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Cuba

Cuba y sus relaciones con el llamado Sur Global*

agosto 17, 2023   0

* Presentacion del Director del CIPI ante Comité japonés de solidaridad con Asia, África y América Latina (AALA), 17 agosto 2023

Una versión en japonés de este texto puede consultarse en este enlace.

Alrededor del término Sur Global se produce diversa bibliografía, que hace imposible hablar de una sola interpretación consensuada. Varios autores sitúan el término como una evolución de lo que se llamó Tercer Mundo hasta después de la desaparición del campo socialista europeo en la última década del siglo anterior. Para algunos el concepto está relacionado con una nueva visión de las relaciones internacionales desde aquellas naciones que fueron las víctimas principales del colonialismo y las prácticas imperialistas, en momentos en que la economía, las finanzas, las comunicaciones y las principales amenazas para la Humanidad han sido cada vez más globales

A partir del 2004, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD– publicó un informe titulado Forjando el Sur Global, en el cual explica no solo el concepto, sino que, además, establece qué países están ubicados en el Sur Global, apuntando que el uso del término “Sur” alude a los países en desarrollo desde la década de 1970, basándose en el hecho de que los países desarrollados e industrializados del mundo se encuentran mayormente al norte de los países en desarrollo.

Para algunos investigadores el término excluye las referencias a amplias zonas al interior de varios países desarrollados, en particular al interior de Estados Unidos y espacios de la Unión Europea, que han quedado retrasados en términos de desarrollo económico, con el consecuente impacto social, y en los que las cifras de pobreza, falta de acceso a servicios elementales y hasta la calidad del agua que se consume está a los niveles de las naciones con menor PIB en el mundo.

Cuba es un país que mantiene relaciones diplomáticas y consulares con 195 Estados. Tienen sede en el territorio cubano 114 misiones diplomáticas extranjeras y 8 representaciones de organismos internacionales. Quizás esas cifras fueran suficientes para indicar que se trata de una nación con una amplia participación en las relaciones internacionales, pero aún hay otros datos que permiten presentar una idea más completa del involucramiento de Cuba en los temas internacionales.

Vale recordar que esta actitud desde Cuba, aunque tiene antecedentes desde la primera mitad del siglo XX (Cuba es país fundador de las Naciones Unidas), está relacionada directamente con el Triunfo de la Revolución a partir del 1ero de enero de 1959, momento a partir del cual se operó una transformación radical de los principios y las formas en que la Isla comenzó a relacionarse con el mundo. Uno de los primeros ejemplos fue la forma en que se planteó su relación con los Estados Unidos.

Apenas en el año 1960 Cuba envió la primera brigada médica al exterior para apoyar al pueblo de Argelia, actitud que se mantuvo en los años sucesivos con otros países. Tan temprano como 1966 se organizó en La Habana la Primera Conferencia Tricontinental de los pueblos de África, Asia y América Latina en la que se reunieran no solo funcionarios de gobierno, sino también fuerzas políticas de aquellos países que aspiraban o recién accedían a su independencia y aspiraban a caminos de desarrollo económico.

Cuba es el país que de manera práctica, mucho más allá de la teoría política, apoyó y contribuyó de manera determinante a la liberación de naciones africanas como Angola y Namibia y, adicionalmente tributó de forma directa al fin del régimen del Apartheid en Sudáfrica.

Cuba, país que preside desde finales del 2022 el Grupo de los 77 más China, principal grupo de articulación de posiciones en la arena internacional, ostentó la presidencia del Movimiento de Países No Alineados en dos ocasiones y organizó en La Habana las Cumbres de 1979 y del 2006.

Para comprender mejor la relación y pertenencia de Cuba al llamado Sur Global, sería importante recordar algunos de los principios de la política exterior del país que aparecen recogidos en el texto constitucional que fuera aprobado por referendo en el 2019 y que están más relacionados con el tema principal de esta presentación.

El artículo 16 de dicho texto comienza diciendo que la República de Cuba basa las relaciones internacionales en el ejercicio de su soberanía y los principios antiimperialistas e internacionalistas, en función de los intereses del pueblo y, en consecuencia “reafirma que las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción”, lo cual sin dudas es una declaración singular por parte de un países de la magnitud geográfica y población que tiene Cuba y, además, por ser víctima de una política genocida por parte de un actor como Estados Unidos.

Por otro lado, se “ratifica su aspiración de paz digna, verdadera y válida para todos los Estados, asentada en el respeto a la independencia y soberanía de los pueblos y su derecho a la libre determinación, expresado en la libertad de elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones”.

La Constitución cubana sostiene “la voluntad de observar de manera irrestricta los principios y normas que conforman el Derecho Internacional, en particular la igualdad de derechos, la integridad territorial, la independencia de los Estados, el no uso ni amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la cooperación internacional en beneficio e interés mutuo y equitativo, el arreglo pacífico de controversias sobre la base de la igualdad, el respeto y los demás principios proclamados en la Carta de las Naciones Unidas”.

De forma particular, “reafirma su voluntad de integración y colaboración con los países de América Latina y del Caribe”, como entorno inmediato; “promueve la unidad de todos los países del Tercer Mundo y condena expresamente el imperialismo, el fascismo, el colonialismo, el neocolonialismo u otras formas de sometimiento, en cualquiera de sus manifestaciones”; como principio de política exterior, “se promueve la protección y conservación del medio ambiente y el enfrentamiento al cambio climático, que amenaza la sobrevivencia de la especie humana, sobre la base del reconocimiento de responsabilidades comunes, pero diferenciadas; el establecimiento de un orden económico internacional justo y equitativo y la erradicación de los patrones irracionales de producción y consumo”.

La constitución cubana “defiende y protege el disfrute de los derechos humanos y repudia cualquier manifestación de racismo o discriminación; condena la intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de cualquier Estado y, por tanto, la agresión armada, cualquier forma de coerción económica o política, los bloqueos unilaterales violatorios del Derecho Internacional, u otro tipo de injerencia y amenaza a la integridad de los Estados”.

Del mismo modo “califica de crimen internacional la agresión y la guerra de conquista, reconoce la legitimidad de las luchas por la liberación nacional y la resistencia armada a la agresión, así como considera su deber internacionalista solidarizarse con el agredido y con los pueblos que combaten por su liberación y autodeterminación”. Promueve además “el desarme general y completo y rechaza la existencia, proliferación o uso de armas nucleares, de exterminio en masa u otras de efectos similares, así como el desarrollo y empleo de nuevas armas y de nuevas formas de hacer la guerra, como la ciberguerra, que transgreden el Derecho Internacional”.

En el texto se recoge que Cuba “mantiene y fomenta relaciones de amistad con los países que, teniendo un régimen político, social y económico diferente, respetan su soberanía, observan las normas de convivencia entre los Estados y adoptan una actitud recíproca con nuestro país, de conformidad con los principios del Derecho Internacional. Asimismo, la Constitución enfatiza que Cuba “promueve el multilateralismo y la multipolaridad en las relaciones internacionales, como alternativas a la dominación y al hegemonismo político, financiero y militar o cualquier otra manifestación que amenacen la paz, la independencia y la soberanía de los pueblos”.

Sería interesante realizar un análisis comparativo del texto constitucional cubano en relación con la norma máxima de otros países que se consideran líderes o ejemplos a seguir en la arena internacional, pero que no son capaces siquiera de observar principios tan revolucionarios como estos y respetarlos de manera coherente.

De manera concreta nos detenemos a referir tres planos en los que Cuba ha aplicado estas ideas en sus relaciones con el llamado Sur Global.

  1. El primero de ellos está relacionado con la protección del Medio Ambiente. Cuba tiene una forma excepcional de tratar el problema del cambio climático, a través de un programa con alcance internacional conocido como Tarea Vida.

En la Isla, existe un “compromiso del Estado” con una política integral sobre este asunto, que tiene tres características: una, que está dirigida por equipos científicos, por la Ciencia; dos, que busca y aporta soluciones propias, naturales y nacionales, partiendo de la condición de un país pobre y bloqueado; y tres, que se basa en la participación popular.

Cuba es un país del Sur, en la primera línea del cambio climático, con un 9 % de población viviendo en zonas costeras, amenazada por la subida del nivel del mar. Se considera que, en Cuba, al menos un millón de personas (de 11,2 millones) tendrán que cambiar de lugar de residencia en las próximas décadas. De ese millón, un 11 % aproximadamente ya se ha trasladado.

Este traslado no parte de una orden del estado, sino que es producto del diálogo entre instituciones y comunidades, de las que surgen las soluciones. Con el añadido de que, en Cuba el estado socialista tiene la obligación de construir las nuevas viviendas y ayudar a la reconstrucción de la vida en otro lugar, con todos sus elementos de infraestructura social: el puesto médico, las escuelas, las casas de música, las calles, los nuevos empleos, etc.

Cuba busca soluciones propias, de acuerdo a las capacidades nacionales, pero a su vez, se han convertido en un modelo para otras naciones del Sur Global e inspiran, por ejemplo, a las islas vecinas y otros países de mayores recursos, que tienen el mismo problema. De hecho, Cuba comparte la información obtenida en sus investigaciones, con otros países, incluidos territorios al Sur de los Estados Unidos de América.

  1. El segundo está vinculado con la salud pública y su consideración como derecho humano, lo cual se instrumenta mediante leyes y medidas en todos los sectores de la economía. Este carácter estatal abarca no solo al Sistema Nacional de Salud, también encierra la responsabilidad que tienen todos los sectores de la economía en la salud de la población.

En Cuba la cobertura de salud es universal y se extiende a todo el país. Estos servicios son gratuitos y se garantiza su acceso a toda la población independiente de sus concepciones políticas, religiosas, raza, estado jurídico y sexo.

El Sistema Nacional de Salud es único e integrado y su base es la atención primaria de salud, con el modelo del médico y enfermera de la familia. Su dirección radica en el Ministerio de Salud Pública. Su principal fortaleza es la calidad humana y profesional de su personal. Lo integran 479 623 trabajadores, en los que se destacan sus 97 202 médicos, de ellos 26 173 médicos de familia, 19 825 estomatólogos y 84 220 personal de enfermería. Sus instituciones, entre otras, están constituidas por 150 hospitales, 110 salas de terapia intensiva, 449 policlínicos, 11 297 consultorios del médico de la familia, 11 centros de investigación, 132 hogares maternos, 155 hogares de ancianos y 30 centros sicopedagógicos.

Los centros de investigación, junto con las universidades, no solo las de ciencias médicas y las instituciones de salud, han logrado actuar de manera coordinada para mejorar el servicio sanitario y ofrecer soluciones a problemas tan complejos como la crisis sanitaria provocada por la COVID-19.

Toda la experiencia sanitaria de Cuba se ha compartido con otras naciones del mundo, especialmente con los países subdesarrollados. En estos momentos existen más de 28 000 colaboradores cubanos de la Salud en 61 países.

La colaboración médica internacional en el campo de la salud pública cubana ya tiene una historia de más de 60 años. En general, más de 605 mil trabajadores de la salud han estado presentes en 165 países. En todo este tiempo, se han realizado dos mil 200 millones de consultas, más de 15 millones de intervenciones quirúrgicas y se han salvado aproximadamente nueve millones de vidas.

El personal de la salud cubano ha llegado a recónditos lugares, a montañas y a sitios de muy bajas o altas temperaturas llevando alivio para el dolor, esperanza al desespero y la vida a millones de personas necesitadas.

A partir de las solicitudes realizadas por determinados gobiernos ante la epidemia del COVID-19, más de 40 países recibieron la ayuda solidaria de los médicos cubanos, a través de más de 50 brigadas del Contingente «Henry Reeve».

Desde su fundación en 2005, el Contingente Médico de Emergencia Henry Reeve de Cuba ha brindado servicios médicos gratuitos en casi 30 situaciones posteriores a desastres y epidemias. Este contingente es reconocido por su relevante experiencia sobre el terreno y su enfoque humanista, en particular durante los brotes de cólera en Haití tras el terremoto de 2010 y durante la epidemia de ébola de 2014 en África occidental.

Tras el inicio de la pandemia de COVID-19, decenas de gobiernos solicitaron equipos de Henry Reeve para ayudar a sus sistemas de salud. El 26 de marzo de 2020, el primer equipo cubano que salió al extranjero comenzó a tratar a pacientes con COVID-19 en un hospital de campaña en Lombardía, Italia, establecido para este propósito.

Se debe recordar igualmente el papel de Cuba en la formación de recursos humanos en el campo de la salud, tanto en aquellos países donde no existían antes facultades de medicina, es el caso de Gambia, como recibiendo en el país a miles de estudiantes extranjeros, tanto en las universidades dedicadas al estudio de la especialidad, como en el proyecto -único de su tipo- nombrado Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en la que se han formado de forma gratuita miles de estudiantes extranjeros, incluyendo más de 200 provenientes de Estados Unidos de América.

  1. En tercer lugar debo mencionar las experiencias de Cuba en materia de Educación.

En Cuba la educación de calidad es también un derecho humano y de responsabilidad estatal. Específicamente en cuanto a los esfuerzos del país para la Internalización de la Educación Superior en América Latina y el Caribe, la Conferencia Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe en La Habana (CRESALC 1996), la Conferencia Regional de Educación Superior en Cartagena (CRES 2008) y  la Conferencia Regional de Educación Superior en Córdoba (CRES 2018), ratificaron la idea de continuar potenciando las relaciones Sur-Sur, e incluso Norte-Sur, como vía eficaz para contribuir al desarrollo de la educación superior en la región.

La educación superior ha sido también un ejemplo de esta integración, lo cual puede servir de paradigma para otros pueblos del Sur, no solo en los principios que se han defendido, sino también en las estrategias aplicadas y en la gestión de los propios procesos.

Anualmente, cientos de profesores e investigadores cubanos participan en intercambios académicos y otras modalidades, que permiten una actualización y retroalimentación permanente con las principales tendencias académicas y científicas en el mundo.

En los últimos seis años la mayor parte del intercambio académico en cuando a educación superior, se ha realizado con México, Venezuela, Ecuador, Brasil, Colombia, Nicaragua, República Dominicana, Canadá, España, Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Rusia, China, Vietnam, Angola y Mozambique.

Hasta aquí nos hemos referido a solo tres áreas en las que Cuba ha contribuido al desarrollo social y económico de países del Sur, tomando como base los principios que ha proclamado, defendido y aplicado hacia el interior de la nación. Esta es solo una parte de la contribución de nuestro país a lo que llamamos “el mejoramiento humano”, la cual se ha mantenido a pesar de que las condiciones económicas del país se han agravado, a partir de un fortalecimiento de las medidas del bloqueo estadounidense contra Cuba.

Para finalizar, permítanme referirme brevemente a la actual presidencia pro témpore de Cuba del Grupo de los 77 + China. Este grupo es hoy la mayor organización intergubernamental de concertación de países en desarrollo de las Naciones Unidas, que proporciona los medios para que los países del Sur articulen y promuevan sus intereses económicos colectivos y mejoren su capacidad conjunta de negociación dentro del sistema de las Naciones Unidas, y promuevan la cooperación Sur-Sur para el desarrollo.

Hoy 134 países de América Latina, África, Asia y el Pacífico forman parte de este diverso y amplio mecanismo, fundado en 1964.

Desde el 12 de enero de 2023 hasta la fecha, Cuba se ha desempeñado como Presidente Pro Tempore de manera flexible y constructiva, sobre la base del más amplio consenso, para promover los intereses y objetivos comunes del Grupo de los 77 + China. La gestión cubana tiene por delante un panorama difícil, marcado por la crisis generada a causa de la pandemia de covid-19, los conflictos bélicos y sociopolíticos internacionales, el déficit de materias primas y de bienes de consumo y la incertidumbre que marca el escenario global de las relaciones internacionales.

A pesar de este complejo escenario, las prioridades de Cuba como Presidente Pro Tempore de este Grupo son:

  • Consolidar la unidad, la presencia, la influencia y el liderazgo del G77+China en diversos foros durante 2023.
  • Fomentar la solidaridad internacional y la cooperación en apoyo a la recuperación pos-pandémica en nuestros países.
  • Apoyar los proyectos de cooperación del Sur en los ámbitos de la salud, la educación, la lucha contra el cambio climático y la prevención de catástrofes.
  • Impulsar el uso de la ciencia, la tecnología y la innovación como fuerza motriz del desarrollo sostenible para crear una hoja de ruta común que permita hacer frente a los retos actuales y futuros en estos ámbitos.
  • Reforzar la sólida posición del Grupo frente a las negociaciones sobre Cambio Climático.

Como muestra de los esfuerzos de Cuba en el ámbito multilateral, el presidente Miguel Díaz-Canel presentó los puntos de vista del Sur Global en la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Global en París, el pasado mes de junio, con el fin de enviar un mensaje político claro que renueve el compromiso colectivo para implementar la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El mes pasado, el presidente cubano reiteró en la III Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)-Unión Europea (UE), realizada en Bruselas, el reclamo de los países del Sur de ampliar la cooperación inclusiva y mutuamente ventajosa en áreas estratégicas como el financiamiento al desarrollo, el enfrentamiento al cambio climático, la seguridad alimentaria, y las energías renovables, entre otros temas de interés para el Sur Global.

De esta forma, Cuba reafirma sus compromisos de larga data con la mayoría de la Humanidad, la que fue víctima de los despojos coloniales, que trató de detener el avance imperialista y que se ha visto privada durante siglos de recursos humanos y materiales. La explotación del Sur Global ha tributado a la riqueza y al desarrollo desmedido de las clases dominantes del Norte industrial, ahora ya decadente, que intenta perpetuarse como un “Occidente político” que considera Oriente, Sur, o inferior a todo grupo humano que no sea ariamente blanco.

La coherencia entre los principios de la política exterior de la Revolución cubana -de vocación humanista, pacifista, latinoamericanista, internacionalista y tercermundista- y la actuación de Cuba en las relaciones internacionales constituye un modesto aporte desde el llamado Sur Global para enfrentar las incertidumbres de un mundo en transición. Entre los retos comunes pendientes se encuentran el enfrentamiento de los desequilibrios de un orden internacional estructurado desde el poder de un hegemón, con el reto adicional de lograrlo sin atravesar por las consecuencias de una nueva conflagración de alcance internacional, que podría ser determinante para el futuro de la raza humana sobre la faz de la Tierra.


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