Impactos de la Cumbre entre La República Popular Democrática de Corea y La Federación Rusa

MSc. Jasely Fernández Garrido
Master en Ciencias Políticas, Profesora Auxiliar
https//orcid.org/0000-0003-1448-5275

El escenario geopolítico actual está caracterizado por fuertes disputas entre grandes potencias. En él, EE.UU., lucha por mantener su estatu quo, a toda costa. Por ello, uno de sus objetivos fundamentales, es contener el avance y la influencia internacional de la República Popular China y de la Federación Rusia. De aquí que reforzar los vínculos con sus aliados tradicionales forma parte medular de su accionar. Entre ellos, la alianza estratégica con La República de Corea y Japón, es sin lugar a dudas uno de los ejes centrales de su política exterior. También lo es garantizar la subordinación de la OTAN, al insistir en evitar tendencias de cierta independencia latentes en países de Europa, que puedan reflejarse en el comportamiento de esta alianza militar. Mantener y aumentar su presencia en el área euroasiática y de Asia Oriental es muy importante para el país norteamericano. Uno de los fenómenos que coadyuva a este propósito es la escalada de conflictos en la región que permite justificar el aumento de sus coaliciones, bases militares, la realización de ejercicios militares conjunto, y la venta de armamentos. No es un secreto que para enfrentar crisis económicas y amenazas políticas la industria armamentista norteamericana ha desempeñado un rol fundamental.
Cada vez más, EE.UU. utiliza un sistema de sanciones como herramienta, que apoyan sus aliados cuyo objetivo es asediar y bloquear a los países que se oponen al esquema hegemónico impuesto. Asimismo, es transcendental la ayuda de los medios de comunicación masiva, tanto de la prensa tradicional como las redes sociales para desinformar al mundo y transmitir su versión de los conflictos, cuyo objetivo fundamental es dañar la imagen país y de los líderes de cualquier parte del mundo que se opongan al papel de hegemonía norteamericano.
En este contexto y en medio de la escalada de los conflictos en la Península Coreana, y de la “operación militar especial” que Rusia lleva a cabo en Ucrania se produjo la reciente visita del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin a la República Popular Democrática de Corea (RPDC), luego de 24 años. Hecho histórico en extremo significativo, que acaparó la atención de la prensa internacional y el mundo.
La visita fue otra manifestación de este fenómeno que hoy es denominado por las ciencias sociales y políticas como mutipolarización o pluripolarización de las relaciones internacionales. Ambos países, con relaciones bilaterales históricas de más de 70 años, enfrentan sanciones impuestas por EE.UU. con el apoyo de sus aliados, que arrastran a la antidemocrática Organización de Naciones Unidas. Los objetivos perseguidos no son otros que frenar sus economías y mutilar su soberanía. Precisamente, contrarrestar estos daños ha sido la intención fundamental de la cumbre. Yuri Ushakov, asesor de política internacional de Putin, sitúa este objetivo dentro de una trama más general. Según él, lo que se buscaba era fortalecer la cooperación bilateral y elevar la interacción a un nuevo nivel.
La agenda oficial de la visita fue intensa y de impacto simbólico. El mandatario ruso sostuvo numerosas reuniones con múltiples líderes norcoreanos, en las que se trataron temas de interés bilateral y, sin dudas, de significativo alcance internacional, más allá de las fronteras del Asia Oriental.
En estos encuentros, según el diario norcoreano Rondong Sinmun, Putin destacó la cooperación en defensa y la intención de construir una arquitectura de seguridad en Eurasia. Se refirió, directamente, a la importancia de contrarrestar las abundantes medidas coercitivas contra ambos países impuestas por las grandes potencias del occidente capitalista y, a la vez, establecer sistemas de transacciones mutuas independientes.
Por su parte Kim Jong-un, Secretario General del Partido del Trabajo y Presidente de Asuntos Estatales de la RPDC afirmó que su gobierno aprecia la importante misión de una Federación Rusa fuerte en el mantenimiento de la estabilidad y el equilibrio estratégico en el mundo. En particular, expresó pleno apoyo al gobierno, al ejército y al pueblo rusos en la realización de la operación militar especial en Ucrania para proteger su soberanía y sus intereses de seguridad, así como su integridad territorial. Al aludir la complejidad de la situación y a los cambios rápidos que se producen en el mundo dijo: “En esta situación pretendemos fortalecer aún más la comunicación estratégica con Rusia y los dirigentes rusos, también confirmamos que apoyaremos incondicionalmente todas las políticas rusas”.
Queda muy claro que, como parte de este fenómeno internacional en curso, la visita está marcada por la necesidad de poner coto a las continuas agresiones y presiones impuestas por Occidente. Este comportamiento es parte del interés común manifiesto por buscar alternativas a la pax americana impuesta desde el fin de la II Guerra Mundial, que cada día resulta más caustica y asfixiante para la mayor parte de los países y pueblos del planeta. El empeño del mundo por mantener la soberanía, la independencia, la estabilidad económica y la paz crece proporcionalmente con el avance hacia posiciones más inflexibles y agresivas de Estados Unidos y las potencias occidentales, en la misma medida en que emergen nuevas potencias con políticas contrapuestas, como es el caso de China y Rusia, a las que se suman muchos otros países que luchan por salir de la égida hegemónica con políticas y alianzas nacionales independientes. La Franja y la Ruta de China y los BRICS son unas de las más fuertes motivaciones para alistarse en ese nuevo y prometedor impulso dentro de la arena internacionales.
De manera que esta visita del líder ruso a la RPDC debe verse como parte del reforzamiento de las relaciones amistosas de dos países con objetivos de desarrollo similares y como una de las consecuencias del proceso antimperialista y renovador mencionado anteriormente. Se trata, en síntesis, del inicio de la ruptura del desigual orden impuesto. Tal evolución se expresa en resultados concretos. Entre estos se incluyen las áreas en las que ambos países declararon ampliar la cooperación: la economía, la política, las inversiones, el turismo, la cultura, la educación, y la seguridad.
Un documento fundamental firmado, con un nombre abarcador de múltiples significados es el Tratado de Asociación Estratégica Integral, que sustituirá los documentos atinentes firmados en 1961, 2000 y 2001. Este acuerdo incluye principios universales del derecho internacional y, aunque se explicita por los firmantes que no está dirigido contra ningún país, representa un instrumento de contención.
Al analizar los puntos esenciales de la agenda de la visita, se evidencia que, efectivamente, lejos de lo que pregonan públicamente Estados Unidos y otros países de Occidente, esta asociación bilateral no constituye una amenaza para el mundo, todo lo contrario. En todo caso, representa una barrera para la subsistencia y expansión del dominio impuesto por el hegemonismo estadounidense, que es letal e injusto, y sí constituye un escudo contra las amenazas a la soberanía e independencia de países de Asia y el mundo. Se muestra así, que pueden existir caminos diferentes sobre cómo llevar las relaciones bilaterales entre los países en este entorno, de un modo distinto, sin sumisión y explotación nacional.
Sin embargo así no fue como lo percibieron la República de Corea y Japón. Ambos países catalogaron este pacto como una amenaza para su seguridad nacional. Para Japón, propicia el incremento de su influencia en la arena internacional y la escalada de su poderío militar, con la justificación de la necesidad de protegerse de amenazas.
Para la República de Corea según Allison Hooker, ex directora principal para Asia del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, al igual que para Japón esta cumbre podría ser un factor que los impulse a considerar la posibilidad de buscar su propio programa nuclear de forma mucho más rápida. ¿Qué se espera de Seúl ante tal problemática, según sus propias aseveraciones? En este sentido, fueron claras las declaraciones de represaría emitidas recientemente por el gobierno surcoreano al decir que reconsiderará su postura sobre el suministro de armas a Ucrania, después de la firma de la “asociación estratégica integral” entre la RPDC y Rusia, que incluye un compromiso mutuo de proveer asistencia militar inmediata, si cualquiera de ellos es atacado. ¿Cómo entender esta afirmación? ¿Por qué sugerir un cambio en la política surcoreana de no proporcionar ayuda letal a Ucrania?
Según declaraciones emitidas por Chang Ho-jin, asesor de seguridad nacional de la República de Corea, es «problemático» que Corea del Norte y Rusia, con su historia de haber iniciado la Guerra de Corea y en Ucrania, respectivamente, prometieran la cooperación militar con base en el supuesto hipotético de un ataque preventivo. Sobre esa base, Chang señaló que el Gobierno fortalecerá, aún más, la capacidad de disuasión extendida de la alianza Corea del Sur-EE. UU. y la cooperación de seguridad entre Corea del Sur, EE. UU. y Japón, a fin de disuadir las amenazas de misiles y nucleares de Corea del Norte.
Al respecto, contestó Putin en una conferencia de prensa durante su posterior visita a Vietnam, publicada por la agencia de noticias rusa Sputnik. «En cuanto al suministro de armas letales a la zona de combate en Ucrania, sería un error muy grande. Espero que no ocurra. Si esto sucede, entonces nosotros también tomaremos decisiones correspondientes, con las que es probable que el liderazgo actual de Corea del Sur no esté contento».
Una escalada de conflictos ruso-surcoreano constituiría un camino con salidas inciertas, sobre todo si median otros países como Japón, EE.UU. y la RPDC. Las declaraciones del mandatario ruso el pasado 6 de junio en conferencia de prensa con las principales agencias de noticias internacionales que se celebró al margen del Foro Económico Internacional de San Petersburgo advierten, a la vez que ofrecen a la República de Corea, una suerte de bases armoniosas sobre las cuales pueden y deben desarrollarse las relaciones. El jefe de Estado ruso aseguró que era una lástima que en la actualidad se hubieran creado ciertos problemas en muchas áreas de la cooperación bilateral, pero que esto no se debe a una elección de la parte rusa, sino de la actuación de los dirigentes surcoreanos. Sin embargo, agregó que el canal está abierto por parte de Rusia, que espera que sus relaciones con Seúl se mantengan, al menos parcialmente, para que, en el futuro, se restablezca el grado de profundidad alcanzado antes.
En línea con esta intención diplomática y de balance de Moscú y con los objetivos declarados en la Cumbre ruso-norcoreana el cambio de política hacia Ucrania encierra considerables riesgos para Seúl, sobre todo si se tiene en cuenta que la actual administración Yoon está viviendo un escenario sin precedentes debido a las recientes elecciones en las que el partido opositor, el Partido Democrático (PD), obtuvo una clara mayoría de escaños en la unicameral Asamblea Nacional, lo que complica el resto del mandato de este presidente conservador y una fragmentación de intereses políticos al interior de La República de Corea.
Mientras esto sucede con su vecino en sus relaciones con Rusia, sin lugar a dudas, la República Popular Democrática de Corea, a pesar del bloqueo impuesto y recrudecido con infinidad de sanciones por más de seis décadas, se mantiene firme y con logros objetivos en las áreas de la educación, la cultura, la medicina, la equidad social y en el desarrollo de una defensa con capacidad de disuasión nuclear. Agréguese que esta visita, al tener como uno de sus resultados la firma de una significativa asociación estratégica integral, constituye un blindaje tanto de las políticas de la RPDC y de Rusia, como de las fuerzas antihegemónicas en la zona. Representa, en fin, un importante mensaje que hay que escuchar y que anuncia el avance inevitable de la llegada de un mundo multipolar y, por consiguiente, la posibilidad de la creación de condiciones para la existencia de una paz justa y duradera.
Consideraciones finales
Este pacto entre la RPDC y Rusia es, sin lugar a dudas, la muestra de que hay alianzas estratégicas antihegemónicas potenciales de peso en evolución, que se expresan en todos los terrenos, no solamente en el ámbito de la seguridad, y tienden hacia un equilibrio internacional de fuerzas. La multipolarización mundial avanza, es indetenible.
Para la República de Corea fortalecer su capacidad de ofensiva y de disuasión de la alianza Corea del Sur-EE. UU. y la cooperación de seguridad entre Corea del Sur, EE. UU. y Japón, son reacciones esperables, si se tiene en cuenta el carácter y la dinámica actual de las relaciones internacionales. Sin embargo, llevar a un nivel crítico la escalada del conflicto intercoreano o avanzar hacia una política más agresiva contra la Federación Rusa, podría traer como resultante una situación peligrosa para todos los protagonistas de estos conflictos; sobre todo si se provocara una guerra en la península coreana, con consecuencias trágicas.
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