectivo por la parte angolana de los acuerdos cuatripartitas firmados el 22 de diciembre de 1988, en Nueva York; ii). Voluntad del gobierno angolano de negociar la paz con la UNITA, y avanzar a la realización de elecciones generales multipartidistas, cuyo marco estuvo indicado con la rúbrica de los Acuerdos de Bicesse (1991); iii). Renuncia a la ideología marxista y leninista, y transformación del MPLA en un partido de masas, con perfil socialdemócrata, con apertura al multipartidismo y a la economía de mercado, consagrado en un congreso extraordinario identificado como reunión de la “familia del MPLA”, en 1991.

A lo anterior, se añaden: iv). Desencanto de la administración de George H.W. Bush con el liderazgo de Savimbi, debido a los asesinatos de Tito Chingunji y Wilson dos Santos,[1] miembros de la dirección de la UNITA y sus representantes entonces en Washington y Lisboa,[2] respectivamente, y; v). Compromiso del MPLA con la implementación de una política de paz y reconciliación nacional.[3]

Siguiendo el curso de acción aperturista en las relaciones bilaterales, un punto culminante lo constituyó la visita oficial —y primera de su tipo— a Washington D.C. del presidente José Eduardo dos Santos, en diciembre de 1995, bajo la presidencia Clinton, que tuvo como precedente el establecimiento del Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional (GURN), que resultó la variante unitaria y conciliadora asumida por el MPLA y su gobierno frente al revanchismo del sector radical de la UNITA encabezado por Savimbi.

De algún modo, con la conformación del GURN, el MPLA alcanzó un resultado que despejaba toda posibilidad de ser tratado como “similar” a su opositor político principal, bajo el socorrido argumento, entre otros, de no haberse efectuado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 1992, en la cual de manera oficial[4] ninguno de los candidatos principales lograría el 50+1 de los votos.

Con el fin de la contienda interna, las relaciones entre Washington y Luanda alcanzaron un nivel político y diplomático relevante. La visita de trabajo a los EE.UU. del presidente José Eduardo dos Santos, en 2004, marcó un hito porque al fallecido presidente angolano le acompañó su condición de jefe de estado que patrocinó la paz en el país, de la misma manera que fue visto como garante de los intereses estadounidenses, en la perspectiva de ampliar los nexos económicos, comerciales e inversionistas del país norteño en Angola.

Ejemplo de lo apuntado lo encontramos en la consolidación de la participación de la compañía Chevron —también de la Exxon Mobile— en la ampliación del proceso de exploración petrolera offshore, que formó parte de la propia diplomacia económica que implementó el gobierno angolano, para encaminar el angosto proceso de reconstrucción con participación foránea, a lo que se añade el respaldo del Banco Mundial y el FMI, para lo cual respaldo del gobierno de los EE.UU. resultaba crucial.

Hasta aquí tenemos una aproximación sucinta acerca del comportamiento de las relaciones internacionales de Angola en sus primeras cuatro décadas, con destaque para los encuentros y desencuentros entre Luanda y Washington, en los momentos de predominio de la Guerra Fría y, a posteriori, en la etapa de recomposición y mejoramiento de los vínculos bilaterales, marcado por la sintonía de intereses de ambas capitales en temas cruciales, representado por las dos visitas oficiales de los presidentes angolanos a los EE.UU.[5]


[1] Acerca de estos fatídicos desenlaces, se hizo pública una carta firmada por el secretario de Estado James Baker, dirigida al líder de la UNITA, Jonas Savimbi, en marzo de 1992, en la cual el titular de la diplomacia estadounidense le exigía informaciones y esclarecimiento sobre las muertes de los dos dirigentes en la localidad de Jamba (sureste de Angola), sede del cuartel general de esa organización opositora.

[2] Chingunji y Dos Santos eran figuras de recambio potencial, identificados por Washington para un eventual reemplazo del líder histórico, a la manera estadounidense.

[3] La presentación de la reconciliación nacional como política del MPLA estuvo a cargo del presidente Agostinho Neto, durante un memorable discurso en Cabinda, a principios de 1978, la cual tuvo diferentes denominaciones oficiales en su implementación, cuyo punto culminante fue la creación del Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional (GURN), en 1995, que perduró hasta tiempo después de la firma del Armisticio de Luena, en abril de 2002.

[4] En medios de la prensa nacional acreditada para ofrecer cobertura de los comicios generales prevaleció el criterio de que el presidente José Eduardo sí ganó la contienda electoral, pero teniendo en cuenta las informaciones que aseguraban una intentona de golpe de estado por parte de las fuerzas de la UNITA ubicadas en Luanda, el núcleo principal del MPLA prefirió dejar abierto del capítulo de la segunda vuelta electoral, para ganar tiempo en la preparación de un probable contragolpe armado por parte del gobierno, como finalmente aconteció.

[5] A finales de noviembre de 2023, el presidente João Lourenço efectuó una visita oficial a los EE.UU., cuya agenda estuvo dirigida a profundizar la cooperación bilateral en los sectores de comercio, inversión, clima y energía. La visita contempló interés por el proyecto de Asociación para Infraestructuras e Inversiones Globales (PGI), que ha patrocinado la administración Biden para el corredor ferroviario de Lobito, que vincula a Angola, la República Democrática del Congo y Zambia a los mercados internacionales.


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