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Asia

La India ante el conflicto ruso-ucraniano de 2022

mayo 4, 2022   0
Artículo publicado en Dossier "El conflicto en Ucrania y las disrupciones del orden mundial"

Introducción

El conflicto ruso-ucraniano que en estos días ocupa el centro de la actividad geopolítica y mediática mundial ha entrado en una etapa definitoria tanto para la seguridad rusa como para la propia existencia del modelo ucraniano instaurado a partir del 2014. Ese año marca el ascenso de fuerzas nacionalistas de extrema derecha al gobierno ucraniano mediante métodos violentos. Ello determinó y aún lo hace, la posición rusa hacia ese país colindante y perteneciente a su tradicional área de influencia.

A inicios de 2022 una cruzada mediática alentada por los principales círculos de poder norteamericanos y europeos contribuyó sobremanera a alentar una escalada en el conflicto ruso-ucraniano. El regreso al foco mediático de la situación en la zona fronteriza del Donbass y su utilización para exacerbar una rápida movilización militar en dicha área, recaló en la agudización de las tensiones y en el posterior desenlace de los acontecimientos. Ello favoreció, además, a la concreción de lo que ya Occidente había anunciado: una operación militar rusa hacia territorio ucraniano.

El reconocimiento ruso de la independencia de las Repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk y el posterior inicio de una operación militar hacia todo el territorio ucraniano ha suscitado la atención de toda la Comunidad Internacional. Las acciones de Rusia se encuentran en el centro de las condenas y sanciones agresivas de los países de la Unión Europea y Estados Unidos por un lado, y de las posturas cuidadosas de otras potencias como China e India por el otro. Ello es evidencia del inevitable tránsito hacia un sistema internacional diferente con el multipolarismo como rasgo esencial. La pugna entre el modelo occidental y el ascenso de nuevos actores con nuevas reglas dentro del sistema subyace en el trasfondo de la actual escalada en el conflicto ruso-ucraniano.

En este sentido, el papel de la India como una potencia regional con creciente influencia dentro del sistema-mundo ha sido observado con marcado interés por actores internacionales, medios de prensa y analistas. Su abstencionismo ante estas circunstancias, su independencia en política exterior y su pragmatismo, le ha valido de numerosas críticas por parte de los países occidentales. Lo cierto es que la postura india se encuentra en una disyuntiva en la que influyen varios factores: sus reclamos históricos fronterizos, su tradición de no alineamiento y su independencia de política exterior, y sus aspiraciones de convertirse en una gran potencia.

Precisamente este artículo centra su atención en explicar los matices de la postura de India en el conflicto actual entre Rusia y Ucrania. La apreciación de los principales factores que han conducido al actuar indio, los actores que se involucran y las posibles implicaciones en un futuro inmediato para el desarrollo de dicho país, constituyen el núcleo del presente análisis.

Breve acercamiento al conflicto ruso-ucraniano

La génesis del conflicto ruso-ucraniano de 2014 está determinada por “un conjunto de disfuncionalidades que ha caracterizado a Ucrania durante todo el período postsoviético” (Sardina Martorell, 2016, pág. 38), la utilización de estas por actores extranjeros como Estados Unidos, la Unión Europea (UE), la OTAN y Rusia en función de sus intereses y el marcado valor geopolítico y económico que representa este país en el control del espacio que emerge después de 1991 en Europa del Este.

El ascenso de un nacionalismo de extrema derecha a partir de los sucesos violentos de principios de 2014 en Ucrania influyó en el giro de la política ucraniana hacia la OTAN y la UE, no concretado durante el gobierno de Víktor Yanukóvich. Asimismo, esta posición abiertamente antirrusa condicionó la posterior anexión de Crimea a Rusia, la autoproclamación de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y su prolongado enfrentamiento armado con el ejército ucraniano. La firma de los acuerdos de Minsk y la subsiguiente violación de estos por la parte ucraniana, se traduce en una situación compleja para los territorios fronterizos de Donetsk y Lugansk y una amenaza a la población rusa colindante.

Es necesario resaltar la importancia estratégica que reviste el territorio ucraniano tanto para Estados Unidos, como para sus aliados europeos y Rusia. La mayor trascendencia de Ucrania para Rusia radica en constituir un territorio que delimita un perímetro de seguridad más allá del propio espacio nacional ruso (Valiente Turro, 2016). Además, la ubicación geográfica como salida al Mar Negro, los numerosos intereses económicos y los fuertes lazos histórico-culturales que han unido a los dos países por siglos, contribuyen al esclarecimiento del porqué Rusia considera vital el mantenimiento de Ucrania dentro de su zona de influencia más inmediata.

Para Occidente, salvo el factor cultural e histórico, el peso geopolítico y geoeconómico de Ucrania la ubica en una posición privilegiada para contener, influir y debilitar a Rusia (Valiente Turro, 2016). A 30 años de desaparecida la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del llamado fin de la Guerra Fría, todavía persiste en el imaginario europeo y norteamericano la amenaza rusa, que no es más que la amenaza a la integridad del pensamiento y modelo occidental dominante.

Las recientes advertencias por parte del gobierno estadounidense sobre una inminente invasión rusa a Ucrania, la magnificación y sobredimensionamiento de estas declaraciones por parte de los medios occidentales más reaccionarios, la continua agresión militar ucraniana a los territorios del Donbass y la creciente militarización en la frontera han conducido a que a inicios de 2022 se aprecie una escalada de las tensiones en el conflicto ruso-ucraniano que ya data de 8 años. El reconocimiento por parte de Rusia de la independencia de los territorios de Donetsk y Lugansk y el lanzamiento de una operación militar especial sobre territorio ucraniano el 24 de febrero, condujeron a la elevación del nivel del conflicto a un estado superior, la adopción de sanciones económicas más rigurosas a Rusia y la condena internacional mayoritaria a la agresión armada.

En síntesis, sobre la base de la importancia estratégica del territorio ucraniano, Rusia y la Unión Europea -sin despreciar el papel de Estados Unidos- han desarrollado proyectos que incluyen a Ucrania y que por su concepción son diametralmente opuestos, y han ocasionado el aumento de las tensiones para lograr cada actor incluirla en sus respectivos espacios de control geopolítico. (Valiente Turro, 2016, pág 38)

India y sus vínculos con los principales actores involucrados

El conflicto histórico entre Rusia y Ucrania y el reciente estallido de una nueva escalada con dimensiones de agresión militar, ha evidenciado la confluencia de diversos actores e intereses. La contraposición entre el modelo occidental y el multipolarismo creciente se refleja en la postura asumida por la mayoría de las naciones ante el conflicto armado, principalmente mediante pronunciamientos de primer nivel tanto por la prensa como en el seno de organizaciones multilaterales como la ONU. Por un lado, Estados Unidos, la UE y países afines, mientras por otro las denominadas potencias emergentes entre las que se destacan China e India. No obstante, esto no explica por sí mismo la esencia de las posturas asumidas por los diferentes miembros de la Comunidad Internacional

India, con una política exterior tradicionalmente independiente y que defiende por encima de todo su interés nacional, en este contexto se enfrenta a una situación compleja. Su abierta postura abstencionista la ha ubicado en una posición equidistante con algunos de sus socios estratégicos, su histórica lucha por la integridad territorial y su aspiración a convertirse en una gran potencia mediante el control del Océano Índico.

Rusia e India fomentan desde hace años una importante relación comercial y militar que tiene sus antecedentes en el apoyo que la URSS le brindó durante el período de Guerra Fría ante el acercamiento Estados Unidos-Pakistán-China. Las relaciones de defensa y seguridad ocupan un rol esencial en el tratamiento que India le otorga a Rusia en el marco internacional. Según datos del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), India en 2020 representó por mucho el principal destino de las exportaciones armamentísticas provenientes de Rusia. Tan solo en ese año, las exportaciones de armas rusas a India ascendieron aproximadamente a 969 millones (SIPRI, 2020a). “Rusia es, por mucho, el mayor proveedor de armas de la India, representando el 70 % de sus importaciones entre 2011 y 2015 y aproximadamente la mitad entre 2015 y 2020” (Shih, 2022). Igualmente, en el marco de la XXI Cumbre Bilateral entre estos dos países celebrada a finales de 2021, sus dirigentes firmaron numerosos pactos y acuerdos de entendimiento relacionados con el desarrollo militar, la transferencia de tecnología de defensa y la cooperación en estos ámbitos. Se firmó además un programa a largo plazo de cooperación militar y técnica para el período 2021-2030, lo que denota la importancia estratégica que ambas naciones se brindan de forma recíproca.

En este sentido inciden también el reconocimiento que India en su momento se le brindó a la anexión rusa de Crimea en el 2014, la mediación rusa en el conflicto con China en el año 2020 en la zona del Galwan y su apoyo en el momento más complicado para el pueblo indio durante la pandemia de la COVID-19 (Aurun, 2022). Ello determina que en cierto sentido se trate de mantener un perfil cuidadoso en los pronunciamientos públicos, en que prevalece la visión india de la persuasión en el ámbito privado como método más efectivo que en el entorno público.

Las relaciones indo-estadounidenses se caracterizan actualmente por la convergencia en aspectos relativos principalmente a la seguridad. Sin embargo, los indicadores geopolíticos y los referentes a aspectos de derechos humanos, libertad religiosa y medio ambiente, presentan tendencias divergentes (León Pérez, 2013). La política liberalizadora de la economía india permitió superar en cierto sentido las diferencias que en el plano político se tenían con Estados Unidos derivado de su apoyo a Pakistán y a China durante numerosos años de la Guerra Fría. Los aspectos militar, nuclear y geopolítico-regional constituyen para ambos países áreas de importancia geoestratégica en el interés mutuo de contener el avance de China a nivel mundial, principalmente en la zona del Océano Índico. En cierto sentido, la emergencia de India como potencia regional y global está favorecida por sus relaciones con Estados Unidos mediante intereses convergentes, aunque esto no es determinante en el curso de su política exterior (León Pérez, 2013).

En el plano multilateral, India es miembro del grupo de países de economías emergentes conocido como BRICS, y de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), planos importantes en su relación con Rusia. Es parte vital de la reciente estrategia estadounidense en el Indo-Pacífico y del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD) junto con Australia, Japón y Estados Unidos. Por un lado, su acercamiento a los rusos responde a una estrategia de aseguramiento de su zona en el centro de Asia, y por el otro, la coincidencia en el seno del QUAD garantiza una mayor hegemonía en su natural zona de influencia del Océano Índico y parte del sudeste asiático ante el avance vertiginoso de China en esa área (Bhandari, 2021).

En Ucrania, sus intereses económicos no son de gran peso si se comparan con los que posee con Rusia y con Estados Unidos. No obstante, la presencia de una gran cantidad de sus ciudadanos en ese país, principalmente estudiantes, le otorga un nivel de atención significativo en la protección de sus nacionales.

De manera general, India se debate entre el apoyo a Rusia por sus lazos políticos, económicos y militares, y el apoyo a Estados Unidos y sus aliados en Europa y en el Pacífico en el que pesan tanto la estrategia de contención china en lo regional como en el ámbito militar. En este último aspecto la asimetría existente favorece marcadamente a la parte rusa.

Postura de India ante el conflicto ruso-ucraniano

Numerosas han sido las reacciones ante la postura oficial de India sobre el conflicto ruso-ucraniano. Las opiniones provenientes de altos dirigentes internacionales y de personas que carecen de un conocimiento mínimo de cómo funciona la proyección exterior india abundan en los medios informativos y círculos académicos internos y foráneos.

Primeramente, es pertinente acotar un aspecto muy importante para comprender la abstención india ante estos hechos y su indefinición hacia cualquiera de las partes en disputa. Desde su independencia, India se ha caracterizado por aplicar una política exterior independiente y pragmática. En un primer momento, el no alineamiento constituyó el rasgo principal de esa proyección, pero con el cambio de las dinámicas del funcionamiento del sistema internacional al iniciarse la década de los 90 del siglo XX (López Areu, 2021), esta política se ha tornado más consecuente con su interés nacional de potencia en ascenso.

El acercamiento tanto a Estados Unidos como a Rusia contrasta también con un replanteamiento de sus relaciones con los vecinos del área del Índico y del sudeste asiático. Las políticas de Look Est, Act Est, Look South, Look West y Neighborhood First son evidencia de una tendencia creciente del no alineamiento que caracterizó la política exterior india de Guerra Fría hacia un multialineamiento correspondiente a un sistema-mundo que tiende hacia la multipolaridad.

Teniendo presente lo anterior y las relaciones que India posee tanto con Rusia como con Estados Unidos y sus aliados europeos y del Pacífico, es comprensible que la actitud oficial india sea abstencionista. Sin embargo, ello no significa que de manera indirecta no se apoye a uno u otro lado dentro del espectro del conflicto.

Los pronunciamientos indios como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) y los comunicados públicos de su Ministerio de Relaciones Exteriores, muestran su clara postura a favor de la resolución del conflicto mediante métodos pacíficos. La explicación del voto indio en la reunión de emergencia del CSNU el 25 de febrero de 2022 fue consecuente con su tradicional postura de defensa de la necesidad de la solución pacífica de controversias de conformidad con el Derecho Internacional y con los acuerdos suscritos por las partes interesadas (Roy, 2022a).

A lo interno, las diferentes fuerzas políticas indias mantienen un consenso sobre la postura internacional asumida por su país y solo hacen énfasis en la seguridad de sus ciudadanos en territorio ucraniano. En el plano externo, la posición neutral de India no es vista de la misma manera por Occidente. La fuerte presión que Estados Unidos y Europa han ejercido sobre este país por la condena pública a Rusia y el voto a favor de una resolución en el Consejo de Seguridad recaen en la opinión de que India sigue sin estar preparada para asumir las responsabilidades como una potencia en ascenso, más aún cuando aspira a convertirse en miembro permanente del CSNU.

Lo cierto es que el enfoque cuidadoso de los comunicados indios al respecto evidencia una percepción ya tradicional de distanciamiento de la ideología occidental. Ello es expresión de la histórica política india de balance en sus relaciones con las principales potencias mundiales y de la independencia de su proyección internacional sin importar quién ocupe el poder en el país. Es decir, la existencia de una herencia en los círculos decisorios en política exterior india de una postura pragmática, de alineamiento estratégico y balance de poder adquirida desde la propia conformación del país como Estado independiente. “La política exterior india posee en su ADN un fuerte componente multilateral. En un mundo globalizado y multipolar, esta predisposición puede resultarle útil para maximizar su influencia dentro del proceso de toma de decisiones internacional” (López Areu, 2021, pág 125).

En síntesis, la postura de India hacia la crisis ruso-ucraniana es congruente con lo más elemental del pensamiento tradicional indio en política exterior. La independencia en la toma de decisiones, el no alineamiento aplicado al multilateralismo, es decir, el multialineamiento expresado en el balance de poder, el pragmatismo a corto plazo y la aplicación consecuente de la doctrina del Panchsheel, constituyen los principales rasgos que han caracterizado la proyección india a lo largo de su historia como país soberano a pesar de las presiones de una u otra potencia mundial. Su tradicional actuación consecuente con sus posturas en el pasado y recíproca con las actitudes asumidas por esos mismos actores en situaciones similares en las que India se ha visto involucrada, puede explicar en mayor medida el por qué se ha adoptado el camino de la abstención.

India, a ojos de muchos, en este contexto se ubica en el centro de un aparente dilema diplomático con socios estratégicos clave en ambos lados: principios y valores de política exterior tradicionales contra pragmatismo e intereses nacionales (Roy, 2022b). Dicha apariencia se debe a que, en última instancia, esa disyuntiva no es tal, sino que ambos aspectos se imbrican dentro de la actual doctrina india de política exterior: el equilibrio estratégico entre sus alianzas internacionales.

La autonomía estratégica le ha servido bien en circunstancias mucho más difíciles poco después de la independencia, cuando India carecía de muchas de las capacidades que hoy da por sentadas. En la actualidad, India debe concentrar sus esfuerzos en fortalecerse, consolidar su periferia y equilibrarse externamente. (…) a la India le interesa aplicar una política exterior multidireccional, trabajando con todas las principales potencias en la búsqueda de su transformación. (Menon, 2020, págs. 14-15)

Implicaciones de la postura de India

Como ya se ha analizado, la posición de abstención india no es vista de forma positiva por parte de los países occidentales. Al mismo tiempo, dicha postura conlleva implicaciones importantes para su proyección estratégica en Asia Central, el Indo-Pacífico y los territorios fronterizos en disputa. Igualmente, en el ámbito del comercio, la disyuntiva entre sus diferentes socios estratégicos podría ocasionar afectaciones a la economía india en un momento en que este aspecto se torna fundamental para su ascenso como potencia.

Además de los rasgos históricos de la política exterior india, en este contexto intervienen otros factores, entre ellos los lazos que la unen con Rusia, las implicaciones que esta situación tiene para la consolidación de China como poder mundial, los vínculos con Estados Unidos y el momentáneo viraje del foco de atención mundial de la zona del Indo-Pacífica hacia Europa del Este.

La proximidad de la proyección rusa hacia la región asiática está cimentada por los intereses que tienen un grupo de países de esta zona hacia Moscú. Esto conduce, además, a un fortalecimiento de los lazos con naciones del Sudeste asiático y Pakistán. El recrudecimiento de las sanciones de toda índole hacia Rusia por parte de los países de Occidente podría conllevar a un mayor acercamiento ruso hacia la parte china. Ello coadyuvaría a una mayor potenciación de la influencia china en su entorno y su emergencia definitiva como potencia mundial. Se abriría para la nación asiática la totalidad del mercado ruso, lo que perjudicaría la visión india de equilibrio del poder.

En otra perspectiva, el conflicto en cuestión constituye un evento desestabilizador en Asia Central y Europa del Este, zonas de vital importancia para el desarrollo del núcleo fundamental de la Iniciativa de la Franja y la Ruta promovida por China. Dicha iniciativa representa el más importante proyecto chino de consolidación como potencia global. Los proyectos de mayor relevancia que unen a China con los países europeos atraviesan inevitablemente de forma terrestre las zonas en disputa. Esto constituye un factor desestabilizador de las aspiraciones chinas en su ascenso mundial y podría beneficiar a India como poder contestatario tradicional de dicha aspiración.

Otro elemento a tener en cuenta es la desestabilización de la zona centroasiática, área de importancia estratégica india porque constituye su frontera norte. La tranquilidad en dicha zona les otorga a los indios un mayor margen de maniobra estratégica en otras zonas como el Indo-Pacífico, los conflictos fronterizos con Pakistán y China y las relaciones con el sudeste asiático y su vecindario más próximo.

El caso de Pakistán también se torna vital. Rusia posee relaciones con dicho Estado y en el contexto del inicio del conflicto, el Primer Ministro pakistaní se encontraba de visita oficial en el país eslavo. La consolidación de las relaciones Beijing-Moscú se podrían traducir en un reforzamiento de los vínculos Beijing-Moscú-Islamabad. Igualmente, el relacionamiento histórico entre Rusia e India, sumado al existente entre China y Pakistán en el marco actual, puede conducir a una mayor inestabilidad regional en momentos de alta tensión global.

La reciente publicación de la estrategia de proyección estadounidense hacia el Indo-Pacífico y la revitalización del QUAD, en los cuales India ocupa un rol esencial (Pillai Rajagopalan, 2022), tiene al conflicto ruso-ucraniano como principal escollo. Se ha notado momentáneamente un desplazamiento de la atención del Indo-Pacífico como prioridad de Estados Unidos para la contención del poderío chino, hacia el teatro de operaciones ruso-ucraniano para la contención de Rusia, lo que sí representa un daño significativo a los intereses indios.

Asimismo, la actuación cuidadosa de India desmarcada de la unanimidad de los países europeos y los integrantes del QUAD ha puesto en evidencia la divergencia entre estos actores en lo concerniente a temas importantes de la agenda internacional si de interés nacional y socios estratégicos se trata. Sin embargo, esto no implicaría un perjuicio para la parte india más allá de la condena pública por parte de sus aliados occidentales debido al rol que juega en su tradicional zona de influencia.

Lo que sí constituye un hecho claro es que el conflicto ruso-ucraniano ha puesto en evidencia el funcionamiento del actual orden internacional. La globalización propiciará que, a corto plazo, la crisis económica derivada de las contradicciones entre grandes productores de alimentos y combustibles fósiles se haga sentir en todo el orbe. Se trata, además, del ascenso de un nuevo orden internacional alternativo ante la creciente decadencia del poderío occidental.

Consideraciones finales

El conflicto ruso-ucraniano tiene su génesis en los sucesos acontecidos en Ucrania en el año 2014 que derivaron en una atmósfera de tensiones constantes entre el gobierno instaurado en ese país y la Federación de Rusia, principalmente en su frontera. Avivado por los países de la Unión Europea y Estados Unidos, en febrero de 2022 se observa un incremento de las tensiones en dicho conflicto que desembocó en una escalada armada por la parte rusa.

El poderío económico, financiero, comercial y militar que Rusia ha venido consolidando es observado con recelo e impotencia por los países occidentales. Aún con sanciones económicas, Rusia ha logrado subsistir y desarrollarse mediante la práctica inteligente del multipolarismo, el multilateralismo y el pragmatismo. Esto se ve traducido en la contradicción que subyace al fondo de la situación actual: el mantenimiento de un modelo occidental decadente y el ascenso de un orden internacional alternativo en que el multipolarismo constituye el núcleo fundamental.

La posición abstencionista, cuidadosa y desmarcada de la postura occidental de India la ubica en un desafío diplomático sin precedentes desde el fin de la Guerra Fría. Este país se debate entre sus socios estratégicos a ambos lados del espectro de dicho conflicto armado. El empleo perspicaz de los rasgos que tradicionalmente han caracterizado la política exterior india muestran que la búsqueda de su interés nacional está en la base de su multialineamiento y los principios de coexistencia pacífica que siempre ha promovido.

Los hechos entre Rusia y Ucrania podrían representar varios escenarios para el desarrollo indio tanto interno como externo. En lo interno, la inminencia de una crisis económica y la escalada de sus conflictos fronterizos con China y Pakistán. En lo externo, una mayor vulnerabilidad ante el avance de China en el Indo-Pacífico tras el desplazamiento del enfoque mundial hacia el Este europeo, la desestabilización de Asia Central, el reforzamiento de los vínculos Beijing-Moscú-Islamabad y la consolidación de las relaciones sino-rusas a una mayor escala. Sin embargo, la variable China, de importancia estratégica para India, queda supeditada a que esta logre sortear dos factores clave: una inminente crisis económica internacional derivada del conflicto y el desarrollo pacífico del núcleo principal de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Finalmente, la contradicción entre un modelo decadente y el multipolarismo en ascenso puesta a relieve por el conflicto ruso-ucraniano, en cierta medida puede beneficiar a la India. Su tradicional apuesta por un sistema multipolar es la esencia para su ascenso como potencia regional y mundial. El manejo de su política exterior en este contexto ha sido condicionado por sus objetivos de interés nacional en detrimento de una u otra alianza estratégica tanto con Occidente como con otros poderes alternativos.

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Texto publicado originalmente en https://aladaainternacional.com/la-india-ante-el-conflicto-ruso-ucraniano-de-2022/ 

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