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Visión panorámica de la actual problemática migratoria

febrero 6, 2017   0

Leyla Carrillo

 

 

 

Lic Leyla Carrillo Ramírez

Es de actualidad comentar sobre la problemática migratoria, analizada de forma diferenciada, según los intereses de los actores:

  1. en los países receptores, que lamentan el arribo inesperado o indeseado de desplazados y migrantes.
  2. en los países denominados en desarrollo,  donde el acto de migrar se ha convertido en una tragedia para regiones, países y familias.

Convienen algunas explicaciones sobre la historicidad y conceptos de la migración, porque prolifera la tendencia a homologar las causas de la crisis durante el decenio que vivimos. Las generalizaciones pueden confundir, pero también intentan tergiversar la realidad imperante.

Migrar es uno de los actos naturales más antiguos de nuestro planeta. Gracias a la migración se diseminó la existencia humana por todos los continentes, a la vez que entrelazó y diversificó civilizaciones, etnias, religiones, costumbres e idiomas. En el transcurso de los tiempos derivaron derechos comunes a: migrar, permanecer en el lugar de nacimiento, ser aceptado al arribar a un nuevo sitio y a retornar al lugar de origen.[1]

Una aparente confusión en el empleo de la terminología migratoria pudiera esconder sus causas y efectos, porque el migrante procura mejorar sus condiciones económico-sociales y ambientales; mientras que los desplazados huyen de situaciones adversas o son conminados por situaciones coyunturales (conflictos bélicos, epidemias o pandemias, desertificación o inundaciones,  hambrunas y diversos desastres naturales o sanitarios). Los refugiados arriban al nuevo destino en busca de amparo, tras haber integrado el penoso contingente de los desplazados, o  de haber sufrido persecución política, étnica, religiosa, económica o militar.

El status de asilados, reconocido por la Convención de Ginebra de 1951, se originó en la Doctrina Estrada mexicana de 1930, mientras que el artículo 19 de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea  vigente denomina, a los desplazados como refugiados, si éstos clasifican en este régimen, de difícil verificación debido al incremento de la conflictividad internacional y sus motivaciones. Los más desfavorecidos entre el conjunto de viajeros en crisis son los apátridas[2], carentes de una nacionalidad y con menores posibilidades aún de alcanzar un refugio.  Sin embargo, la costumbre provoca que todos sean denominados migrantes, pero en la realidad contemporánea cada categoría reviste disímiles connotaciones.

Entre las causas primordiales para el actual flujo migratorio, la más decisiva es la ocurrencia y ampliación de los conflictos, sean de carácter interno o internacional, aunque los últimos han multiplicado la masividad de los desplazamientos en el actual decenio, cuando han surgido quince nuevos conflictos internacionales, lo que desata la oleada denominada migratoria, fundamentalmente en el entorno norafricano, surafricano y  mesoriental. Ello se suma a los desplazados desde Afganistán, Irak y otros “oscuros rincones del mundo”, según la Doctrina aplicada por el expresidente estadounidense, George W. Bush.[3]

La migración regional

Convendría una aproximación a la esencia migratoria, que experimenta en la actualidad una “amnesia politizada” por parte de los países integrantes de la Unión Europea y los Estados Unidos.

Las pérdidas humanas acaecidas en Europa como resultante de la Primera Guerra y, fundamentalmente a partir de la Segunda Guerra Mundial, fueron suplidas gracias a los flujos migratorios provenientes del sur europeo: Italia, España, Grecia, Yugoslavia y Turquía. Los inmigrantes energizaron la producción y los servicios con mano de obra barata. Tanto en 1919 como en 1945 y en la actualidad, se advierten las concepciones discriminatorias,  estimuladas por el fascismo con el criterio de que existían seres inferiores, a los que habría que reprimir o deleznar.[4]

Hoy muchos europeos manifiestan reticencia para acoger a los inmigrantes, arguyendo que arriesgan una competencia laboral, la asimilación de culturas, costumbres y religiones ajenas y no en último lugar, confundiendo al inmigrante con terrorista, flagelo multiplicado por las guerras del siglo XXI. Este comportamiento provoca el rechazo al inmigrante, la radicalización de leyes excluyentes, el cuestionamiento de la condición de refugiado y la selectividad migratoria para solo acoger al personal profesional y altamente calificado. La solución hallada, a pesar de no haber consenso en la Unión Europea, es la distribución de cuotas por países, o como concertó la UE con Turquía, a partir de acoger a los desplazados, a cambio de un fondo estimable entre 3 y 6 millones de euros y la propuesta de analizar la compensación de un inmigrante recibido, por un migrante turco admitido en la Unión.

No es ocioso recordar, que después de la oclusión del socialismo en Europa, los máximos países receptores –los más desarrollados de la Unión- tendieron a rechazar primero la mano de obra recién arribada, hasta acomodarlos a las plazas peor remuneradas que para los trabajadores nacionales.[5] En la actualidad, el proceso de selectividad, particularmente en los países preferidos por los desplazados y migrantes (Francia, Alemania, Reino Unido[6], Grecia e Italia)  los contrata o subcontrata en los oficios preteridos por los europeos, como son: palafreneros, ascensoristas, porteros, limpiadores de calles, vendedores de prensa,  empleadas domésticas y mozos.

Esta medida, unida a la militarización del Mediterráneo y del norte africano, supervisada por la UE y la OTAN[7], son factores que “innovan” la política migratoria, al aplicar supuestas soluciones mercantiles o militares para rechazar a los indeseados. De tal forma las pateras[8] provenientes de regiones más pobres  concluyen con un saldo que tentativamente se cuantifica en 7 mil fallecidos desde el inicio de la crisis hace un trienio.

La nacionalidad en Estados Unidos de América se nutrió de inmigrantes: irlandeses, escoceses, ingleses, judíos, italianos, chinos, suramericanos, esclavos africanos… El uso desmedido de la fuerza contra las etnias autóctonas las extinguieron y desde entonces los foráneos devinieron en los nuevos residentes en el territorio de las 13 colonias.  Una reflexión político-social y económica conduciría a colegir que los políticos estadounidenses omiten la historia nacional al ignorar o repudiar a los inmigrantes.

La no aceptación de éstos por la sociedad y su ubicación en barrios marginales, el ejercicio de oficios peor remunerados en las ciudades y pueblos, sembradores y recolectores  en plantaciones para el país y sus exportaciones, obliga a reflexionar sobre la injusticia de la política migratoria estadounidense, a pesar de constituir una poderosa fuente laboral y varios millones de electores registrados.

Durante los 2 sucesivos mandatos presidenciales de Barack Obama prometieron legalizar a los inmigrantes, irrealizable ante los repetidos  vetos del Congreso. El recién estrenado presidente Donald Trump aplica la radicalización del repudio, de las expulsiones y devoluciones a los inmigrantes indocumentados, mientras exige a México –su mayor emisor latinoamericano- resarcir los gastos de un muro en construcción que incremente el rechazo, no solo legislativo, sino también mediante la represión policial fronteriza, incluida la utilización de drones para la detección y reenvío de los inmigrantes. Recién estrenado el mandato, recorre el mundo la repercusión negativa de las órdenes presidenciales para el levantamiento del muro y para la devolución automática de musulmanes provenientes de 7 países. El rechazo abarca a Cumbres regionales como la CELAC[9] y la Unión Africana, a dignatarios como el Papa y de Alemania, Francia y Reino Unido, entre otros.

En América Latina y el Caribe la migración es histórica, debido a necesidades y expectativas socio-económicas  insatisfechas desde la herencia colonial, del intercambio desigual, la expoliación por las transnacionales, la ocurrencia de desastres climáticos y telúricos, las sucesivas intervenciones estadounidenses, la repetición y prolongación de dictaduras y las medidas neoliberales adoptadas desde finales del pasado siglo. La guerra en Colombia dejó un saldo cercano a los 5 millones de desplazados internos, uno de los mayores del mundo. La sucesión de problemas irresolubles en Centroamérica reproduce la migración hacia México, donde procura dirigirse hacia los Estados Unidos.

Las constantes penurias, catástrofes, intervenciones y desgobierno en Haití multiplicaron la migración marítima también hacia los Estados Unidos, carenando ocasionalmente en República Dominicana, Cuba o México. La Ley estadounidense de Ajuste Cubano y el programa parole para acoger y otorgar la ciudadanía a los cubanos y médicos, respectivamente, que arribaban por tierra o por mar (pies secos-pies mojados) estimuló la migración irregular e insegura, costando la vida a los migrantes rechazados a viajar por la vía establecida, hasta crearse una crisis en los países centroamericanos, utilizados como tránsito por los migrantes. Solo a finales de 2016 y en 2017 se pudieron acordar medidas oficiales para normalizar el flujo procedente de Cuba, en espera de la concesión de 20 mil visas anuales para solicitantes de viajes, habitualmente incumplido por los sucesivos gobiernos estadounidenses.

En Asia-Pacífico las motivaciones para el desplazamiento y la migración se originan, tanto en viejos conflictos internos de carácter étnico, religioso, cultural o territorial, como en prolongadas guerras con participación extra-continental; la reproducción del terrorismo, desastres naturales (terremotos, tsunamis, inundaciones) o el descontento con sistemas políticos. Allí  se hibridan problemas de larga data y la presencia de fuerzas extranjeras para imponer sus intereses, por lo  existe una tendencia a la fluctuación migratoria.

Ejemplos de esa diversidad motivacional migratoria o de los desplazamientos se aprecian en Kachemira (conflicto entre India y Pakistán); la persecución invocada por Estados Unidos y sus aliados para la guerra contra los talibanes en Afganistán y Pakistán; el terrorismo de los siks en la India, el prolongado conflicto interno en Filipinas y el desplazamiento de chinos y vietnamitas.

África y Medio Oriente constituyen escenarios violentos, promotores de un desplazamiento incontrolado, fundamentalmente debido a la proliferación de conflictos internos (tribales, religiosos, étnicos o nacionales); la multiplicación de conflictos internacionales promovidos por varios países occidentales con miras hegemónicas; el incremento del terrorismo islamista; el no acceso a la tecnología ni recursos para eliminar los lastres coloniales o alcanzar un desarrollo proporcional a las riquezas naturales, las hambrunas, desertificación, pandemias y epidemias y el frecuente desgobierno. Los acontecimientos en Somalia, Libia, Sudán del Sur, República Centroafricana, Sudán, el Chad o Mali, explican la crisis existencial de los desplazados, que viajan hacia donde suponen que hallarán la sobrevivencia.

El derrocamiento del gobierno libio en 2011[10] provocó una dicotomía al suprimirse el refugio y empleo para las personas provenientes del continente y aceleró el desplazamiento masivo en busca del norte europeo. La intervención en Malí continuó la creciente espiral, también hacia países colindantes y de la Unión Europea. Sin embargo, el detonante para la mayor crisis migratoria (alrededor de 2 millones de seres humanos) ha sido el conflicto sirio, con la participación de mercenarios, tropas entrenadas por grandes potencias y de militares de países vecinos, en busca de un cambio de régimen.  

Estadísticas y debate internacional

No siempre los números reflejan la realidad, porque la tragedia migratoria es inconmensurable en el orden económico, social o sicológico. El migrante y el desplazado pueden ocultarse de los controles fronterizos, de las estadísticas, de la carpa o el puente marginal para sobrevivir, del desarraigo y el rechazo, o de la muerte durante el trayecto. Pero sería ilustrativo acudir a los informes de organizaciones especializadas de las Naciones Unidas, para ubicarnos en un contexto más próximo al año 2017.

Se estima que en el mundo hay 232 millones de migrantes internacionales y 740 millones de migrantes internos. Alrededor del 50% de los migrantes internacionales reside en diez países urbanizados de altos ingresos: Australia, Canadá, Estados Unidos de América, Alemania, España, Francia, Reino Unido, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y la Federación de Rusia.[11]

Las circunstancias que originan la masividad de los desplazamientos difieren, si se advierten sus causas y consecuencias. 65,3 millones de personas (uno cada 113) se desplazó de sus hogares debido a los conflictos y a la persecución en el año 2015, que cuadriplicó la cifra de la década precedente. El estudio más reciente de la ACNUR[12] analiza la existencia de 3 causas principales para la multiplicación de los desplazamientos: 1) los conflictos, como en Somalia y Afganistán de mayor extensión. 2) Los conflictos nuevos o reiniciados y las situaciones de inseguridad son más frecuentes (Siria, Sudán, Yemen, Burundi, Ucrania y República Centroafricana, mientras que en Centroamérica miles de personas huyen de la violencia y las pandillas. 3) Los niños constituyeron el 51% de todos los refugiados, incluso separados de sus padres.

En los organismos internacionales y, particularmente en el Consejo Económico y Social o en las agencias especializadas de las Naciones Unidas, avanza el criterio de que la migración no debe ser demonizada, porque los migrantes constituyen agentes del desarrollo local para forjar vínculos entre las ciudades de origen y destino y fomentar alianzas locales que faciliten el desarrollo descentralizado.

Progresivamente, la crisis  migratoria global comienza a ser visualizada en los diversos escenarios internacionales o regionales: por el Papa Francisco,  la Asamblea General de la ONU, la AGNU, PNUD, UNESCO, UNICEF, PNUMA, la Unión Africana, CARICOM y la CELAC[13]. La reciente V Cumbre Latinoamericana y Caribeña propugna una migración ordenada, regular y segura y comparte una visión integral de la migración internacional, basada en un enfoque de derechos humanos que rechaza la criminalización de la migración irregular, así como todas las formas de racismo, xenofobia y discriminación y se comprometió a participar en el Pacto Global de las Migraciones que habrá de celebrarse en 2018. La también reciente Cumbre de la Unión Africana repudia las nuevas barreras y la demonización migratorias que impondrá Estados Unidos, recordando, además, la deuda esclavizante.

En cambio, los gobiernos de países desarrollados y sus afines, imputan a los principales países emisores migratorios el desorden, la crisis actual y su lenta solución. Para citar solo dos casos: 1) la reciente orden ejecutiva del estrenado Presidente estadounidense refrendó la construcción del muro en la frontera mexicana, en uno de los actos más discriminatorios y xenófobos en la historia americana. 2) La Unión Europea, aunque sin hallar consenso en las posiciones de los 27 Estados que la integran, insiste en sus diferentes instancias (Consejo, Comisión y Parlamento Europeos) en confundir la migración indeseada con los peligros para su seguridad.

 

Resumen final:                                                                     

El problema de la actual crisis migratoria,  alcanzará una adecuada solución cuando se erradiquen las causas expuestas, entre las que los principales factores lo constituyen la herencia colonial, la explotación neocolonial, la aplicación de medidas neoliberales que incrementan los problemas económico-sociales de los países con mayor desplazamiento y la proliferación de los conflictos.

 


[1] Por la autora. “Causas y efectos de la migración indeseada en la Unión Europea” Revista Cubana de Ciencias Sociales 45, julio-diciembre 2015. Pp-113-131

[2] Apatridia: terminología griega para los carentes de patria.

[3] Desde el 11 de noviembre de 2001, cuando arguyó el peligro del terrorismo para atacar a cualquier Estado no aliado ni amigo.

[4] Clasificados durante el fascismo alemán como  Untermenschen.

[5] El “fontanero polaco” percibe menor salario por igual oficio que el ciudadano del país de acogida.

[6] Reino Unido en proceso de salida de la UE, a partir de las elecciones, que decidieron en 2015 el denominado BREXIT

[7] OTAN: Organización del Tratado del Atlántico Norte.

[8] Patera: barcaza contratada por traficantes humanos, a cambio de entre 10 y 20 mil euros, o abordadas por la fuerza.

[9] CELAC: Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe.

[10] Nación entonces con el mayor desarrollo humano en el continente africano.

[11] Informe de las migraciones en el mundo, 2015. publicado por la organización internacional para las migraciones (OIM). ISBN 978-92-9068-711-5. Internet: www.iom.int

[12] Tendencias Globales sobre refugiados y otras personas de interés del ACNUR (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) http://www.acnur.org/recursos/estadisticas/ http://www.acnur.org/noticias/noticia/el-desplazamiento-forzado-en-el-mundo-bate-su-cifra-record/

[13] Acrónimos: AGNU (Asamblea General de la ONU), PNUD (Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo), UNESCO (Organización para la Ciencia, la Cultura y la Educación), UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, PNUMA (Agencia para la Alimentación), CARICOM (Comunidad de Estados del Caribe) y CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe.


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