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El Banco Asiático de Inversiones e Infraestructura (BAII): avances y desafíos

agosto 30, 2018   0

El desarrollo del gran proyecto Un Cinturón Una Ruta (OBOR en inglés) necesita para su impulso grandes volúmenes de financiamiento. Con ese fin, China centró su atención en la creación de su propia institución financiera con el involucramiento de otras naciones regionales y extrarregionales. En el 2013, el presidente chino Xi Jinping, presentó en Indonesia la propuesta de OBOR, pero también en el mismo lugar hizo el anuncio de la propuesta del Banco Asiático de Inversiones e Infraestructura (BAII). Un año después, el 24 de octubre de 2014, veintiún países asiáticos se reunieron en Beijing, para firmar el memorándum de entendimiento que aprobó finalmente la creación del BAII.

En el 2015 se oficializó OBOR y en el propio año el gobierno chino también inauguró el BAII. La creación de esta institución respondió primero a los propósitos de Beijing de tener su propia entidad como alternativa a las instituciones financieras internacionales (IFI) como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Banco Asiático de Desarrollo (BAD). Desde hacía varios años, China venía clamando por una mayor cuota dentro de las IFI antes mencionadas en correspondencia con el peso creciente que ha venido teniendo el Gigante Asiático en la economía mundial. A su vez, responde a los propósitos de la mayoría de los países subdesarrollados de poder acceder a préstamos y créditos en mejores condiciones.

Respecto a la solicitud china de una mayor presencia en el FMI, se propuso una reforma leve que le aumentó la participación de la nación asiática (ver gráfico 1), pero esta aún era insuficiente. Tal transformación acordada en 2010, en la cumbre del G-20 en Seúl, República de Corea,  aumentó la cuota de China del 3,65% al 6,09% en este organismo. Pero aunque este era un paso positivo, aún no se ha implantado debido a que el ejecutivo estadounidense no ha convencido al Congreso de que ratifique el acuerdo. Peor aún, ocho años después, esta supuesta reforma no concretada ya se ha quedado desfasada.

Gráfico 1: Participación de China en porcentaje de cuota y votos en el FMI aprobada por G-20 y no ratificada por el congreso estadounidense.

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Fuente: Elaboración del autor con datos de: http://www.imf.org/external/np/sec/memdir/members.aspx, 2018.

China, en su proyección de ascenso en el presente y futuro dio por terminados sus intentos de tener alguna influencia en el FMI y el BM, aunque continuando participando en ello. Por otro lado no ve ninguna perspectiva en el BAD, creado por Estados Unidos y respaldado por Japón. Washington ve con recelos esta iniciativa porque amenaza su monopolio, expresada en el FMI y a nivel regional a través, del BAD y cuestiona la función, dirección y transparencia del BAII. China por su parte pretende realizar conversaciones para seguir incorporando otros países como parte de su estrategia de la Ruta de la Seda, proyecto al cual tributa el BAII. De la región latinoamericana se conciben como los próximos a entrar Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Grecia, Bélgica, Chile, Líbano, Armenia, Rumania, Sudán entre otros[1].

La táctica de China ha consistido en crear nuevas instituciones que fortalezcan su posición internacional dejando de lado el papel que posee en el FMI. De la misma manera, no posee un papel preponderante en el BAD donde tiene una participación de 5%, por lo que ha optado por la creación de nuevos mecanismos que impulsen su crecimiento a nivel regional. El gigante asiático pretende capitalizar en una década al BAII con mil millones de dólares para desarrollar infraestructura en países de la región. Debe tenerse en cuenta que cuando se habla de China, está incluido un gran centro financiero, es decir China y Hong Kong. Este último tiene más del doble de reservas monetarias que Estados Unidos.

Aunque el FMI le ha dado el visto bueno al BAII, y pretende ser participe, se debe ser muy cuidadoso con la contraofensiva estadounidense con estas IFI. El clamor por una modificación del sistema financiero internacional en la actualidad, puede conducir luego de la respuesta por parte de China, junto a otras naciones, a una nueva oleada de modificaciones de las organizaciones creadas en la Conferencia de Bretton Woods. Ya hubo una experiencia a partir de fuertes críticas a finales de los ochenta de diversos círculos, dígase: académicos, políticos, económicos, organizaciones no gubernamentales, entre otros. La atención a estas críticas según (Baró y Chailloux: 2008, 120) “llevó a una peligrosa extensión de sus actividades del campo de las relaciones económicas nacionales e internacionales, al campo de las relaciones sociopolíticas internas de las naciones”. Aunque este es un contexto distinto no debe escatimarse respuestas como estas o insertarse como lo están intentando hacer en el BAII, pero que pueden intentar boicotearlo desde dentro.

China ha incrementado su presencia en las finanzas internacionales a través del afianzamiento de su posición como proveedora de recursos financieros, principalmente a partir de los últimos cinco años. Es de destacar que el país promueve el otorgamiento de préstamos en su moneda doméstica con el objetivo de impulsar el comercio con las naciones favorecidas y promover el uso del yuan fuera de las fronteras, no solo con vistas a su internacionalización, sino como una vía para reducir el uso del dólar.

Fueron miembros fundadores del BAII, China, India, Nepal, Pakistán, Bangladesh, Omán, Kuwait, Qatar, Mongolia, Uzbekistán, Kazajstán, Sri Lanka, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Laos, Cambodia y Myanmar. Países que son parte de los corredores económicos de OBOR. Indonesia no se incorporó en un primer momento por presiones de Estados Unidos, sin embargo posteriormente aceptó, mientras Corea del Sur luego de tres meses de análisis solicitó la petición de incorporación. En el 2018 el total de miembros ascendió a más de 80 países, de los cuales 19 son europeos, además de la incorporación de Canadá. El porcentaje de voto mayor lo tienen China, la India, Rusia, Alemania y la República de Corea (Ver gráfico 2). La determinación de que Nueva Delhi tuviese un rol relevante es parte del interés chino de involucrarle, pese a las diferencias históricas existentes.

Gráfico 2: Porcentaje de votos en la junta de gobernadores por países del BAII.

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Fuente: Elaboración del autor con datos de https://www.aiib.org/en/about-aiib/governance/members-of-bank/index.html, 2010.

En las condiciones que arribó el 2018, el BAII en cuanto a número de miembros y capital desbancó al BAD, que cuenta con 67 miembros (48 regionales y 19 extrarregionales) y se puso en marcha en 1966 bajo los auspicios del BM. El monto del capital autorizado del BAII representa tres quintas partes del capital a disposición del BAD (165 000 millones de dólares), el banco regional de desarrollo. Con antelación al BAII se había propuesto el Banco de Desarrollo de los BRICS[2] y es Beijing la sede central de ambos bancos. Estos dos proyectos financieros y su desarrollo en el marco de OBOR y mediante los acuerdos con las plazas financieras de Hong Kong y Singapur, conduce al proceso de traslado del centro financiero mundial hacia el Este de Asia, aún cuando no posea la hegemonía monetaria.

Desde su inicio, BAII ya ha aprobado 26 proyectos de los cuales uno está relacionado con la creación de un Fondo de Emergencia para Asia. La mayoría de estos proyectos están concentrados en la región de Asia y Medio Oriente en menor medida. Resalta que a pesar de la reticencia de la India con respecto al proyecto OBOR, es el segundo mayor accionista del BAII y es el país que más proyectos aprobados tienen, seguido por Blangladesh con tres, mientras Pakistán, Indonesia y Tayikistán con dos cada uno. Sin embargo China solamente tiene un solo proyecto aprobado hasta la primera mitad de 2018[3].

Aunque el mecanismo supone una forma alternativa para algunos países y complementaria para otros, debe destacarse que el BAII ha desarrollado el financiamiento en proyectos de infraestructura con la colaboración de instituciones financieras multilaterales como el BM, el BAD y la Agencia para el Desarrollo Internacional del Reino Unido. Ello supone alejarse un poco de las ideas iniciales, pero también respondiendo a un carácter más multilateral, intenta conciliar los intereses de sus miembros, mediante la  colaboración con las IFIS, así como lograr conseguir la aprobación de todos sus miembros para sus primeros préstamos.

En este contexto, el BAII, a diferencia de las instituciones crediticias globales tales como el BM y el FMI, en el que Estados Unidos desempeña un papel dominante y cuenta con el derecho a veto, no otorgará tal privilegio a China como su principal accionista. En cambio, todos los miembros participarán en el proceso para tomar decisiones a fin de lograr resultados de beneficio mutuo. Esto puede resultar más democrático, pero también detiene un largo camino por recorrer en la concreción del financiamiento de sus proyectos de infraestructura y obtener su propia autonomía financiera.

Los principios rectores establecidos del BAII, son: “justicia, equidad y apertura”, tres elementos en contraposición a lo que tradicionalmente han sido los objetivos de las IFI bajo la égida de Estados Unidos y surgidas en Bretton Woods a mitad del siglo pasado. El BAII comenzó con un capital suscrito de 50 mil millones de dólares y un capital autorizado de 100 mil millones de dólares. Los principales accionistas son China con la mitad de las acciones y la India. Estas dos naciones ya impulsan juntas dos bancos completamente diferentes a los estándares tradicionales de las IFI.

El BAII puede afianzar su presencia en Asia Central, Sur y Sudeste, especialmente en los países que sufrieron los programas del FMI después de la crisis financiera asiática de 1997. A diferencia de las demás instituciones multilaterales, los préstamos del BAII no demandan medidas contraproducentes para sus miembros, volviéndose mucho más atractivos en el Sudeste Asiático. Los proyectos de infraestructura, que serán financiados por el banco, estarán estrechamente vinculados con la economía china, con lo cual los beneficios económicos serán considerables para los países asiáticos en general. No obstante, existe el problema de endeudamiento para algunas de estas naciones, lo que se convierte en una debilidad al largo plazo.

Por otro lado, debe destacarse el interés de países europeos por el BAII, algunos de ellos muy cercanos a Washington. La decisión tomada por Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Holanda, entre otros muestra «una menor influencia de Estados Unidos» en Asia, indicaron varios diarios estadounidenses. En un editorial, The Washington Post describió como un «contratiempo de política exterior» lo sufrido por la administración Obama. Eso sin obviar, el mayor acercamiento como parte de las acciones unilaterales de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.

El hecho de que cinco países del G-7 (Alemania, Canadá, Francia, Italia y Reino Unido) encuentren ventajas en unirse al BAII, a pesar de la insistencia de Estados Unidos, deja bien clara la posición de intereses en un área de vital importancia. Según algunos académicos, este giro de los acontecimientos pudo haberse evitado si el Congreso estadounidense hubiera aprobado la petición de la administración Obama para un financiamiento del FMI que incluyera una fórmula para que hubiera un mayor poder chino en el FMI.

La mejor apuesta del entonces presidente Barack Obama era redoblar los esfuerzos para apuntalar el financiamiento del BM y obtener la aprobación del Congreso para el tratado de Asociación Transpacífico (TPP) que vincularía de forma más estrecha a Estados Unidos y el Este de Asia, como una forma adecuada para protegerse del BAII. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, las decisiones del ejecutivo han generado mayores desconfianzas a sus aliados y más oportunidades de China para avanzar con su estrategia de OBOR.

A pesar de las repetidas peticiones de Washington a sus socios para que permanezcan alejados del banco, alegando «estándares dudosos» sobre la gobernanza y las salvaguardas medioambientales y sociales, cada vez más los países cercanos a la nación estadounidense se están uniendo a la iniciativa liderada por China, uno de los últimos fue Canadá en el propio 2018, sin dejar de mencionar a Israel o a Australia. Estados Unidos podría sentirse preocupado debido al hecho de que, no solo uno, sino varios de sus aliados han ignorado sus advertencias y se han unido al BAII. El más resistente hasta ahora ha sido Japón por las propias diferencias que tiene y los temores del avance de China.

Según (Noyola, 2018) “El banco recaudará por primera vez sus fondos en dólares en los mercados financieros a mediados de 2018. Con la emisión de bonos en dólares, el BAII conseguirá un financiamiento a costos reducidos por la sobreabundancia de liquidez en los mercados financieros. A través de esto, el banco comenzará a construir una sólida confianza entre la comunidad financiera internacional, al cumplir con sus primeros pagos con sus acreedores internacionales, para que pueda financiarse después por medio de yuanes”.

China espera entregar casi tres billones de dólares para el financiamiento de OBOR en África, Asia y Europa[4]. En este proceso pretende como parte de su estrategia impulsar el yuan en las transacciones con los países que integran OBOR y sin dudas el BAII se convierte en el mecanismo más viable para dichas operaciones. Ante el creciente protagonismo de la moneda china y la ofensiva del Gobierno de Beijing, otras divisas internacionales se debilitarán, mientras, el dólar al corto plazo seguirá siendo la moneda dominante. No obstante, en la misma medida que OBOR avance y el BAII aumente sus operaciones en yuanes con todos sus miembros, contribuye al inicio de la creación de una fuerte conexión entre los centros financieros más importantes del mundo (Londres, Frankfurt, París, entre otros) y Hong Kong, que sería imposible de romper incluso para Estados Unidos.

Se plantea que se destinó en febrero de 2015 un capital inicial del Fondo de OBOR de 40 mil millones de dólares, dos meses después el BAII aportó un capital de 100 mil millones de dólares. A ello debe añadirse que dos años después, en mayo de 2017 se aportó 69 500 millones de dólares más, de los cuales, 14 500 millones de dólares fueron aportados por el Gobierno chino y el resto financiado por dos bancos chinos[5]. Esta situación se ha podido lograr por los altos niveles de reservas internacionales con los que ha contado China en los últimos años. No obstante, según (González, 2018) “Desde un récord de reservas de 4 billones de dólares en 2014, éstas han venido cayendo hasta por debajo de los 3 billones en enero de 2017 cuando debió hacer frente a la necesidad de sostener al yuan. La moneda china se  devaluó un 0,6% en los tres primeros meses de 2017[6]”.

En sentido general, el dinamismo económico regional ha permitido que algunas naciones del área hayan aumentado sus capacidades de reservas internacionales y de esta manera contribuyendo más en su aporte al BAII. En el caso de China aunque haya disminuido tiene una gran capacidad de reservas que, tal situación ha contribuido también a que pueda expandir su cartera de préstamos en diversas regiones subdesarrolladas, como es el caso de Asia Central y África, que se sumarían a las cadenas de valor del continente asiático.

Aunque existen dificultades para realizar sus operaciones, el BAII está avanzando en la implementación de sus iniciativas haciendo que China se vuelva el motor mayor que impulse a las principales economías asiáticas quienes desempeñan un rol de motores menores. Unidos todos hacen que Asia se convierta en la región más dinámica económicamente y necesite grandes capacidades de financiamiento para sus proyectos. No es casual que China como país se haya convertido mayor prestamista no solo en el área, sino en América Latina y el Caribe por encima de IFI tradicionales incluyendo en el área el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Lo fundamental es que los proyectos del BAII, contribuirán a un fuerte soporte para que el resto del mundo pueda apoyar su crecimiento económico con el florecimiento de Asia.

En el actual contexto geopolítico mundial y período “post-ascensos de los llamados emergentes” las operaciones de los bancos regionales de desarrollo son fundamentales para comprender los alcances del poder blando. El Banco de Desarrollo de BRICS y más reciente el BAII desempeñan un rol diferente en cuanto a intereses, acciones y actores con respecto al BID, al Banco Africano de Desarrollo y al BAD, que tuvieron como estrategia apuntalar la expansión de las grandes transnacionales y sirvieron como instrumentos paliativos de las contradicciones del capitalismo subdesarrollado a fin de garantizar el protagonismo de Estados Unidos en la economía mundial.

Las nuevas instituciones permitirán a naciones subdesarrolladas el acceso a fuentes de financiamiento en mejores condiciones, pero responderán al incremento de la presencia de China a nivel global. La tendencia conduce a una pérdida de hegemonía estadounidense. Lo que no quiere decir que sea un proceso rápido, ni fácil, pero si puede provocar reacciones negativas imprevistas por parte de Washington y en este sentido el factor bélico es una variable importante que atente contra el desarrollo pacífico de sus proyectos.

La acumulación capitalista a escala global, se orienta cada vez más hacia el Este. En este sentido, Asia requiere urgentemente movilizar recursos para conectar las cadenas regionales de valor no solo de la “Fábrica Asia”, sino también de la “Fábrica Europa”, por ejemplo, a través del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda que incluye una extensa red de ferrocarriles de alcance continental que vinculará a China con el Sudeste Asiático, Asia Sur, Asia Central, Rusia, Europa y Medio Oriente. No es casual los acuerdos logrados entre la ASEAN y China para el desarrollo del Plan Conectividad ASEAN 2025. Sucede también que Asia necesita un banco que incorpore los ingresos regionales y que no fluyan hacia Occidente. Aunque los ejes económicos han girado hacia la región asiática, donde han emigrado las grandes corporaciones transnacionales de Estados Unidos y Europa, los ingresos de estas retornan a Occidente, y por tanto Washington fundamentalmente sigue financiándose del resto del mundo.

Una parte importante del éxito de las operaciones del BAII depende principalmente de la concreción de las grandes obras de infraestructura establecidas en los diferentes corredores tanto del Cinturón Terrestre de la Ruta de la Seda como de la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI. Sin lugar a dudas, determinadas rutas de OBOR transitan por zonas en conflicto o en disputa como es el caso del CECP, o Afganistán, por citar algunos ejemplos. En este sentido algunos proyectos se han visto frenados de financiamiento por parte del BAII o avanzan con lentitud a causa de los conflictos territoriales entre China y varios países que integran la organización financiera, especialmente India. El gobierno indio, por ser el segundo mayor accionista del BAII, ha retrasado el financiamiento para la construcción CECP por este pasar por la zona en disputa de Cachemira.

Debe tenerse en cuenta también que en el propio mes de octubre de 2014 cuando se anunció el futuro nacimiento del BAII, durante las reuniones anuales del BM, fue lanzado oficialmente el nuevo Instrumento para la Infraestructura Mundial (GIF – Global Infrastructure Facility) con sede en el BM. Un mes antes de su lanzamiento, la junta directiva del Banco “expresó un amplio apoyo” para el GIF y, recomendó que los gobernadores del Banco aprobaran que el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (su brazo de préstamos para países de medianos ingresos), enviara una transferencia al GIF de 15 millones de dólares de sus excedentes.

La Junta destacó la importancia de que el GIF mantuviera “fuerte vínculos con las prácticas mundiales y regionales del Grupo del BM y con las estrategias nacionales y regionales”. Sin embargo, el lanzamiento también fue motivo de preocupación por varias razones, entre ellas el “potencial de riesgos a la reputación” del Grupo del BM, por lo que se pidió a “la Junta que diera una fuerte fiscalización y que el GIF debía recurrir a las normas, las medidas de salvaguardia y a los procesos de contratación del BM”. Si bien todavía no se sabe cuáles son los primeros proyectos GIF, la Junta del Banco pidió que “una proporción significativa de los proyectos” fuera en “los países pequeños y pobres”. Por otra parte, la Junta también mencionó la “proliferación de iniciativas en materia de infraestructura a nivel mundial y, alentó al GIF a trabajar en colaboración con otros en vez de duplicar” otras iniciativas.

El BAII es ampliamente considerado como un desafío directo al BM y otras IFI tradicionales, pero fundamentalmente al mediano plazo. Además de 21 países originales ya cuenta con respaldo de más de 40 entidades financieras del mundo y aún no ha surgido formalmente. En medio de la ofensiva china y con el apoyo de Reino Unido, Francia y Alemania, Estados Unidos puede cambiar de actitud en cuanto a su participación. Funcionarios locales reaccionaron a pronunciamientos a la prensa de Nathan Sheets, subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, quien expresó que su Gobierno “favorece una asociación formal” de esa entidad con instituciones occidentales como el BM. Una alianza del BAII con otros como el BM y el BAD asegurarían que se complementen en vez de competir, expresó el funcionario estadounidense. A pesar de estas declaraciones, expertos en China comentan que Estados Unidos y alguno de sus aliados, especialmente Japón todavía mantienen una actitud vacilante ante este proyecto regional.

Estados Unidos aceptando “la urgente necesidad de mejorar la inversión en infraestructura en todo el mundo” afirmó ahora que “cualquier nueva institución multilateral debería incorporar los altos estándares, del BM y los bancos regionales de desarrollo” en especial respecto a “las salvaguardas ambientales y sociales.” Washington trata incluso de seguir imponiendo condiciones, pese a que ya está claro que se le está yendo de las manos muchas decisiones  y que incluso no puede ser ni siquiera participe, como tampoco puede imponer condiciones. Esos “altos estándares” permitieron al BM y al FMI repartir préstamos de usura a gobiernos dictatoriales y corruptos en el continente latinoamericano en los años setenta y ochenta inflando deudas públicas astronómicas.

Con similar orientación en el actual siglo, el saqueo se centra en África. Las denuncias contra los “altos estándares” del BM se han extendido a varios países de este continente: Angola, Chad, Ghana, Guinea Ecuatorial, Kenia, Nigeria, Swazilandia, Sudán  y Zimbabwe. Corporaciones mineras y petroleras desalojando poblaciones y apropiándose de tierras con la intermediación del BM y sus falsas promesas de resarcimiento a los desplazados. Amnistía Internacional, (pese a ser una organización alineada a estándares de Estados Unidos) denunció en 2014 desalojos masivos forzosos de comunidades, sin ninguna clase de indemnización, en Nigeria (Estado de Lagos en Badia East), en base a proyectos financiados por el BM. El mismo tipo de denuncias se ha realizado en 2015 en Sudán. En toda África, Human Rights Watch denunció con delicadeza que: “Las políticas actuales de salvaguardia del BM resultan insuficientes para asegurar que se respeten los derechos humanos en sus proyectos”[7]

Para un grupo de economistas y diplomáticos, Japón tiene mejores razones para unirse al BAII, pues como potencia de Asia podría aprovechar esta oportunidad dorada para enmendar sus relaciones tensas con China en un año especial que marca el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Desde que varios países europeos, incluidos Reino Unido, Alemania y Francia desafiaron el consejo de Estados Unidos y solicitaron sucesivamente la membresía, Japón ha sido el más reticente con la iniciativa china, parece intranquilo ahora y comenzó a relajar su postura rígida sobre si participar o no, al decir que existe espacio para la discusión.

La decisión de Tokio si participar o no en el BAII es más política que económica. China se ha convertido en el principal rival de Japón y ha sido el país que le ha desplazado como segunda potencia mundial. Por otro lado, se trata de una buena oportunidad para que los dos países creen una nueva era de relaciones bilaterales si Japón se une al BAII. China expresó que la oferta de ser un miembro del BAII sigue abierta para Japón. El país del sol naciente mantuvo una actitud cautelosa hacia el BAII al principio. Para algunos, Japón debe tomar la iniciativa y no depender del apoyo o consejos de Estados Unidos. Según académicos y diplomáticos japoneses es muy vergonzoso si Japón siempre sigue los consejos de Estados Unidos. El país trabaja arduamente con el BAD, así que puede entender por completo que el BAD no es suficiente para enfrentar las grandes necesidades en construcción de infraestructura en los países asiáticos.

En los últimos años se ha tendido a confundir algunas debilidades temporales del poder estadounidense como la caída estrepitosa del imperio, sin embargo tal como el paso del feudalismo al capitalismo que necesitó de un período de acumulación originaria del capital, el ascenso chino requiere acentuar sus bases a escala regional y luego global. Esta vez, sobre plataformas distintas, o sea, sobre la cooperación y concertación. Lo más representativo es que crea e impulsa proyectos de beneficio mutuo y cooperado, así como también son en su mayor parte compartidos por la mayoría de las naciones subdesarrolladas.

Pese a todos los elementos positivos mencionados anteriormente, algunas de las naciones involucradas a OBOR y al BAII pueden correr el riesgo de sobreendeudamiento. Según un estudio del Centro para el Desarrollo Global, ocho países corren un riesgo especial de sobreendeudamiento en función de una cartera de préstamos asociados a proyectos de OBOR. Por otro lado, algunos informes públicos han expresado alarma sobre las implicaciones de OBOR para la sostenibilidad de la deuda. Existe también preocupación de que el nivel de endeudamiento de una serie de países cree un desfavorable grado de dependencia de China como acreedor, aun con las condiciones favorables y diferentes a la de las IFI. Sin lugar a dudas estos riesgos han traído problemas bilaterales tensando por momentos las relaciones como son los casos de Sri Lanka donde han existido enfrentamientos entre los ciudadanos y la policía por la nueva zona industrial en el puerto de Hambantota y la apelación de funcionarios chinos a los políticos de la oposición en Pakistán para que permitan la construcción del CECP.

El BAII pretende aportar alrededor de 3 billones de dólares para la construcción de infraestructura en el marco de OBOR, sin embargo, un estudio del BAD plantea que Asia necesita una inversión de 26 billones para el desarrollo de la infraestructura que necesita la región. En ese sentido, sin lugar a dudas, el BAII no resolverá todos los problemas de la región y para ello necesita de la colaboración de otras IFI. La sostenibilidad de la deuda dependerá de la productividad de los proyectos. Una buena gestión de la deuda contribuirá al crecimiento de varios países. Aun cuando algunos de estos países eleven los niveles de deuda, podrían sobre la base de niveles permisibles, en el caso particular de Etiopía logró un crecimiento económico fundamentalmente por la inversión pública a través de préstamos y créditos. El incremento de la deuda en relación al PIB del país fue de 5% en 1990 a 18,6% en el 2011 y un promedio de más del 10% entre 2010 y 2015, muy por debajo aún de países desarrollados que sobrepasan el 100% del PIB[8].

El surgimiento de varias instituciones, entre ellas el BAII está perfilando una nueva arquitectura con un giro en el que el centro de decisiones ya no está solo en Washington, sede del FMI y del BM. De igual manera que en las instituciones de estabilidad, la coordinación entre instituciones constituye un nuevo reto central. El tamaño del BM en el 2015 supuso el 20% del total del capital de todas las instituciones financieras internacionales en relación al 40% que tenía en el 2000. Ello ha sido fundamentalmente a la creación del BAII y el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (ambos solo el 15%) y al incremento de la relevancia del Banco Europeo de Inversiones junto al Banco Europeo de Reconstrucción (BERD) (ambas instituciones europeas capitalizan el 23%) (ver gráfico 3).

Gráfico 3: Tamaño total de los bancos y en relación con el PIB mundial.

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Fuente: (Banco de España, 2016, 63)

El aumento en la capitalización de los bancos de desarrollo a nivel mundial, unido a nuevas fórmulas de apalancamiento de sus recursos, ha permitido un aumento significativo en los volúmenes de préstamo. La media anual de los préstamos concedidos por los principales bancos de desarrollo durante el período 2009-2014 aumentó más de un 125 % respecto del período 2000-2008. El papel creciente del BAII en tan poco tiempo ha sido relevante, pero aún es difícil que pueda sobrepasar los montos de los bancos europeos mencionados al corto plazo. La variante que está utilizando China es la de convertirse en accionista de diversos bancos entre ellos el Banco Interamericano de Desarrollo (2014) y BERD (2016), así como adquiriendo bancos en diversos países europeos.

Retornando al tema del BAII, de los 87 países miembros del BAII hasta agosto de 2018 y casi 100 miembros de OBOR, 23 países son identificados con probabilidades de problemas y de estos existen 8 que tienen una probabilidad de elevado riesgo de sobrendeudamiento: Dijibouti, Kirguistán, Laos, Maldivas, Mongolia, Montenegro, Pakistán y Tayikistán (ver imagen 1). Afganistán y Cambodia pueden ver un aumento significativo en la deuda total con China.

Imagen 1: Mapa de probabilidad de países con problemas de endeudamiento.

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Fuente: Centro para el Desarrollo Global, 2018:15.

Sin embargo los expertos no creen que los proyectos en estos dos países conducirán a un incumplimiento de la deuda. En el caso de Sri Lanka también puede tener un incremento de sus compromisos financieros, pero este país puede tener como contrapeso los resultados del puerto de Hambantota. Con respecto a los casos de Belarús, Bosnia Herzegovina, Etiopía y Kenia, tendrían un incremento del riesgo de sobreendeudamiento, sin embargo, por la dimensión de los proyectos y su proceso de recuperación contribuirá a que la deuda pública total deba continuar siendo en los marcos de los niveles adecuados (60-80% en relación al PIB).

Laos es uno de los países de menor desarrollo en el Sudeste Asiático, aunque se ha estado expandiendo rápidamente con un promedio de crecimiento del 8% del PIB en la última década, el FMI ha expresado en sus informes dudas desde el 2013 sobre su capacidad de pago de la deuda. Más recientemente con los planes de construcción del ferrocarril de alta velocidad con un costo de seis mil millones de dólares las probabilidades de endeudamiento son mayores. China tiene varios proyectos de inversión en este país, pero tan solo el mencionado ferrocarril condiciona el endeudamiento que equivale a la mitad del PIB de la nación del Sudeste Asiático. En el caso particular de su vecino Vietnam, en el 2011 presentó el gobierno a la Asamblea Nacional un proyecto similar pero financiado por Japón, que equivalía el monto al 60% de su PIB, la decisión fue postergarlo. Las razones de Hanoi estaban en que el país no podía sacrificar el crecimiento en otras esferas más importantes que repercuten sobre la vida de la sociedad por un megaproyecto ferroviario que solo se beneficiarían una parte.

Aunque funcionarios del Ministerio de Finanzas de Laos hacen hincapié en que el Gobierno no garantiza la mayoría de la financiación y que es el Banco EXIM de China, el gobierno laosiano estará bajo presión para cubrir cualquier pérdida. Por el momento no hay mucha información pública sobre este proyecto, según (Hurley and others, 2018) “el crédito fue otorgado con un 2,3% de interés, cinco años de período de gracia y un período de 25 años para pagarlo”, lo que se le otorgó en condiciones ventajosas. Por otro lado, el Gobierno laosiano firmó otro acuerdo de 600 millones de dólares para un proyecto hidroeléctrico.

Consideraciones finales

El BAII suma ya a 87 países en su lista de integrantes, con lo cual desbanca rápidamente al BAD en Asia, pero aún en tamaño en cuanto a capital debe sobrepasar  a los dos bancos de desarrollo europeos y al BM. China aunque crea su propia institución y continuará avanzando a pasos acelerados realizará sus proyectos de infraestructura, pero tendrá que conciliar una gran variedad de intereses para lograr sus ambiciosas iniciativas.

Los préstamos del BAII se otorgaron, en un primer momento, en pequeñas cantidades y financiaron sólo veinticinco proyectos en su arranque de operaciones. Además, el banco financió sus proyectos de infraestructura con la colaboración de instituciones financieras multilaterales como el BM, el BAD y el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido. Ello implica que no en todos los casos las inversiones son solo del BAII.

Al buscar conciliar los intereses de sus miembros, la colaboración del BAII con las instituciones multilaterales se interpretó como un intento de conseguir la aprobación de todos sus miembros para sus primeros préstamos. En este contexto, el banco tiene un largo camino por recorrer en ir concretando el financiamiento de sus proyectos de infraestructura y conseguir su propia autonomía financiera. Su capacidad financiera es gigante, ya que podrá prestar una cantidad total de 250 000 millones de dólares.

En contraste con las demás instituciones multilaterales, los préstamos del BAII no demandan medidas regresivas para sus miembros, de suerte que sus créditos se volvieron mucho más atractivos en el Sudeste Asiático. Los proyectos de infraestructura, que serán financiados por el banco, estarán estrechamente vinculados con la economía china, con lo cual las ganancias económicas serán considerables para los países asiáticos. No obstante, con respecto al proyecto OBOR, el BAII no es la única fuente de financiamiento, teniendo en cuenta que tres grandes financistas son el Fondo de la Ruta dela Seda, el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación e Importación chino.

Referencias:

http://www.resumendelsur.com.ar/el-baii-es-una-alternativa-a-los-organismos-financieros/

[1] Información obtenida del sitio del BAII. Disponible en: https://www.aiib.org/en/about-aiib/governance/members-of-bank/index.html

[2] Este banco al igual que el BAII tiene un capital autorizado de 100 mil millones de dólares.

[3] Información obtenida del sitio del BAII, disponible en: https://www.aiib.org/en/projects/approved/index.html

[4] Hurley, Jonh and others (2018). Examining the Debt Implications of the Belt and Road Initiative from a Policy Perspective. Center for Global Development. Disponible en: www.cgdev.org. Washington, USA. O. C. p. 1.

[5] Información obtenida de: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-39935426

[6] González Saez, Ruvislei (2018). Informe sobre el análisis de las finanzas de China. Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). La Habana, Cuba. O. C. p. 2.

[7] Berterretche, Juan Luis (2015). EEUU reacciona ante vuelco británico hacia el banco de inversiones chino. Disponible en: http://www.cubadebate.cu/especiales/2015/03/23/eeuu-reacciona-ante-vuelco-britanico-hacia-el-banco-de-inversiones-chino/#.VRmDmcn4vRs


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