Daniel Noboa y el asalto a la embajada de México. El proceder sin límites del populismo de derecha

Publicado en la sección Punto de Vista del Observatorio Político sobre América Latina y el Caribe del Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García".

El panorama político del Ecuador, que durante los últimos años ha estado caracterizado, de manera casi ininterrumpida, por una profunda crisis, exhibe hoy una tensa situación de descrédito internacional. Esto ha sido consecuencia de la puesta en práctica, por parte del gobierno de Daniel Noboa, de un asalto policial a la Embajada de México en Ecuador, con el objetivo de tomar como prisionero al exvicepresidente Jorge Glas.

Las tensiones diplomáticas entre el ejecutivo de Daniel Noboa y el gobierno de México comenzaron por las declaraciones del presidente López Obrador sobre las elecciones ecuatorianas. En dicha intervención, el presidente mexicano se refirió al asesinato de Fernando Villavicencio1, afirmando que no existen pruebas concluyentes que impliquen al cartel de Sinaloa en el atentado. Además, dejó entrever la posibilidad de que el hecho fuera orquestado con el objetivo de provocar la derrota electoral del partido Revolución Ciudadana. Vale señalar que, al reflexionar sobre el caso, Obrador no realizó acusaciones directas al actual gobierno ni a fuerzas políticas ecuatorianas.

Como respuesta, el gobierno de Daniel Noboa declaró “persona non grata” a la embajadora mexicana en Quito, decisión que desembocó en una crisis diplomática que iría escalando paulatinamente. Esta respuesta del gobierno ecuatoriano estuvo acompañada por una fuerte ofensiva mediática, encabezada por la viuda del excandidato Villavicencio, en la que se percibió un marcado interés por mantener viva la polémica y continuar acusando al correísmo del magnicidio.

En este contexto, el gobierno mexicano concedió asilo político al exvicepresidente Jorge Glas, quien se encontraba en su sede diplomática en condición de invitado, luego de haber arribado a ella el 17 de diciembre en busca de refugio. Glas, quien fuera vicepresidente de Rafael Correa, ha sido víctima de una marcada persecución judicial con fines políticos desde la llegada al poder de Lenín Moreno y la connotada traición de aquel al proceso de Revolución Ciudadana. La decisión del gobierno de México de concederle asilo avivó la crisis diplomática y dio pie a un proceder de connotaciones extraordinarias en el ámbito de las relaciones internacionales.

De forma inesperada y en clara violación del derecho internacional, la policía nacional del Ecuador irrumpió violentamente en la embajada de México en Quito. El operativo, que tuvo lugar en horas de la noche del 5 de abril, estuvo signado por la agresión física al jefe de la misión mexicana y la detención, también violenta, de Glas.

Este hecho ha estremecido la opinión pública internacional y trajo como consecuencia la ruptura de relaciones diplomáticas con Ecuador por parte de México y Nicaragua, así como la condena internacional, dentro y fuera de América Latina, incluyendo el gobierno de Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA).

Los sucesos de la embajada son parte de la estrategia política que viene desarrollando el gobierno ecuatoriano. Esto se evidencia en la presentación del hecho como parte de una acción más amplia de enfrentamiento al crimen organizado y la corrupción, con lo que se pretende justificar tamaña violación del derecho internacional. El ejecutivo justificó su decisión acusando a Glas de ser un criminal condenado que intentaba burlar la justicia aprovechando los oficios diplomáticos del gobierno mexicano.

Mediante este inédito proceder, Noboa apostó a fortalecer su imagen de gobierno “fuerte”, que aplica políticas de “mano dura”, dando continuidad a un estilo de gobierno que algunos han tildado de bukelista, puesto en práctica, con buenos resultados, desde los estallidos carcelarios. Sacando músculo de cara a la opinión pública y mostrando intransigencia en su puja contra el crimen, el nuevo presidente ecuatoriano apostó por una imagen de gobierno sólido, irreverente y rupturista con el statu quo. Sin embargo, la connotación, dimensión y consecuencias de sus actos parecen estar provocando efectos muy negativos, tanto desde la perspectiva interna como internacional.

En materia interna, la captura de Glas y la crisis con México catalizaron las diferencias entre Noboa y el correísmo, llevando al movimiento Revolución Ciudadana a romper el pacto político entre ambas partes. Cabe destacar que este constituye la fuerza mayoritaria en el parlamento y que la ruptura resta poderes al gobierno, que nuevamente queda como minoría en la Asamblea Nacional. De esta forma, la polarización política creciente que vive el país podría traer de vuelta la situación de ingobernabilidad que ha reinado en los últimos años, causada, fundamentalmente, por al divorcio entre los poderes ejecutivo y legislativo.

En la esfera internacional, Ecuador enfrenta una situación muy compleja de descrédito y aislamiento. El escenario actual está caracterizado por una amplia condena a los hechos, el aislamiento de Ecuador en el seno de la OEA, y un amplio consenso de solidaridad con México. Junto a la ruptura de las bicentenarias relaciones diplomáticas entre ambos Estados, México ha interpuesto una demanda contra Ecuador en el marco de la Corte Internacional de Justicia, al tiempo que Honduras ha convocado una cumbre virtual de jefes de Estado de la CELAC para analizar los hechos y reafirmar el apoyo regional a México.

Bibliografía

Diario de Yucatán (2023) ¿Qué pasó entre México y Ecuador? Puntos para entender la crisis.

El Debate (2023) López Obrador desata crisis entre México y Ecuador tras unas ofensivas palabras sobre el asesinato de excandidato presidencial.

NotiPres (2023) Crisis diplomática México y Ecuador: viuda de Villavicencio acusa de inmoral a AMLO.

Milenio (2023) Embajadora de México en Quito declarada indeseable en Ecuador.