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Resultados de las elecciones de 2024 en Estados Unidos

Otros autores: MSc. Denysse Fundora, investigadora del CIPI
diciembre 6, 2024   0

Cuando hace algunos meses analizábamos los posibles resultados de las elecciones presidenciales de este año, concluimos que los demócratas tenían 19 estados como seguros o casi seguros, con 226 votos electorales, los republicanos 24 con 219 votos electorales, y que las elecciones se decidirían en los 7 estados pendulares restantes. Ocurrió exactamente así. No hicimos pronósticos sobre el voto popular, pero de haberlo hecho seguramente hubiésemos pronosticado que la aspirante demócrata Kamala Harris ganaría el voto popular. Lo que no pasó por nuestras mentes entonces fue que uno solo de los candidatos arrasara en los 7 estados, y mucho menos que Donald Trump ganara el voto popular por casi 2 millones 700 mil votos de diferencia.

No lo creíamos posible de un hombre que lo había perdido en dos ocasiones anteriores, con sus antecedentes de mentiras, conducta inmoral e insultos a sectores minoritarios, a los cuales se sumaban ahora un intento de golpe de estado, el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, una causa penal en la que resultó convicto por falsificar información sobre sus negocios para ocultar pagos de soborno a una actriz porno, otro por agresión a una mujer en un vestidor, y muchas otras pendientes. Su ascenso rompe con una tradición de siglos en la política estadounidense, donde se requería integridad moral y ética a los candidatos. 

Al obtener los 93 votos electorales de los 7 estados pendulares, Trump logró ganar 312, mientras que Harris se quedó con los 226 de los 19 estados demócratas. Aunque la victoria de Trump no llegó a ser catalogada como arrolladora (landslide), sin dudas fue considerable. Su triunfo constituye evidencia del desencanto con el status quo y el rechazo de una parte importante de la sociedad al establishment, resultado del resentimiento acumulado de las masas hacia las élites, el gobierno y sus instituciones. Su amplia victoria electoral prueba que la creencia de que Trump representaba una anomalía que pronto pasaría página era errada. El trumpismo probablemente perdurará un buen tiempo.

Independientemente de ello, y de que sin dudas algunos aspectos importantes que afectan la vida de los estadounidenses, incluyendo las guerras en Ucrania y el Medio Oriente hayan influido, la razón fundamental por la que los demócratas perdieron estas elecciones está en el elevado índice de inflación que ha marcado los cuatro años de administración Biden. Por lo general, a la hora de votar la motivación fundamental para determinar en qué dirección hacerlo radica en el estado de salud de los bolsillos de los electores, y esta vez no ha sido diferente.

El descontento social hacia el establishment se había mostrado ya con fuerza no despreciable a través del sorprendente gran apoyo que recibió el entonces candidato Bernie Sanders en las primarias demócratas de 2016 con su programa radical de izquierda que él mismo reconocía como socialismo democrático. Pero el trumpismo resultó acogido por sectores poblacionales más amplios, como podía esperarse en un país donde el 75% se reconoce como conservador o moderado.

En estos días está teniendo lugar un debate entre algunos ideólogos y políticos demócratas. Mientras algunos entre los más radicales y progresistas estiman que el Partido Demócrata se olvidó de la clase obrera y de hecho la ha traicionado convirtiéndose en un partido del neoliberalismo, de Wall Street, los multimillonarios y el complejo militar industrial, otros de tendencia moderada estiman que Biden ha sido firmemente pro laboral y ha hecho mucho por la clase trabajadora.

Que una parte de sus seguidores, especialmente trabajadores y minorías, se sientan traicionados por el Partido Demócrata y lo abandonen se puede entender, pero que ese abandono los lleve a sumarse al Partido Republicano que mantiene un programa claramente a favor de las grandes corporaciones y los multimillonarios e impide que el Congreso apruebe leyes para elevar el salario de los trabajadores mientras se plantean recortar los programas sociales que puedan beneficiarle, no parece la respuesta más lógica.

La composición conservadora y moderada de la mayor parte del pueblo norteamericano la explica en parte, pero la esencia del fenómeno radica en la llamada “democracia norteamericana”, que mediante uno de sus pilares fundamentales, el sistema bipartidista, garantiza que los que se desencanten de un partido y quieran salir de éste, no tienen más alternativa que cambiarse para el único otro partido con posibilidades de gobernar o abstenerse de votar.

ALGUNOS DATOS SOBRE LOS RESULTADOS DE ESTAS ELECCIONES

A pesar del aumento poblacional, este año votaron aproximadamente 4 millones 600 mil personas menos que en las elecciones de 2020. El porciento de electores que votó en las elecciones de 2020 fue 65.8%, mientras que este año fue de 63.7%.

Según las cifras obtenidas, en las elecciones de 2020 Trump obtuvo 74.2 millones de votos, y 76.7 millones en estas de 2024, o sea 2.5 millones más que en 2020. En 2020 Biden obtuvo 81.2 millones, mientras que ahora Harris logró sólo 74.1 millones; 7.1 millones menos.

Estas cifras nos permiten llegar a la conclusión que de 7.1 millones de votos menos que obtuvo este año el Partido Demócrata en relación con 2020, aproximadamente 2.5 millones optaron por apoyar a Trump, mientras que 4.6 millones decidieron no salir a votar.

Según una encuesta de The Economist/YouGov., el 24% de los electores culpa al presidente Biden del resultado de las elecciones, mientras sólo un 6% lo atribuye a Harris; sin embargo, más de la mitad, un 53% no culpa a ninguno de los dos y estima que fue sólo un mal año para los demócratas.

En relación con las causas de estos resultados, el 40% de las personas encuestadas señaló la inflación y el estado de la economía como la causa fundamental, un 11% mencionó la inmigración, mientras las guerras en el exterior y otros temas no llegan a más de un dígito.

Algo que ha llamado mucho la atención ha sido el apoyo recibido esta vez por Trump en algunos estados y ciudades claramente demócratas, donde había sido fuertemente rechazado tanto en 2016 como en 2020. Uno de los casos más notables fue New Jersey, donde Trump quedó sólo 6 puntos por debajo de Harris cuando en 2020 había quedado 16 puntos por debajo de Biden.

En artículo de Nate Cohn, publicado en el New York Times el 25 de noviembre se analiza como después de tres elecciones, Trump, ha obtenido aumentos significativos dentro de casi todos los grupos de electores demócratas. Primero dentro de sectores de la clase trabajadora del norte del país, luego entre los hispanos, asiáticos, en menor medida los negros y también los más jóvenes. En todos estos casos fueron incluso mayores que los obtenidos entre los blancos sin título universitario.

Según dicho artículo, entre los años 2012 y 2024 los aumentos de votos a favor de los republicanos fueron de 17 puntos entre los asiáticos, 19 entre los negros, 29 entre los hispanos y 17 entre “otros”. Mientras que por edades fueron de 8 puntos entre los de 30 a 44 años, igual cantidad entre los de 45 a 64 y de 14 puntos entre los más jóvenes de 18 a 29 años.

Otros resultados preliminares de estas elecciones de 2024 arrojan que todos los grupos etarios apoyaron a uno u otro candidato en proporciones cercanas al 50%. La mayor diferencia se presentó en las personas comprendidas entre los 45 y 64 años, entre quienes hubo un apoyo a Trump del 52% por un 46% para Harris.

Desde el punto de vista racial, Trump predominó entre los votantes blancos en una proporción 56%-43%. Por su parte, Kamala recibió más apoyo entre los afroamericanos (83%-16%), los latinos (55%-43%) y aquellos identificados como “de otra raza” (55%-41%).

En estas elecciones de 2024 llama especialmente la atención, según encuesta de Associated Press, que en el caso de los negros, Harris obtuvo el 89% del voto de las mujeres, mientras que entre los hombres fue de 74%.

En el caso de los latinos, con los mexicanos, que constituyen el 11% de la población del país, Harris obtuvo el 62% de los votos por el 22% Trump, entre los portorriqueños fue de un 59% por Harris y un 37% por Trump, mientras que los cubanos, cuya población constituye menos del 1% de la del país, la votación fue de 58% por Trump y 40% por Harris.

Kamala también predominó entre las mujeres, mientras Trump lo hizo con los hombres. Trump dominó entre los votantes sin título universitario y Harris lo hizo entre aquellos con título, en ambos casos, con un 56%.

RESULTADOS DE LAS PRESIDENCIALES EN LOS 7 ESTADOS CLAVES

En los 7 estados pendulares claves que decidieron la victoria de Trump, los resultados fueron los siguientes:

EstadoVentaja aproximada (en miles de votos)% de diferencia
Michigan80,41,4%
Pennsylvania122,81.8%
Wisconsin29,70,8%
Georgia115,12,2%
Arizona186,15,5%
Nevada46,03,1%
Carolina del Norte183,53,2%

Probablemente los casos más significativos son los de Arizona, donde la diferencia a favor de los republicanos superó la media del resto, y que quizás parte de la explicación esté en su condición de estado fronterizo y la descontrolada inmigración, y el de Nevada por tratarse de un estado que en las últimas cuatro elecciones presidenciales había votado demócrata.

LAS ELECCIONES EN EL CONGRESO

El Senado

Nuestros pronósticos de que los demócratas perderían el Senado se cumplieron. Sin embargo, estimábamos que éstos probablemente perderían 1 o 2 escaños, y como máximo 3. Terminaron perdiendo 4.

Antes de las elecciones los demócratas tenían el control del Senado con mayoría de 51 senadores por 49 los republicanos. De los 51 demócratas había 37 en estados demócratas, 3 en estados republicanos y 11 en seis de los siete estados pendulares. Aunque hay solo 19 estados demócratas por 24 estados republicanos, los demócratas tenían mayoría gracias a los pendulares, donde de 14 senadores 11 eran demócratas.

Este año fueron a elecciones 21 escaños demócratas y 10 republicanos.

Como resultado, los demócratas perdieron los 3 escaños que tenían en los estados republicanos de West Virginia, Montana y Ohio, y 1 en el estado pendular de Pennsylvania.

Llama especialmente la atención la derrota del senador Bob Casey en Pennsylvania. Todas las encuestas que se efectuaron en este estado daban ventajas de entre 4 y 12 puntos a Casey, y Real Clear Politics le daba ventaja de 7.6% como promedio general. Además, Casey llevaba 18 años como senador y tenía prestigio en el estado. El republicano que obtuvo sólo un 0.4% de ventaja, y que requirió un reconteo de votos es Dave McCormick, de 59 años, empresario que se graduó en West Point, combatió en Irak y fue subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales durante la administración de George W. Bush. La Corte Suprema de Justicia del estado tomó la decisión de que no se tomasen en cuenta boletas que no tuviesen la fecha escrita a mano en el sobre, aunque hubiesen llegado a tiempo, lo cual redundó en perjuicio de Casey, haciendo casi imposible revertir el resultado.

West Virginia es un estado de los más republicanos del país y allí se disputaba un escaño abierto por retiro del demócrata Joe Manchin. Era un escaño que se daba por perdido para los demócratas. Montana también es un estado muy republicano, pero el escaño estaba en poder del demócrata Joe Tester desde el año 2007, y los pronósticos eran dudosos. Tester perdió por más de un 7% de diferencia frente a Tim Sheehy, un empresario millonario, trumpista, sin experiencia política.

Ohio fue pendular hasta hace algunos años, pero ya es considerado estado republicano. El senador demócrata que ocupaba el escaño, Sherrod Brown, lo era también desde 2007, tenía elevado reconocimiento y prestigio, y se presumía que podría conservar el escaño. Sin embargo, Brown perdió por casi un 4% de diferencia frente a Bernie Moreno, un empresario de origen colombiano, también apoyado por Trump y sin experiencia política alguna.

En el caso de los republicanos, de los 49 senadores que tenían, 45 estaban en los 24 estados republicanos, 1 en un estado demócrata, y 3 en estados pendulares, dos de ellos en Carolina del Norte, estado que nosotros teníamos como republicano y sólo consideramos pendular para estos comicios. La senadora republicana en el estado demócrata de Maine es Susan Collins, quien posee el escaño desde el siglo pasado y es probablemente la senadora más progresista de todo el bando republicano.

Ahora los republicanos dominarán la Cámara Alta 53 por 47. De sus 53 senadores tendrán 48 en estados republicanos, 1 en el estado demócrata de Maine, y 4 en estados pendulares. De los 47 senadores demócratas 37 están en estados demócratas, 10 en estados pendulares y ninguno en estados republicanos.

Esta situación que se ha venido produciendo en la composición del Senado es resultado de la extrema polarización política que existe desde hace algunas décadas en el país y se hace cada día más fuerte, pudiendo observarse claramente en los resultados de estas elecciones; tanto en las presidenciales como en las de la Cámara Alta.

Dentro de 2 años habrá nuevamente elecciones para el Senado. Esta vez estarán en juego 19 escaños republicanos y 13 demócratas. Pudiera pensarse a priori que los demócratas estarán con ventaja. Sin embargo, de los 19 escaños republicanos, 17 están en estados republicanos, 1 en el pendular casi rojo de Carolina del Norte y 1 de Susan Collins en el demócrata estado de Maine.

De los 13 demócratas 11 serán en estados demócratas y 2 en los estados pendulares de Georgia y Michigan. No habrá absolutamente ventaja alguna para los demócratas.

Considerando la extrema polarización alcanzada en el país, la composición actual del Senado y el hecho de que hay 19 estados claramente demócratas por 24 claramente republicanos, consideramos que mientras estas condiciones no cambien, resultará sumamente difícil que el Partido Demócrata vuelva a tener el control de la Cámara Alta.

La Cámara de Representantes

En el caso de la Cámara de Representantes nuestros pronósticos eran que sería una contienda muy cerrada donde estimábamos imposible determinar un ganador, pero que el partido que resultase vencedor, lo haría por un margen muy estrecho de votos. Resultó una contienda efectivamente muy cerrada, donde finalmente se impuso el Partido Republicano por una diferencia mínima, conservando así el control de la Cámara Baja.

Antes de las elecciones el Partido Republicano contaba con 220 asientos por 212 los demócratas y 3 vacantes.

Al concluir recientemente el conteo de todos los asientos en disputa, el resultado final fue de 220 asientos para los republicanos y 215 para los demócratas. Con sólo 3 asientos que cambien a favor de los segundos, estos obtendrán mayoría. Resultados más cerrados parece imposible. Incluso al concluir las elecciones del 2022 que se estimó como muy cerradas, el resultado fue 222 asientos para los republicanos y 213 para los demócratas.

Los republicanos contarán con una ventaja mínima que probablemente les dificultará la toma de algunas decisiones importantes que puedan resultar muy disputadas.


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