Las ventas del armamentos entre el 2015 y 2019. El negocio de la guerra no tiene crisis
En días recientes fue hecho público por el Instituto de Investigaciones Internacionales de la Paz de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés) un reporte sobre el comportamiento de las transferencias internacionales de armas en el período 2015-2019. Este es un reporte que se hace cada año por esta institución, y es de acceso abierto.
De acuerdo a este documento, en el periodo 2015-2019 las transferencias (compras y ventas) de armas a nivel planetario tuvieron un incremento del 5,5 % respecto al quinquenio anterior (2010-2014). Los principales exportadores de armas fueron: Estados Unidos de América (EE.UU.); la Federación de Rusia; Francia; Alemania; y la República Popular China (RPCH). Entre estas 5 naciones ocuparon el 76 % de todas las ventas de armas a nivel global, 111 mil 245 millones de dólares de un total de 145 mil 776.
EE.UU. tuvo el 36% de las exportaciones de armas a nivel mundial, manteniendo ampliamente el primer lugar, e incrementando incluso sus ventas en ese período; anteriormente, en el período 2010-2014 sus exportaciones de armas representaban el 31% de ese rubro, por lo que, según el documento citado, aumentaron en un 23% sus exportaciones de armas al exterior; de acuerdo a la base de datos del SIPRI, en ese período (2015-2019) las ventas norteamericanas alcanzaron los 53 mil 34 millones de dólares.
Otro elemento interesante es que los países de la Unión Europea, sumados, alcanzaron el 26% de las ventas, lo que significa que superaron a Rusia, que se mantuvo en el segundo lugar, con un 21% de las ventas a nivel planetario, aun cuando fue el único de los cinco primeros que vio una reducción porcentual en sus ventas. También es de destacar que la RPCH se mantuvo entre las cinco primeras naciones, con un 5,5 % de las ventas de armas, con un incremento de más del 6 % con respecto a la etapa anterior.
En el caso de las importaciones de armas, las naciones que ocuparon los cinco primeros lugares fueron: Arabia Saudita (17 mil 694 millones de dólares), India (13 mil 412 millones), Egipto (8 mil 396 millones), Australia (7 mil 133 millones) y la RPCH (8 mil 396 millones; esta última es la única que está entre las cinco primeras en ambas categorías). Entre las 5 adquirieron armamentos por un valor de 52 mil 935 millones de dólares, un 36% de todas las ventas de armamentos a nivel planetario. Es importante señalar que varios de esos países son importantes aliados (y clientes) de EE.UU.
Por regiones, Asia y Oceanía representó el 41 de las importaciones de armas a nivel mundial, seguido por el Medio Oriente con un 35%, Europa con un 11%, África con un 7,2 % y las Américas con un 5,7%. De estas, la región que experimentó un mayor crecimiento en la compra de armas fue el Medio Oriente, donde es ampliamente conocido que persisten varios de los conflictos de más larga data en la actualidad, como son los casos del conflicto de Palestina, el de Irak, la guerra en Siria, Yemen y Afganistán.
En nuestro continente hubo una notable reducción de las compras de armamentos respecto al quinquenio anterior (un 40 %, superior al 16 % de reducción en África y al 7,9% de reducción en Asia). Las 5 naciones con mayor participación en la compra de armas en América Latina y el Caribe durante el período analizado fueron: Brasil (869 millones de dólares), México (853 millones de dólares), Colombia (351 millones de dólares), Venezuela (304 millones de dólares) y Argentina (160 millones de dólares). En cuanto a las ventas, solamente Brasil, con 299 millones de dólares, tiene un nivel de ventas destacable (ocupó el lugar 24 en el listado de exportadores), aunque considerablemente más bajo que los grandes exportadores a nivel mundial, de acuerdo a la base de datos del SIPRI.
Estas informaciones sobre el incremento a nivel global de las transferencias de armamentos no son nada halagüeñas, cuando sabemos que a nivel mundial, de acuerdo a los datos disponibles, en el año 2018, 821 millones de personas en este planeta padecieron hambre, según los informes de la FAO; y cerca de 2 000 millones de seres humanos no tenían acceso a alimentación saludable. Probablemente, con una parte de ese dinero dedicado a adquirir armas se pudiera haber obtenido o producido lo necesario para alimentar a todas esas personas.
También es algo muy triste que se dilapide tanto dinero en armas, cuando conocemos, según datos de la UNESCO, que una sexta parte de los niños, adolescentes y jóvenes del mundo (258,4 millones) no tienen acceso a la educación por diferentes causas. Es casi seguro que con una parte del dinero que se invierte en la adquisición de armas se pudiera garantizar escuelas y maestros para educar a esos que son el futuro de la humanidad.
Según un informe de la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, de fecha 18 de Junio de 2019, alrededor de 2.200 millones de personas en todo el mundo no cuentan con servicios de agua potable gestionados de manera segura; 4 mil 200 millones de personas no cuentan con servicios de saneamiento gestionados de manera segura; y 3 mil millones carecen de instalaciones básicas para el lavado de manos. Es muy probable que con parte del dinero que se dedica a las compras de armas tales problemas pudieran resolverse.
Qué decir de cuanto de ese dinero se pudiera haber invertido en ayuda al desarrollo a los países más atrasados del planeta; cuanto en establecer sistemas médicos de calidad para la inmensa mayoría de la población mundial; cuanto en apoyar la construcción de viviendas seguras para aquellos que viven en las calles o en chozas improvisadas en la mayor parte del globo terráqueo; en crear mejores infraestructuras en los países del llamado Tercer Mundo; o cuánto de ese dinero pudiese haber sido utilizado para enfrentar el cambio climático, que puede dejar sin hogar a pueblos enteros.
Sin embargo, los gobiernos de los países más poderosos del planeta, que se ufanan de poseer los ejércitos y flotas mayores, con las armas más modernas y sofisticadas, continúan invirtiendo los dineros de sus ciudadanos en desarrollar y comprar medios de muerte cada vez más letales, más complejos y, por cierto, más caros. Algunos, como cierto personaje que tiene su despacho en el llamado Salón Oval de la Casa Blanca en Washington DC, inclusive califica de “bellísimas” (beautiful) a muchas de esas máquinas de muerte.
Con ello, se hacen cada día más ricos los propietarios de las grandes empresas del Complejo Militar Industrial de EE.UU. y de los principales países desarrollados, y de paso hacen más inseguro este azul planeta donde habitamos todos.
Y todo eso, como escribió nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 2012: (…) para enriquecer a empresas transnacionales, fabricantes de armas y políticos inescrupulosos, que dilapidan cada año los fondos que se necesitan para la alimentación y la educación de los incontables millones de hambrientos y analfabetos en el mundo.
BIBLIOGRAFIA
Castro Ruz, Fidel. La Paz Mundial pende de un hilo. Cubadebate, La Habana, 13 de Enero de 2012 (http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2012/01/13/la-paz-mundial-pende-de-un-hilo/)
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2019. Roma, Julio 2019 (http://www.fao.org/3/ca5302es/ca5302es.pdf)
SIPRI. Trends in International Arms Transfers, 2019. Stockholm, March 2020 (https://www.sipri.org/sites/default/files/2020-03/fs_2003_at_2019.pdf)
UNESCO Institute for Statistics. New Methodology Shows that 258 Million Children, Adolescents and Youth Are Out of School. Fact Sheet No 56. Montreal, September 2019 (http://uis.unesco.org/sites/default/files/documents/new-methodology-shows-258-million-children-adolescents-and-youth-are-out-school.pdf)
UNICEF, WHO. Progress on household drinking water, sanitation and hygiene, 2000-2017. New York, 2019 (https://data.unicef.org/resources/progress-drinking-water-sanitation-hygiene-2019/)
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