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Mirada al Escenario Electoral en USA a 4.5 meses de las elecciones

julio 6, 2020   0

A poco más de 4 meses de las elecciones en los Estados Unidos tenemos un panorama complejo caracterizado de manera importante por elementos que hace tan sólo 6 meses no incidían en la vida de los norteamericanos y por tanto no se consideraban a la hora de analizar las elecciones de noviembre; escenario enrarecido de por sí dado el altísimo nivel de polarización política que allí se vive y las particularidades de la complicada y para muchos repulsiva personalidad del presidente, sus controvertidas políticas y su estilo poco ortodoxo.

Por una parte tenemos el Covid 19, que tiene en los Estados Unidos el territorio más afectado en todo el mundo, tanto en numero de contagiados como de fallecidos, cifra esta última que amenaza con sobrepasar las 200 mil antes del 3 de noviembre y que ha puesto en evidencia el mal manejo de la epidemia por parte del presidente Trump; la grave crisis económica consecuencia de lo anterior, principalmente en lo relativo al desempleo que de aproximadamente un 3% a principios de año ha subido a cerca de un 14% (o 16% según otros analistas) y que según la mayoría de los economistas, aunque en menor grado, continuará golpeando el país en el otoño; y en tercer lugar, las manifestaciones masivas que han sacudido prácticamente a todas las ciudades del país tras el crimen de raíces racistas del afronorteamericano George Floyd a manos de un policía blanco y los desafortunados comentarios y decisiones del presidente. Estos tres acontecimientos han complejizado la reelección de Trump como veremos más adelante.

Aunque Trump cuenta con el respaldo incondicional de aproximadamente un 43%-44% de los ciudadanos del país, que como el mismo dijo en la campaña anterior pueden verlo disparar y matar a alguien en la 5ta avenida y no le retirarán su respaldo, en unas elecciones muy cerradas y decisivas en algunos estados claves, estos hechos pueden lesionar decisivamente sus aspiraciones reelectorales al, por una parte, hacerle perder el voto de algunos indecisos, sobre todo entre los independientes moderados, y por otra servir de acicate y motivar a salir a votar a algunos sectores adversos pero menos dados a participar en los procesos electorales que los partidarios de Trump, como son los negros y los jóvenes menores de 30 años. 

A continuación veremos algunos datos importantes que ponen de manifiesto la compleja situación que enfrenta Donald Trump a poco más de 4 meses de las elecciones.

A finales de Febrero, según la firma R.C.P. poll average, el 40.2% de los norteamericanos estimaba que el país marchaba por el camino correcto y el 54.5 por el camino equivocado. En Junio los números indicaban que sólo un 27.1% estimaba que el país iba por el camino correcto y el 66.9% por el equivocado, cifra esta última que es la más alta desde que Trump asumió la presidencia.  Una encuesta Gallup reveló que el nivel de orgullo de ser estadunidense sufrió un declive de 7 puntos (situándose al 63 por ciento) comparado con el año pasado, para llegar a su nivel más bajo desde que la encuestadora empezó a registrar esta opinión en el 2001.                    

Según otra encuesta Gallup (que es la firma más confiable para encuestas sobre la aprobación de gestión del presidente) realizada de Mayo 28 a Junio 4, el nivel de aprobación ha descendido en 5 meses al 39% que es una de las cifras más bajas desde que Trump asumió la presidencia; mientras casi un 57% desaprueba su gestión. Esto implica caídas de 7 puntos entre los republicanos a un 85% y los independientes a un 39%, y de 9 puntos entre los demócratas para un 5%.  Si en Enero de este año un 63% de los norteamericanos aprobaba la gestión de Trump en la economía en la actualidad sólo lo hace un 47%. Una caída dramática también se refleja en la aprobación de su gestión en relación con el Coronavirus que de Marzo a la actualidad bajó de un 62% a un 42%.

En otras 6 encuestas entre las firmas más reconocidas del país, cuando se mide las posibilidades de Trump frente a Biden, todas le dan ventaja al presunto candidato demócrata de entre un 6% y un 14% para un promedio de un 10%. Si bien entre los hombres Trump no ha perdido tanto respaldo y en las últimas encuestas conserva una ventaja de entre 2 y 6 puntos, entre las mujeres está 25 puntos detrás de Biden. También entre personas de la raza blanca sin título universitario, Trump ha perdido considerable respaldo, habiendo descendido en solo 3 meses que era de 31 puntos por encima de Biden a una preeminencia de 21 puntos, mientras que entre los blancos graduados de la universidad Biden conserva una ventaja de 20 puntos.  Entre los jóvenes menores de 35 años Biden ha aumentado el apoyo en 6 puntos y ahora disfruta de una ventaja de 22 puntos sobre Trump.  También en relación con los independientes, entre los que Trump obtuvo alrededor del 45% en el 2016 y que en Marzo de este año sólo el 33% desaprobaba fuertemente la gestión del presidente, una encuesta reciente de Marist/NPR/PBS elevó esta cifra en 10 puntos hasta el 43%.     

Uno de los bastiones de Trump son los blancos evangélicos que lo han apoyado abrumadoramente.  Según el Public Religion Research Institute demográficamente este sector  ha descendido 2 puntos (a un 15%) del total de la población norteamericana, y el respaldo al Presidente entre éstos había descendido 15 puntos en Mayo. Aunque probablemente en Noviembre los evangélicos continúen apoyándolo masivamente, un leve descenso en estados claves puede constituir una diferencia importante.    

El voto de los no blancos, y particularmente de los negros, tendrá una importancia decisiva en las venideras elecciones. La proporción de población blanca en el país ha ido descendiendo en relación con los afronorteamericanos y los latinos. El Pew Research Center estima que en la actualidad el voto blanco constituye el 66.7% del total mientras el de los negros es el 12%. Los latinos superan ya en población a los negros y se estima alcanzan aproximadamente el 18% de la población y el 14% de los votantes, pero los negros suelen votar demócrata en un 90% mientras que entre los latinos el favoritismo azul es del 65% o menos. Cerca del 70% de los afronorteamericanos son moderados o conservadores, lo que se aviene a las posiciones políticas moderadas de Biden quien personalmente cuenta con amplio respaldo entre la población negra. Además algunas encuestas señalan que el 80% de éstos considera que Trump es racista.

La proporción en que la población negra salga a votar el 3 de noviembre será seguramente decisiva. Un por ciento relativamente pequeño de menos votantes negros en el 2016 en relación con los que salieron a votar por Obama, determinó la derrota de Clinton ese año. Además de contar con amplio apoyo entre éstos, Biden ha planteado que llevará de compañero de fórmula a una mujer, y la mayoría presume que será una afronorteamericana, para quienes también ha prometido un puesto en la Corte Suprema de Justicia. Son varias las que aparecen con posibilidades de ser escogidas para el cargo de vicepresidente, pero a todas parece faltarle alguno de los ingredientes que se considera debe poseer la persona que ocupe ese puesto, y Biden tendrá hasta Agosto para tomar una decisión al respecto. 

Algunas otras encuestas también arrojan luz sobre las actuales preferencias de los estadounidenses por Biden. Una reciente de NBC News/Wall Street Journal en la que preguntaban sobre 13 diferentes temas priorizados cual de los dos aspirantes estimaban haría mejor trabajo, en 10 temas Biden superó a Trump. Según la encuesta los cuatro asuntos más importantes para los estadounidenses hoy son la economía, la salud, la pandemia del coronavirus y los problemas raciales. En todos con excepción de la economía, donde Trump lideraba por 5 puntos, Biden superaba a Trump por cifras de dos dígitos.

Un factor importante a considerar es que Biden es mucho menos impopular que Hillary y que en buena medida la derrota de ésta estuvo signada por el alto nivel de impopularidad que tenía entre el electorado norteamericano, lo que facilitó concentrar los ataques de los republicanos sobre ella, teniendo éxito en lograr hacer crecer sentimientos negativos en su contra. Según R.C.P poll average Clinton tenía sólo un 38.3% de opinión favorable contra un 55.7% desfavorable, mientras Biden goza de un 44.3% favorable contra el 45.7% desfavorable en momentos en que Trump tiene un 41.3% (que ahora es de 39%) favorable contra un 54.5% desfavorable (que ahora es 57%).     

Estas cifras arrojan una diferencia sustancial a favor de Biden, quien probablemente se proclamaría presidente de tener lugar hoy las elecciones. Sin embargo aún faltan más de 4 meses para que éstas tengan lugar y una caída tan dramática en los índices de opinión sobre el Presidente, en un periodo tan breve de tiempo, lleva a pensar que la misma puede tener corta duración ya que se debe a tres factores que han tenido una impronta muy fuerte en apenas tres meses, y cuando estas cosas suceden, generalmente las consecuencias no son de larga duración. Sin embargo las perspectivas en relación con la pandemia del coronavirus no son buenas para lo que resta del año, y por tanto una buena parte de las afectaciones a la economía no deben desaparecer. Impredecible es el tercer factor del racismo, la violencia policial, las manifestaciones, y las desafortunadas declaraciones y acciones de Trump, quien por lo general no puede reprimir su naturaleza racista, tomando en cuenta además, que ya tuvo lugar otro incidente similar al de Floyd con la muerte de un joven afronorteamericano en la ciudad de Atlanta.

Otro aspecto que vale señalar y que apunta un informe estadístico cuya fuente no se ha podido precisar sobre los resultados de las elecciones del 2016 es que Clinton obtuvo un 47.90% de los votos, Trump un 46.40% (diferencia de 1.50%) y los otros candidatos independientes el 5.48%; de éstos un 3.28% por Johnson del Libertario y 1.01% de Stein del Verde. Según algunos especialistas estos partidos, particularmente el Libertario, no contarán con un candidato atractivo y se espera que la proporción de votos que los mismos reciban en el 2020 sea considerablemente más pequeña que cuatro años atrás.

Veamos como se proyecta la economía. La economía del país, elemento esencial en cualquier evento electoral en los Estados Unidos, ha dado señales contradictorias en cuanto a sus posibilidades de recuperación, y el optimismo reciente de que podría recuperarse en los próximos meses a medida de que disminuyen las medidas de confinamiento se ha ido desinflando.  Después de algunos esperanzadores datos en mayo sobre el desempleo y el aumento en las ventas al por menor, los principales índices como el Dow Jones, que tuvo recientemente su peor caída desde Marzo, así como el S&P 500 (INX) y el Nasdaq Composite (IXIC) cayeron bruscamente en Wall Street al tiempo que se incrementan los temores de un aumento en los índices de inflación. El banco central estadounidense ha estimado que el producto interno bruto (PIB) del país se contraerá este año un 6.5%, mientras que la tasa de desempleo se situará en torno al 9.3% a finales del 2020.  El “tanque pensante” británico Oxford Economics que antes de la epidemia del Covid-19 había pronosticado que Trump obtendría en las elecciones de Noviembre el 55% de los votos ahora estima que el aumento del desempleo y la inflación impedirán la reelección de Trump quien sacará apenas el 35% de los votos. (En realidad ambas cifras me parecen desproporcionadas pero la tendencia es válida para tenerse en cuenta).

A poco más de 4 meses para las elecciones Trump cuenta con un Partido Republicano que le apoya en casi un 90%. La corriente conservadora dominante en el Partido hasta el 2016 se rindió casi totalmente ante éste. El trumpismo en el P.R. constituye aproximadamente el 28% de los electores del país, y a ellos se ha unido todo el resto del ala derecha (poco más del 15%), lo que le permite gozar de un apoyo que oscila alrededor del 43-44% de la población. Sin embargo, recientemente un creciente número de reconocidos republicanos han declarado que no apoyarán la reelección de Trump, e incluso algunos han dicho que votarán por Biden. Jeb y George W. Bush al igual que el senador Mitt Romney han declarado que no apoyarán a Trump. Paul Ryan y John Boehner, quienes fueron Speaker de la Cámara no han precisado que postura asumirán y Colin Powell ha declarado que votará por Biden. También un número considerable de ex altos oficiales de las Fuerzas Armadas y ex funcionarios de seguridad nacional han criticado a Trump y declarado públicamente que no le apoyarán, destacándose en este sentido la fuerte carta de su ex Secretario de Defensa James Mattis. Biden por su parte estimula la deserción entre éstos a través de la recién creada coalición “Republicanos por Biden”.

Por otro lado Joe Biden se encuentra con un Partido Demócrata mucho más dividido entre dos tendencias de similares proporciones, una más radical y otra más moderada. Biden encarna la tendencia moderada, compuesta fundamentalmente por blancos del sexo masculino mayores de 45 años y por negros. La tendencia radical, mucho más dinámica y compuesta esencialmente por mujeres y jóvenes menores de 45 años, que comenzó arrasando en las primeras primarias hasta que éstas llegaron al sur predominantemente negro y paralelamente se orquestaron maniobras de los establishment demócrata y del país en general para detenerlos, temerosos de las progresistas políticas proclamadas por éstos, está liderada por el senador independiente Bernie Sanders. En esta situación el principal factor de unidad es el deseo de sacar a Trump de la Casa Blanca. Biden y Sanders se han reunido con frecuencia en busca de acuerdos y recientemente han creado una fuerza de tarea conjunta para encontrar figuras, estrategias y políticas que satisfagan a ambas partes, procurar que los importantes sectores de jóvenes y negros, más dados al abstencionismo, salgan a votar este año, y poder enfrentar con éxito todos los requerimientos de la campaña.

Un criterio que gana cada día más partidarios, incluso entre personalidades no dadas a creer en conspiraciones, es el de que por la conocida personalidad patológica de Trump, caracterizada por el narcisismo, tendencias al autoritarismo, la necesidad de mentir todo el tiempo, su incapacidad de aceptar errores y echar a cualquiera la culpa de sus fracasos, etc., constantemente se acrecienta el peligro de que éste, al evidenciarse su derrota en las urnas, opte por alguna medida extrema para mantenerse en el poder; ya sea intentando posponer las elecciones amparándose en la crisis de salud provocada por el Covid-19, o haciendo trampas en las urnas en algunos estados claves, o desconociendo los resultados alegando que se hizo trampa en su contra. En este sentido tampoco debe descartarse cualquier acción desesperada que le permita invocar el respaldo del pueblo ante los peligros que supuestamente puedan amenazar la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Considero que Trump perderá el voto popular. Si en el 2016 ante Clinton sacó, según algunos estimados, casi 2.9 millones de votos menos que la aspirante demócrata, en esta ocasión, con una situación mucho más adversa debe quedar debajo de Biden por más de 3 millones de votos. Sin embargo, aunque todas las apreciaciones, análisis y cifras apuntadas son importantes, es la lucha en los estados y los votos electorales los que determinarán quien será el presidente en los Estados Unidos y no el voto popular. Así pues, analizaremos a continuación como vemos en estos momentos proyectarse esta batalla en los 50 estados de la Unión más Washington D.C., a sabiendas de que las cosas pueden cambiar significativamente en los próximos meses.

Las principales firmas especializadas en los EE.UU. consideran que son 13 los estados no definidos por uno u otro candidato los que constituirán los escenarios decisivos donde se librarán las batallas que decidirán el ganador en las elecciones presidenciales del 2020. 

Estos 13 estados y el número de votos electorales de cada uno son:

Michigan   16

Pennsylvania   20

Wisconsin    10

Florida    29

Ohio   18

Arizona    11

Carolina del Norte   15

New Hampshire   4

Virginia    13

Iowa   6

Texas   38

Nevada   6                                                                                                                                                                                                  

Minnesota    10                                                         

T O T A L  196 V.E.                

Total de Votos Electorales en los 50 estados + Wash. DC : 538

Votos Electorales necesarios para ganar: 270

Votos Electorales que parecen seguros: 342.

V.E. seguros para el P. Republicano: 21 estados                                = 142 V.E.

V.E. seguros para el P. Demócrata: 16 estados más Washington DC = 200 V.E.

V.E. no seguros en 13 estados que se consideran no definidos:         = 196 V.E.

Analizando una serie de datos sobre los estados que se consideran decisivos trataré de reducir el número de éstos asignándole algunos al P.R. y otros al P.D. para hacer más fácil futuros pronósticos. Estos no serían votos seguros, pero sí votos relativamente seguros, a los cuales se le puede dar cierto crédito.

Al P.R. se puede considerar agregarle como relativamente seguros a Texas (38), Carolina del Norte(15) y Iowa(6), lo que daría al P.R. un total de: 201V.E.

Considerando el patrón electoral de Texas, que siempre desde 1980 ha votado por el candidato republicano, tiene gobernador y ambos senadores republicanos y 3 encuestas le dan favoritismo de 1.5% a Trump, y Carolina del Norte que con excepción del 2008 que votó por Obama siempre lo ha hecho republicano y tiene ambos senadores republicanos, estimo en principio otorgarle ambos estados a Trump, aunque tras 8 encuestas en el estado de C. del Norte Biden tiene un 0.5% por encima de Trump. También le otorgo Iowa, estado que le dio amplia ventaja a Trump en el 2016 de 9.6%, tiene gobernador y ambos senadores republicanos y actualmente las encuesta le dan ligera ventaja de 0.5% a Trump.

Al P.D. se puede considerar agregarle como relativamente seguros a Michigan (16), Virginia(13), Wisconsin(10), Minnesota(10) y Nevada 6), lo que daría al P.D. un total de:     255 V.E.

Minnesota votó por Clinton en el 2016 por margen inferior a 2%, pero siempre ha votado por presidente demócrata desde 1980 a la fecha y en la última encuesta realizada le da margen de 5% a Biden. El gobernador y ambos senadores son demócratas. Virginia también votó por Clinton y presenta una clara tendencia a votar cada vez más demócrata; además la encuesta realizada arroja un 12% a favor del ex vice presidente. El gobernador y ambos senadores son demócratas. Michigan votó por Trump en el 2016, pero fue por margen de 0.3%, lo considero estado demócrata y actualmente las 8 encuestas realizadas dan como promedio un 7.6% a favor de Biden, incluso la última 16 puntos a favor de éste. El gobernador y ambos senadores son demócratas. Wisconsin también votó por Trump en el 2016 por margen de sólo un 1%, pero desde 1988 siempre había votado demócrata y actualmente 5 encuestas le dan margen promedio favorable de 6.2% a Biden. El gobernador y un senador son demócratas. Nevada por su parte votó por Hillary en el 2016 y ambas veces por Obama y por Bill Clinton. Tiene gobernador y ambos senadores demócratas y las encuestas, con excepción de una, le dan entre 4 y 7 puntos de ventaja a Biden.

Tenemos pues que de ser cierta la anterior apreciación, los demócratas solo necesitarían 15 votos electorales más para ganar la presidencia, mientras los republicanos requerirían de al menos 69 V.E.

En este caso los estados que decidirían serían: Pennsylvania(20 V.E.), Florida (29), Ohio(18), Arizona(11) y N. Hampshire(4).

Los republicanos estarían obligados a ganar Florida, Ohio y Pennsylvania, más alguno de los otros dos, pero no pueden darse el lujo de perder ninguno de estos tres porque no le alcanzarían los votos. Los demócratas ganando uno sólo entre Florida, Ohio y Pennsylvania, o en su defecto Arizona y New Hampshire, obtendrían la presidencia. (De cumplirse el pronóstico realizado de estados seguros y estados relativamente seguros, si los demócratas pierden Ohio, Pennsylvania y Florida pero ganan Arizona y New Hampshire se daría el caso de que obtendrían la presidencia por diferencia de 1 V.E).

Pennsylvania votó por Trump en el 2016 por margen de 1.2%, pero en las presidenciales anteriores siempre votó demócrata con excepción de por Reagan en 1980 y 1984. El gobernador y un senador son demócratas. En las 3 últimas encuestas Biden ha salido favorecido pero por márgenes muy estrechos que dan como promedio una ligera ventaja de 0.1%, equivalente a un empate virtual. Florida la dio la victoria a Trump en el 2016 por margen de 1.3%. El gobernador y ambos senadores son republicanos. Votó en 1996 por Clinton y por Obama en el 2008 y 2012 pero en la mayor parte de las presidenciales ha votado republicano. Trump ha declarado Florida su estado de residencia y ha movido a este estado su proclamación como candidato del P.R. Las 6 encuestas realizadas dan un promedio de un 2.5% de ventaja a Biden. Ohio votó por Trump en el 2016 por un amplio margen de 8.6%. Su gobernador y un senador son republicanos. En las presidenciales ha votado aproximadamente las mismas veces por un partido que por el otro. Las 2 encuestas que se han realizado le dan una mínima ventaja a Trump de 0.4%, lo que constituye un empate virtual. Arizona le dio la victoria a Trump por margen de 4.2%. El gobernador y un senador son republicanos y nunca ha votado por un candidato a presidente demócrata. Últimamente se ha estado produciendo un cambio demográfico que se ha traducido en la esfera política en un mayor apoyo a los candidatos demócratas. Cinco encuestas en Arizona han otorgado como promedio un favoritismo de 3.3% a Biden. New Hampshire favoreció a Clinton sólo por un 0.4% y aunque está considerado estado oscilante tiende a favorecer ligeramente más a los demócratas, pero sólo aporta 4 V.E.

Valorando la situación de los 5 estados que considero indecisos y que en última instancia decidirían, el panorama se presenta algo más favorable para los demócratas que necesitarían solamente 15 V.E. por 69 los republicanos. Considero que en Arizona, Ohio y Florida existe una discreta tendencia a favor de los republicanos mientras en New Hampshire y Pennsylvania esa discreta tendencia se mueve a favor de los demócratas. Aunque en general parece haber una ligera ventaja demócrata, dado lo estrecho de las diferencias entre uno y otro candidato en algunos estados indecisos, nada está decidido aún.

Las Elecciones Congresionales:

La Cámara de Representantes:

En relación con la Cámara de Representantes se mantiene lo señalado en anteriores informes en el sentido de que ésta permanecerá en manos demócratas aunque podrían tener lugar variaciones a favor de uno u otro partido. No obstante, ante el reciente deterioro de los principales índices económicos y de la imagen del presidente por el mal manejo de la epidemia del Covid-19 en sus inicios, así como de los abusos de carácter racista por parte de la policía contra los afronorteamericanos y el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco, las posibilidades de que los republicanos aumenten la cantidad de asientos se reduce.

El Senado

Los demócratas necesitarían una ganancia neta de 4 escaños para obtener la mayoría o 3 si ganan las presidenciales y el voto del vicepresidente decide.

En el informe anterior veíamos que las mayores posibilidades de cambio a favor del P. Demócrata se encontraban en Colorado, Arizona y Maine, mientras que los republicanos tenían muy buenas oportunidades de lograr un escaño en Alabama. De ocurrir esto los demócratas obtendrían dos escaños netos, con lo cual no alcanzaban la mayoría. Se señalaba asimismo que North Carolina, en menor medida, podía evolucionar hasta ponerse también al alcance de los demócratas, y que de ser así, entonces los demócratas, con los anteriores 3 y N. Carolina, podrían alcanzar mayoría si también ganaban las presidenciales. No obstante, en ese momento, las mayores posibilidades parecían ser de que mejorarían su situación actual reduciendo la diferencia, pero sin alcanzar la mayoría. 

Un factor que pudiera beneficiar a los republicanos sería que la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren sea seleccionada por Biden como su compañera de fórmula pues casi con seguridad el gobernador republicano de ese estado nombraría a alguien de su partido para sustituirle hasta las próximas elecciones.

En estos momentos la situación de los demócratas parece haber evolucionado favorablemente. El ambiente político del país tras el Covid-19 (el deterioro de los principales índices económicos y las perspectivas de que no mejoren significativamente antes de Noviembre, el tema del racismo en la policía y las respuestas de Trump antes estos hechos) se muestra contrario a los republicanos en general y ante Trump en particular, elevando el miedo de que ante una caída estrepitosa de éste, arrastre consigo a un grupo de senadores.

En Colorado, Arizona y Maine las perspectivas demócratas han mejorado en los últimos tres meses. En Colorado el incumbente republicano Gardner está debajo en las encuestas ante el aspirante demócrata el ex gobernador John Hickenlooper. En Arizona el candidato demócrata ex astronauta Mark Kelly supera ampliamente a la republicana Marha McSally. En Maine, uno de los estados que Trump perdió en el 2016, la senadora rep. Susan Collins, en el cargo desde 1996, enfrenta su más difícil prueba tras haber apoyado la designación de Brett Kavanaugh como juez a la Corte Suprema y aparecer debajo en encuestas y recaudaciones. North Carolina también ha evolucionado convirtiéndose en un estado verdaderamente competitivo. Incluso en otros estados que eran considerados sólidamente republicanos la situación ha cambiado y ahora las ventajas de éstos es menos sólida. Tal es el caso de Georgia, Montana, Kansas y Iowa. Recientes encuestas en las tres últimas daban ligeras ventajas a los candidatos demócratas. En Georgia el incumbente republicano Johnny Isakson se retiró y ahora ambos escaños en ese estado deberán ir a elecciones.

De hecho en la actualidad North Carolina, Montana, Kansas y Iowa, aunque son estados que se inclinan más por el P. Republicano, están estadísticamente parejos y tenemos que seguir de cerca como evolucionan en los próximos meses.

Otro elemento importante a considerar es el hecho de que los demócratas están recaudando más y gastando considerablemente más dinero que los republicanos sobre todo en los 4 estados claves mencionados (Colorado, Maine, Arizona y North Carolina) donde éstos tienen buenas posibilidades de pasarlos a su favor. A nivel de comités partidistas, el DCCC terminó Marzo con $80.7 millones en mano por $48.8 millones el NRCC. Más importante aún es que los incumbentes demócratas terminaron Marzo con $2.2 millones en mano por $366,000 de promedio entre los republicanos.

En resumen puede decirse que la situación del Partido Demócrata se presenta mas favorable que lo que estaba hace unos meses, y por tanto las perspectivas de alcanzar la mayoría en las elecciones de noviembre han mejorado considerablemente aunque no hay nada decidido aún y debemos seguir de cerca la evolución de los acontecimientos para ver si en el informe de septiembre podemos dar un pronóstico más preciso.


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