Cargando...

Variables de Guerra No Convencional

agosto 18, 2021   0

Leyla Carrillo

 

 

 

 

Lic Leyla Carrillo Ramírez

leyla@cipi.cu 

En la Ciencia Política abundan  los conceptos, clasificaciones y métodos defensivo-ofensivos en el actual siglo. Los politólogos y estrategas estadounidenses son los más avezados en la materia, aunque algunos países aliados se esfuerzan por emular con ellos. En tal sentido, la denominada guerra no convencional es una de las estrategias más recurrentes, aunque no pierda su esencia destructiva y siempre –por mucho que se la emboce- significa una guerra.

Las variables constituyen opciones de cualquier investigador, para desbrozar el diagnóstico e inducir  un pronóstico lo más cercano posible a las expectativas. Hay que reconocer que las variables aplicadas en la guerra no convencional desbordan la imaginación de cualquier politólogo o estratega en el actual siglo.

Entre los ideólogos más destacados sobre la inducción de la guerra no convencional y una de sus estrategias: el denominado “golpe blando o suave”, se halla el norteamericano Gene Sharp, quien sugiere más de 196 acciones para  modificar al gobierno de un país, desviando en apariencia, la atención de acciones militares inmediatas.

Por ello no sorprende la adaptación de acciones para dañar a Cuba, aparentemente novedosas, que figuran en su controvertido Manual para la subversión, estrenadas –también con variables- en la víspera de las denominadas Revoluciones de Colores en el espacio post-soviético; durante la Primavera Árabe, contra Libia y Siria en el denominado Medio Oriente Ampliado e Irán; contra la República Popular China; Irán, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Las modalidades de los  nuevos métodos para hacer la guerra dependen de circunstancias endógenas, de la filiación y activismo de otros actores para una agresión “blanda”, de los intereses específicos del consorcio militar-industrial y de la capacidad de resistencia del país seleccionado.

Por ejemplo, el citado autor del manual, conocido como De la Dictadura a la Democracia anticipa algunos  aspectos de la intervención  extranjera, que los promotores de la intervención humanitaria en Cuba conocidos o no, enarbolan para acelerar un cambio de régimen. En tal sentido sugiere que los interventores extranjeros no necesariamente mantendrían sus promesas para ayudar al pueblo a su “liberación”, con la finalidad de ganar para sí mismos el control económico, político y militar del país, y solo se involucrarían activamente cuando hubiere un movimiento interno que haya comenzado a sacudir a la “dictadura”, logrando que la atención internacional se enfoque sobre la índole brutal del gobierno.

En este contexto sugiere implementar cuatro tareas: fortalecer a la población oprimida en su determinación de luchar, en la confianza en sí misma y en  sus aptitudes para resistir; fortalecer a los grupos sociales e instituciones independientes; crear una poderosa fuerza de resistencia interna y desarrollar un amplio y concienzudo plan estratégico global para la liberación, ejecutado con destreza.

Para alcanzar esos objetivos, plantea métodos de acción no violentos, algunos de los cuales “aparecieron”, instigados por las redes sociales y mediáticas, entre noviembre de 2020 y el 11 de julio de 2021: el acoso a funcionarios, la exacerbación de marchas, asambleas y mítines de protesta o apoyo; el boicot social selectivo, la huelga limitada y ayunar para presionar moralmente; negar o retirar la obediencia, boicotear las organizaciones dependientes del gobierno; negar ayuda a los agentes gubernamentales; quitar señales y marcadores de su lugar; desobediencia encubierta, negarse a dispersarse en un mitin o  a ser asistido por auxiliares gubernamentales; el bloqueo de las líneas de mando o de información; establecer nuevos patrones sociales;  desafiar cercas y rejas; buscar el encarcelamiento; la desobediencia civil de las leyes “neutrales” y comparecer en lugares públicos en poses obscenas o desnudos, entre otros.

Quien haya seguido los acontecimientos en Cuba durante los últimos meses, puede identificar con  facilidad las figuras subversivas destinadas a la desestabilización. La extensa alusión al manual estadounidense muestra  que la aviesa y escandalosa propaganda anticubana, orquestada contra la Isla es resultado de un plan largamente estructurado, proveniente de los ideólogos del “golpe blando”.

Al fracasar los actos instigados desde el exterior y orientados desde las redes sociales, al menos provisionalmente, a pesar del bagaje falaz, desinformativo, mediático y cibernético, las fuerzas del mal buscan otras vías para recrear la inestabilidad escenificada el 11 de julio, por lo que los inventores de la guerra no convencional, decidieron instar a sus aliados a suscribir un comunicado que apuntara hacia el caos, al desgobierno y agitara el panorama, con  la intención de facilitar una intervención de cualquier índole (humanitaria o bélica, por ejemplo).

Sucede que las armas imperiales no siempre son eficaces para convencer a la comunidad internacional. A pesar de la campaña urdida desde fuentes y poderosos recursos imperiales, no puede ocultarse que, después de la repetida victoria cubana en la Asamblea General de las Naciones Unidas con la resolución del 23 de junio, que rechazó con 184 votos  el bloqueo comercial, económico y financiero de Estados Unidos; la diplomacia de las cañoneras concitó a nuevos adeptos para condenar al gobierno cubano por “la represión infligida contra la población”.

La reciente declaración redactada por el Departamento de Estado de los Estados Unido y asumida por los ministros de relaciones exteriores que el imperio pudo reclutar, acusa a Cuba de arrestos y detenciones masivas y la exhorta “a respetar los derechos y libertades universales del pueblo cubano, incluido el libre flujo de información”. Los gobiernos comprometidos  fueron: Austria, Brasil, Colombia, Chile, Guatemala, Croacia, Chipre, República Checa, Ecuador, Estonia, Grecia, Honduras, Israel, Letonia, Lituania, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte, Polonia, República de Corea y Ucrania. 

Un ejercicio imaginativo del lector discernirá los casos y motivaciones de los gobiernos firmantes del engendro diplomático, típico de un golpe “blando” imperialista. El listado incluye a: países violadores sistemáticos de los derechos humanos, con represión policial y paramilitar, daños físicos a manifestantes y denunciados por masacres, corrupción o desprotección de sus habitantes contagiados por COVID-19; gobiernos incumplidores de su promesa electoral, que han victimizado económica y socialmente a su población mediante los planes de ajuste trazados por la Unión Europea;  gobierno  facilitador del cerco de la OTAN trazado contra Rusia; país no reconocido por la ONU, porque de lograrlo,  alentaría el separatismo en otros Estados europeos o Estado con la práctica del genocidio más sistemático e impune desde mediados del siglo XX.

Siempre al servicio del cambio de régimen y del golpe blando, según el caso, el 28 de julio también los senadores estadounidenses del Comité de  Exteriores, impulsados por el demócrata Bob Menéndez y el republicano Marco Rubio,   emitieron una resolución contra la “violencia del gobierno cubano contra las masivas protestas antigubernamentales”. En esa ocasión criticaron a España, Canadá y la Unión Europea, por no sumarse al comunicado conjunto adoptado por  los 21 países mencionados.

Actores europeos

Al renovado activismo  estadounidense de guerra no convencional se suman instituciones e instancias de la Unión Europea y de algunos Estados miembros de ésta, lo que mantiene su línea injerencista en los asuntos internos de los demás países del orbe.  No es ocioso recordar que, para el grupo regional, observar y calificar el comportamiento de la democracia y los derechos humanos del resto del mundo, cumple su vocación supremacista, expresada en los sucesivos tratados, suscritos desde 1957 con el surgimiento de la Comunidad Económica Europea.

La UE se adjudica “la misión” de definir lo democrático o humanitario, afianzándose en los postulados de la Convención Europea de los Derechos del Hombre y en la Carta Europea de Derechos Fundamentales, documentos dogmáticos que expresan, entre sus prioridades, las libertades de prensa y expresión.

En el caso concreto de Cuba, a partir del derribo de las avionetas  que habían violado sucesivamente el espacio aéreo del país, la Unión Europea lanzó su primera acusación “aparentemente en solitario” y arreció su campaña contra “la violación de los derechos humanos por el gobierno cubano”. Siguió la adopción de la Posición Común en 1996, complementaria del bloqueo estadounidense, que autenticó su injerencismo que juzga los asuntos internos de otros Estados, como condicionante para sostener una relación de respeto mutuo y equidad.

Las medidas comunitarias inherentes al golpe blando han sido incrementadas hacia el extranjero, una vez que la UE adoptó las misiones Petersberg, que autenticaban el falso derecho a intervenir “cuando sus intereses” se consideren   en peligro.

Al extrapolar las amenazas a su seguridad hacia el extranjero, la Comisión adoptó en diciembre de 2005 “medidas para la promoción de los derechos humanos aplicables desde sus embajadas acreditadas en el mundo, encomendando a sus segundos secretarios incrementar la alianza con la oposición para la transición, los planes y el apoyo material a los opositores”. Esta decisión no solo es violatoria de los principios de soberanía e igualdad y agudiza la injerencia en los asuntos internos de los Estados, en contraposición a la Carta de la ONU, sino que propulsa especialmente la eliminación de los gobiernos repudiados por la Unión Europea y los Estados Unidos.

En el caso concreto de Cuba, se ha incrementado con  la adopción de  sucesivas resoluciones del Parlamento Europeo desde 2007. Se añade el otorgamiento de bien remunerados premios a los denominados “opositores”, una mayoría de los cuales- no casualmente- son albergados o costeados también por la poderosa Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), con  nefastos antecedentes en el continente.

Ante el fracaso de sus medidas coercitivas y del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, en diciembre de 2017, diversos gobiernos de Estados miembros y de estamentos de la Unión Europea promovieron la flexibilización de  sus relaciones, motivado también por intereses específicos propios, porque regiones, empresarios y comerciantes europeos son afectados por las medidas coercitivas del bloqueo estadounidense, mediante el ejercicio de la extraterritorialidad de la Ley Helms-Burton. Así dejó de existir la Posición Común en 2016 y se inició el Diálogo Político y de Colaboración entre ambas partes bajo las condiciones pactadas en el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación.

Sin  embargo, en los últimos meses el grupo regional muestra altibajos en su comportamiento, tanto mediante la aprobación de una injerencista resolución del Parlamento Europeo –siempre preocupado por los derechos humanos y la democracia en el resto del mundo- como mediante declaraciones de funcionarios y dirigentes de algunos de los 27 países que conforman la UE.

En este contexto, a inicios de junio la primera reacción del Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea, abordaba los incidentes en Cuba, junto a los resultados del recrudecimiento del bloqueo, sin llamarlo por su nombre. Pero la primera reacción no es válida cuando Washington ejerce presiones sobre sus aliados.

La siguiente declaración del Alto Representante, emitida el 30 de julio,modifica su planteamiento inicial y “pide a Cuba abrir un  diálogo inclusivo, escuchar la voz de los cubanos, liberar a los detenidos y adoptar medidas para aliviar el sufrimiento, que atribuye a la carencia de productos básicos y al deseo de los cubanos a disfrutar más libertades”. Para el bloque las manifestaciones reflejan  “las demandas legítimas de la población ante la falta de comida, medicinas y acceso al agua, de libertad de expresión y de prensa, que han provocado una demanda por los derechos civiles y políticos y a favor de la democracia, por un cambio, así como la detención de manifestantes y periodistas”. 

Las exigencias del citado comunicado de la UE, pretenden ser compensadas con la bienvenida a la eliminación de restricciones de entrada de productos para viajeros, que valora “como un primer paso en la buena dirección”, insistiendo en la necesidad de reformas económicas internas para abordar las demandas ciudadanas y sugiere- discreta y respetuosamente para no lesionar sus relaciones con Estados Unidos- la relajación de restricciones externas, como las remesas y los viajes para ayudar a mitigar la crisis en la Isla, indicando que la UE está preparada para abordar una mejora de las condiciones de los cubanos en el contexto del diálogo y las inversiones…

La mencionada declaración omite la existencia del bloqueo y contradice la reciente votación del grupo europeo en la Asamblea General, en favor de la Resolución cubana que lo denuncia. También, al parecer, el Alto Representante de Política Exterior fue errónea o falazmente informado sobre la carencia de agua, como uno de los motivos para los disturbios, que sí son dramáticos -sin solución inmediata- en países latinoamericanos, mediterráneos y africanos- unido a las detenciones de manifestantes y de periodistas, que son frecuentes y masivas en otros países de nuestro continente, a los cuales la UE no critica ni por asomo. 

Representantes de algunos gobiernos eurocomunitarios han enfatizado sobre la reiterada posición europea, como ha sucedido con Alemania y la República Checa. Otros se adhirieron al documento del Departamento de Estado y otros instigan- hasta la fecha- a causa del silencio  del Senado español, que le ha valido críticas de los promotores de las acciones anticubanas, porque al presentarse un proyecto de repudio al gobierno cubano, no obtuvo la votación requerida para su aprobación. Queda pendiente conocer si más gobiernos se adherirán a las declaraciones contra Cuba.

Otras variables de guerra no convencional.

En esta guerra no convencional, el factor mediático y cibernético  es fundamental, como también lo son las acciones aparentemente fortuitas y las declaraciones oficiales de algunos países o bloques aliados de Estados Unidos, que oscilan entre un mensaje supuestamente balanceado, primero, para después guiarse por las orientaciones del aliado mayor.

Una lectura retrospectiva sobre las variables aplicadas en  países de la Unión Europea señala acciones inherentes al terrorismo mediático e informático contra Cuba, no siempre atribuibles a gobiernos, pero sí a instituciones, organizaciones y grupos, supuestamente independientes, pero vinculados a la maquinaria de la sofisticada guerra estadounidense.

Los atentados perpetrados decenios precedentes contra la Embajada cubana en Lisboa y contra un amigo vendedor de libros en Berlín Occidental y el reciente contra la Embajada cubana en París, sugieren que los hilos terroristas movidos desde Estados Unidos, pueden manipularse de un continente a otro y “contagiar” a cualquier mercenario anticubano.

Fundaciones, asociaciones y medios europeos, como la cristiano-demócrata alemana “Konrad Adenauer” (promotora de una estrategia para la transición en Cuba) , el grupo “Prisa”, el diario “ABC” y la fundación Hispano-Cubana; la checa  “Hombres en Apuros”, grupos híbridos europeo-estadounidenses comoPrisoners Defenders y el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) o la francesa Reporteros sin Fronteras (filial de la USAID en París), se han encargado, a lo largo de varios decenios, de enrarecer el clima anticubano, durante una etapa cuando proliferaron encuentros, en apariencia no oficiales, auspiciados o con participación de españoles, austriacos, eslovacos, daneses, húngaros, polacos, holandeses y alemanes.

El atentado perpetrado en julio contra la Embajada cubana en Francia, afortunadamente sin víctimas mortales, pero con daños materiales, coincide con la ocurrencia de una campaña cibernética y mediática implacable, para desacreditar al gobierno cubano, instigar a disturbios y manifestaciones y pretender un cambio de régimen. Desde los años setenta del pasado siglo, reducidos piquetes de “opositores”, efímeros intelectuales o “periodistas perseguidos” y asalariados desde Washington, protestaban pacíficamente una vez por semana frente a la Embajada de Cuba en París.

El reciente acto terrorista muestra que los tentáculos de la mafia anticubana y de sectores poderosos estadounidenses se expanden hacia otros confines, porque persiguen un propósito común. La primera respuesta de las autoridades francesas fue la declaración condenatoria por un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, reforzar el dispositivo de vigilancia alrededor de la Embajada y emprender una investigación judicial para determinar los responsables del acto.

Tal vez el momento y lugar para la acción terrorista no haya sido el más acertado: coincidió con la presidencia pro-témpore francesa del Consejo de Seguridad de la ONU, la etapa preelectoral para la presidencia del país, la ratificación  como sede de París para los próximos Juegos Olímpicos y el esfuerzo por reducir las acciones terroristas en su propio territorio mediante la aplicación de una nueva ley, que ha enardecido la protesta social.

Las variables en la guerra no convencional implementadas contra Cuba no son idénticas ni tampoco convienen por igual a todos los aliados de Estados Unidos y se presentan con matices y métodos diferentes. Mientras, se extiende una inagotable solidaridad por gobiernos amigos, grupos regionales, parlamentarios, intelectuales, organizaciones y por una inmensa gama de amigos en todos los continentes. Guerra blanda, terrorismo mediático, ciberterrorismo o ataques terroristas, son los métodos más actuales para desestabilizar a uno de los gobiernos que más odia el imperio. Pero Cuba y sus amigos aman y fundan.

 

Referencias bibliográficas.

Carrillo Ramírez, Leyla. La Unión Europea y los derechos humanos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2010. Pág.118

Leyla (b). Seguridad y terrorismo en el siglo XXI. 2021. En fase editorial.

Convención Europea de los Derechos del Hombre, ediciones del Consejo de Europa, Países Bajos, 1994 y Carta Europea de Derechos Fundamentales, aprobada en Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo en 1950  y renovada en 1994 y 2000.

Sharp, Gene. De la Dictadura a la democracia: un sistema conceptual para la liberaciónThe Albert Einstein Institution, East Boston. MA 02128, EUA, 2003.

 

https://www.swissinfo.ch/spa/eeuu-cuba_senadores-de-ee-uu–aprueban-una-resoluci%C3%B3n-contra-la–violencia–en-cuba/46825384

https://www.abc.es/internacional/abci-vacio-espana-ante-represion-cuba-inquieta-casa-blanca-202108010035_noticia.html

https://www.europapress.es/internacional/noticia-ue-pide-cuba-abra-dialogo-inclusivo-escuchar-voz-cubanos-protestas-20210729162742.html

https://www.europapress.es/internacional/noticia-francia-condena-ataque-contra-embajada-cuba-paris-abre-investigacion-20210727134216.html


Déjanos tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *