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China

¿Por qué nos oponemos firmemente y con determinación a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a la región Taiwan?

agosto 19, 2022   0

El pasado 2 de agosto, ignorando las severas protestas de China,la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó la región Taiwan de China, lo que provocó una gran indignación en el pueblo chino. Para contrarrestar su visita y mantener la connivencia entre Estados Unidos y Taiwan, China ha llevado a cabo operaciones militares en el mar y el espacio aéreo en torno a la isla de Taiwan, suspendió la cooperación sino-estadounidense en campos relacionados y publicó el libro blanco «La Cuestión de Taiwan y la Reunificación de China en la Nueva Era», entre otras acciones. Seguiremos tomando medidas adecuadas y necesarias en el futuro para salvaguardar la soberanía y la seguridad nacionales de China. Creo que hay tres razones relacionadas por las que China opone firmemente y contrarresta resueltamente la visita de Pelosi a Taiwan, pero si se reducen a uno, sería el principio de Una Sola China; es decir, en el mundo existe una sola China, Taiwan forma parte inalienable del territorio chino y el Gobierno de la República Popular China es el único representante legítimo de toda China.

En primer lugar, la visita de Pelosi a Taiwan es una defensa de las fuerzas secesionistas por la “independencia de Taiwan”, una injerencia en los asuntos internos de China, una violación de su soberanía e integridad territorial, y un aumento de las tensiones en el estrecho de Taiwan.

Taiwan pertenece a China desde la antigüedad, y nunca ha sido un estado. La historia es clara y los hechos jurídicos también. En julio de 1895, Japón lanzó una guerra de agresión contra China, obligando al derrotado gobierno Qing a ceder Taiwan y las islas Penghu en abril del año siguiente. En 1943, la Declaración de El Cairo emitida por China, Estados Unidos y el Reino Unido declaró que todos los territorios que Japón le había robado a China, incluida Taiwan, deben ser devuelto a China. En 1945, la Proclamación de Potsdam fue firmada por China, Estados Unidos y el Reino Unido en el que se reiteró que las disciplinas escritas en la Declaración de El Cairo serían aplicadas, y posteriormente reconocida por la Unión Soviética. En septiembre de 1945, Japón firmó los Términos de Rendición Incondicional, prometiendo «cumplir fielmente las obligaciones establecidas en la Proclamación de Potsdam». El 25 de octubre de ese mismo año, el gobierno chino declaró que «reanudaría el ejercicio de la soberanía sobre Taiwan» y celebró una «ceremonia de aceptación de la rendición de Japón en la provincia de Taiwan del teatro de guerra china» en Taibei. Así, mediante una serie de documentos con efectos jurídicos internacionales, China recuperó Taiwan de jure y de facto.

El 1 de octubre de 1949, se fundó el Gobierno Popular Central de la República Popular China, sucesora del gobierno de la República de China, y se convirtió en el único gobierno legítimo de toda China. El nuevo gobierno reemplazó al anterior régimen del KMT en una situación en la que China, como sujeto del derecho internacional, no cambió y la soberanía y el territorio inherente de China no cambiaron. Como resultado natural, el gobierno de la República Popular China debería disfrutar y ejercer la plena soberanía de China, que incluye su soberanía sobre Taiwán. En 1971, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2758 reconoció a los representantes del Gobierno de la República Popular China como únicos representantes legítimos de China ante la ONU. Esta resolución resolvió de una vez esa cuestión desde el punto de vista político, jurídico y de procedimiento, dejando claro que China sólo tiene un puesto en las Naciones Unidas y que no existen «dos Chinas» o «una China, un Taiwan». Taiwan es parte inalienable del territorio chino, y la cuestión de Taiwan es una cicatriz que ha dejado la guerra civil de China. Los asuntos de Taiwan son asuntos internos de China y deben ser resueltos por el pueblo chino de ambos lados del estrecho.

El Partido Democrático Progresista (DPP), actualmente en el poder en Taiwan, es un partido «independentista» y sus autoridades se niegan a reconocer el hecho y la jurisprudencia de que ambos lados del Estrecho de Taiwan pertenecen a una sola China, vienen pretendiendo procurar la independencia valiéndose de EE.UU., promueven la “desinización”para cortar lazos de historia, cultura e identidad, provocan confrontaciones entre dos lados del estrecho para la “independencia gradual”. La visita de Pelosi a Taiwan es una grave injerencia en los asuntos internos de China, una grave violación de la soberanía china y envía una severa señal falsa para las fuerzas «secesionistas de Taiwan» de que «Estados Unidos está de su lado». Esto sólo alentará aún más a los secesionistas ir cada vez más lejos por ese peligroso camino, haciendo que la ya tensa situación en el Estrecho de Taiwan sea aún más complicada, peligrosa e impredecible.

La Constitución de la República Popular China, la Ley Antisecesión y la Ley de Seguridad Nacional estipulan que la soberanía y la integridad territorial de China son inviolables y no permiten división. Nunca se permitirá que las fuerzas secesionistas de la «independencia de Taiwan» separen Taiwán de China bajo ningún motivo ni por ninguna manera. Las contramedidas de China tienen como objetivo advertir a los provocadores, castigar a las fuerzas «secesionistas de Taiwan» y salvaguardar la soberanía y la seguridad nacionales.

En segundo lugar, la visita de Pelosi a Taiwan es una grave violación del principio de una sola China y de las estipulaciones de los tres Comunicados Conjuntos entre China y EE.UU.. Ha impactado severamente a los fundamentos políticos de las relaciones chino-estadounidenses, lo cual se suma a las ya tensas relaciones entre ambos países.

El principio de una sola China es el consenso universal de la comunidad internacional y la base política para el establecimiento y desarrollo de las relaciones diplomáticas entre China y el resto de los países del mundo, incluido Estados Unidos. Históricamente, la cuestión de Taiwan ha sido el mayor obstáculo para la normalización de las relaciones entre EE.UU. y China, debido a la firme adhesión del CHina al principio de una sola China y a su determinación a no ceder ni un paso al respecto. En 1971, Estados Unidos afirmó a China que estaba dispuesto a seguir nuevos principios sobre el tema de Taiwán, incluido lo de reconocer que en el mundo existe una sola China y Taiwán es parte de China; Estados Unidos no ha apoyado ni apoyará ningún movimiento de «secesionista de Taiwan».

Durante su visita a China en 1972, el Presidente Richard Nixon confirmó estos principios al Primer Ministro Zhou Enlai, y así nació el Comunicado de Shanghai. En ese documento, Washington dejó claro que «reconoce que el pueblo chino de ambos lados del estrecho de Taiwan creen que sólo hay una sola China y que Taiwan es parte de China. El Gobierno de los Estados Unidos no discute esta posición». Este compromiso de la parte estadounidense inició el proceso de normalización de las relaciones entre las dos naciones.

Sólo cuando la nación norteamericana cumplió los tres requisitos previos propuestos por la parte china sobre la cuestión de Taiwan, los que fueron: «romper los lazos diplomáticos, derogar los tratados y retirar las tropas», la parte china decidió establecer formalmente relaciones diplomáticas con Estados Unidos. En el «Comunicado sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas» emitido en 1978, Estados Unidos declaró claramente que «reconoce al Gobierno de la República Popular China como el único gobierno legítimode China y reconoce la posición de China de que solo existe una sola China y Taiwan es parte de China». En el comunicado del «17 de agosto» emitido en 1982, Estados Unidos dejó claro que: «En el comunicado conjunto emitido por ambos gobiernos sobre el establecimiento de relaciones diplomáticas el 1 de enero de 1979, los Estados Unidos de América reconocen al Gobierno de la República Popular China como el único representante legítimo de China y reconocen la posición de: existe una sola China y que Taiwan es una parte de de China. El Gobierno de Estados Unidos no tiene intención de infringir la soberanía y la integridad territorial de China, ni de interferir en sus asuntos internos, ni de aplicar la política de «dos Chinas» o «una China, un Taiwan»».

Sin embargo, en los últimos 40 años, la parte estadounidense no ha aplicado estrictamente el principio de una sola China ni las disposiciones de los tres Comunicados Conjuntos chino-estadounidenses. Incluso, en años recientes, ha intensificado sus intentos de distorsionar, oscurecer y vaciar el principio de una sola China. Pelosi, como Presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso, es la tercera figura política de Estados Unidos. Voló a Taiwan en un avión militar estadounidense, y según ella, era una «visita oficial», y fue recibida con un alto perfil por las autoridades del DPP de Taiwan. Se trata de una flagrante violación del compromiso de EE.UU. con China de no desarrollar relaciones oficiales con Taiwan y es una severa provocación política para elevar los contactos oficiales y las relaciones sustanciales entre EE.UU. y Taiwan. Más de un año después de que Joe Biden se hiciera cargo de la Casa Blanca, las relaciones chino-estadounidenses no han salido de los tiempos difíciles creados por la anterior administración estadounidense, sino que se han encontrado con más desafíos. La cuestión de Taiwan es la más importante, sensible y esencial. En respuesta a las señales erróneas enviadas por algunos en Estados Unidos a las fuerzas secesionistas por la»independencia de Taiwan», el presidente Xi Jinping advirtió que si no se maneja adecuadamente la cuestión de Taiwan, tendrá un efecto desestabilizador en las relaciones entre ambos países. En respuesta al intento de Pelosi de visitar Taiwan, China explicó a la parte estadounidense -a todos los niveles y a través de todos los canales- la gravedad, el peligro y el daño del intento, subrayando que Washington será responsable de todas las consecuencias derivadas del mismo. Sin embargo, partiendo de intereses políticos propios, Pelosi se arriesgó a dañar las relaciones chino-estadounidenses, resultado que también fue responsable la administración estadounidense. Cada decisión tiene consecuencias y cada quien recoge los frutos que siembra. Por eso, China impuso sanciones a Pelosi y a los miembros de su familia inmediata y adoptó otras contramedidas, suspendiendo la cooperación en ámbitos relacionados. EE.UU. no puede perjudicar seriamente los intereses fundamentales de China al tiempo que busca cooperar en áreas para su beneficio propio. La culpa recae sobre la parte estadounidense, por hacerse daño a sí mismo con sus decisiones. Algunos medios de comunicación y personas de Estados Unidos también han condenado la visita de Pelosi a Taiwan por considerarla imprudente e irresponsable.

En tercer lugar, la visita de Pelosi a Taiwan es una grave violación de las normas básicas universalmente aceptadas de las relaciones internacionales, especialmente el importante principio de no injerencia en los asuntos internos confirmado por la Carta de la ONU, y expone la naturaleza hegemónica e intimidatoria de Estados Unidos.

El respeto a la soberanía y la integridad territorial de todos los países y la no injerencia en los asuntos internos son principios importantes afirmados por los propósitos de la Carta de la ONU y son universalmente reconocidos como normas básicas de las relaciones internacionales. El principio de una sola China está consagrado en la Resolución 2758 de la Asamblea General, que forma parte del orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial, y se ha convertido en un amplio consenso en la comunidad internacional. Mientras, Estados Unidos cree en el excepcionalismo americano y ha adoptado tradicionalmente un enfoque pragmático del derecho internacional, utilizándolo cuando le conviene y desechándolo cuando no. El arribo de Pelosi a Taiwan para apoyar el separatismo y abogar por el enfrentamiento entre bandos es una grave violación del derecho internacional. Si se ignora y se abandona el principio de no injerencia en los asuntos internos, el mundo volverá a la ley de la selva y Estados Unidos será más imprudente a la hora de tratar con otros países, especialmente con los pequeños y medianos, a través de la llamada posición de fuerza. Si China no se resiste a las acciones irresponsables y altamente irracionales de la parte estadounidense, el principio de respeto a la soberanía y la integridad territorial en las relaciones internacionales se convertirá en letra muerta y la paz y la seguridad mundiales se verán seriamente amenazadas. Por lo tanto, China se opone resueltamente y contrarresta con fuerza la visita de Pelosi a Taiwan, no sólo para salvaguardar su propia soberanía, seguridad e intereses de desarrollo, sino también para defender el derecho internacional y las normas aceptadas de las relaciones internacionales. La comunidad internacional ve claramente la naturaleza de la visita de Pelosi a Taiwan y sus intenciones. Esta es la razón fundamental por la que las reacciones legítimas de China ha obtenido un amplio apoyo de la comunidad internacional. Todos los países del mundo deben unirse para defender los propósitos y principios de la Carta de la ONU y las normas básicas universalmente aceptadas de las relaciones internacionales, oponerse a la injerencia en los asuntos internos, la hegemonía, la intimidación, la hipocresía y el doble rasero.

Artículo publicado originalmente en http://www.cubadebate.cu/especiales/2022/08/19/el-principio-de-una-sola-china-no-puede-ser-distorsionado-ni-vaciado/

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