El voto africano en la resolución de la ONU para que Rusia se retire de Ucrania (Res. A/ES-11/L.7)
Aprobada el 23 de febrero de 2023, la resolución adoptada mediante votación por la Asamblea General de la ONU, pone en contexto la letra y espíritu de la Carta, como documento principal del concierto internacional, a propósito de cumplirse un año de la implementación de la denominada Operación Militar Especial (OME) de Rusia en Ucrania.
No era previsible, en principio, que la OME arribara, en lo estricto, a su primer año de puesta en marcha, sobre todo teniendo en cuenta la participación de fuerzas y medios de combate de envergadura en objetivos clave para ambos bandos contendientes.
Nuevamente, el escenario multilateral se torna protagonista de las posiciones y pronunciamientos de Ucrania y sus aliados de la OTAN, donde Kiev recibe respaldo directo, en primera instancia, de la Unión Europea.
En este contexto, África volvió asumir un papel, con destaque relevante para el universo de estados miembros de la Asamblea General de la ONU, ubicados al sur del Sahara.
A diferencia de varias votaciones precedentes sobre el conflicto en el sistema de la ONU, a lo largo de 2022, habría prevalecido el patrón de votación de abstencionismo.
En la votación de la aprobada resolución A/ES-11/L.7, cuyo resultado fue de 141 votos a favor, 7 en contra y 32 abstenciones fue en detrimento de la OME en Ucrania en curso y, como suerte de condición sine qua non, para avanzar en una solución negociada del conflicto; opción esta en que varios países ya se han pronunciado, incluyendo del continente africano como es el caso de Sudáfrica.
En esta ocasión, el patrón de votación africano asumió el acento condenatorio contra Moscú, motivado por varios presupuestos que ganan preponderancia, por encima de cualquier otra consideración.
Una mirada integral a dicho comportamiento de votación en esta resolución, permitiría ofrecer varias anotaciones sustanciales, que se resumirían en:
- Apreciación mayoritaria sobre la necesidad de resolver el conflicto, por la vía negociada, asumiendo como inobjetable la integridad territorial de Ucrania que, al margen de la letra y espíritu de la Carta de la ONU, responde también a la posición exigida por los EEUU y la Unión Europea, que no toman en consideración, hasta el momento de la aprobación resolutiva, los argumentos de Moscú y su denuncia reiterada del no cumplimiento de los Acuerdos de Minsk por parte de Kiev y sus aliados concernidos;
- Sensibilidad africana con el tema de la integridad territorial y respeto de las fronteras establecidas, que ha significado fuente de contenciosos en la región, algunos de ellos vigentes que, tanto la otrora OUA y la UA, han tenido en cuenta en documentos rectores panafricanos;
- De lo anterior, se desprende la polarización remarcada del patrón de votación africano. Los votos a favor del concierto africano representaron el 21,27 por ciento de la votación de ese tipo registrada (141);
- No obstante, el 44,44 por ciento de los países africanos (24) que no ofrecieron su voto a favor de la resolución (en contra, abstención y ausente) sigue representando una cota aún relativamente elevada para el propósito impositivo, que establece subordinación, deseado por la triada de los EEUU, OTAN y la UE sobre el conflicto en Ucrania;
- Vista la votación africana desde una perspectiva cualitativa, se destaca que el núcleo de 24 países que no votaron a favor de la resolución, refleja una relación o vínculo bilateral con Rusia, cuyo denominador común está determinado por el buen desenvolvimiento general o con relevancia para alguno u otro sector clave para la contraparte africana, sea en los ámbitos político y diplomático, como en defensa y seguridad, sin perder de vista que, como regla, Moscú no exhibe condicionamientos políticos que hayan sido objeto de controversia con las capitales africanas de referencia;
- Otro aspecto significativo fue la abstención mostrada por el “núcleo duro” de los países de África austral, pertenecientes a la otrora Línea del Frente (Angola, Mozambique, Namibia, Sudáfrica y la República Unida de Tanzania), con distingo para Zambia, como actor de ese grupo mucho más
moderado, al mismo tiempo motivado y cautivado por acompañar a los EEUU y Occidente en este tema, en correspondencia con los cambios operados en la escena política interna zambiana en las últimas tres décadas.
A lo anterior, se añade el avance no menos importante de las relaciones bilaterales entre Lusaka y Washington, desde antes de la celebración de la II Cumbre EEUU-África, y subrayado a posteriori, con la visita de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, al país austral, en febrero de 2023.
Como colofón, pudiera apuntarse que la adopción de la resolución A/ES-11/L.7, si bien no constituye una norma vinculante respecto a Rusia, pone sobre el tapete la posición de los grupos regionales sobre el conflicto en Ucrania, en cuyo contexto la actuación del grupo africano se torna no menos relevante, en la misma medida que ya transcurre un año de la puesta en marcha de la OME.
A lo referido, se suma la ofensiva política y diplomática impulsada por los EEUU hacia la región, cuyo componente anti ruso ha sido un ingrediente fundamental, que tiene en la implementación de la Estrategia de los EEUU hacia África subsahariana y en el cumplimiento de los acuerdos y memorandos
de entendimiento de la II Cumbre EEUU-África sus pilares fundamentales.
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