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Defensa

Seguridad, política y defensa. Anotaciones al margen

marzo 27, 2024   0

Crédito: UE

Las definiciones idiomáticas viabilizan la comprensión sobre los acontecimientos, aunque no siempre profundizan sobre su esencia clasista ni de los intereses geopolíticos en el actual contexto. Un decenio antes fue analizada la connotación inversa de la seguridad sobre la política ejercida por varios países desarrollados en sus relaciones internacionales, cuando (siguiendo una lógica aristotélica y gramsciana), la política debiera prevalecer sobre las restantes manifestaciones del poder.

Un resumen sobre las proyecciones planteadas previamente arroja la imposición de laseguridad sobre la conveniencia de acometer una política conciliatoria por los denominados polos de poder, que a partir de los principales objetivos trazados por los 27 países integrantes de la Unión Europea incorporan e implementan la amenaza y el uso de la fuerza en su accionar político.

La cualidad de seguro, significa que es algo libre y exento de todo peligro, daño o riesgo. Más cercano en el tiempo, en 1985 expertos gubernamentales de las Naciones Unidas definieron la seguridad como “la condición en que los Estados o individuos consideran estar expuestos en pequeña medida al peligro de un ataque militar, a las penurias económicas, a la presión política o a la injusticia social”. En tanto, diversos autores defienden que la característica primordial para hallar la seguridad es ejercer la fuerza, es decir, el poder en busca de un fin trascendente.

Aristóteles, definió la política como “una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva como quehacer ordenado al bien común”, lo que asentó que los seres humanos no libres están incapacitados para ejercer la política. Siglos después el marxista italiano Antonio Gramsci profundizó en el sentido de que “la guerra y la violencia como medio para conseguir los objetivos políticos no deben ser considerados como viables”.

La defensa es la capacidad adquirida para protegerse de ataques, agresiones, terrorismo, amenazas externas e internas, empleando todos los medios a su alcance y garantizando las fronteras y seguridad de un Estado”. La acepción del diccionario señala: protección o amparo. Sostenimiento de algo contra un dictamen ajeno; abogar en favor de uno; acción de defender. Sin embargo, en la actual transformación de la defensa (gradual o abruptamente) el vocablo adquiere una connotación agresiva que opaca la capacidad para defenderse y aplica la imperiosa necesidad de ofender o agredir.

Militares españoles, franceses y alemanes coinciden en que la defensa nacional es un conjunto de actividades políticas y militares que desarrollan los estados-nación modernos para evitar o rechazar los ataques que, eventualmente pudieran realizar otros estados-nación o las amenazas que puedan venir de diferentes grupos de poder, como los terroristas. Para ellos la defensa militar tiene como misión fundamental defender la soberanía y la integridad territorial del país al que pertenece mediante el uso de la fuerza de las armas, sustentado en los conceptos modernos de economía de defensa con criterios amplios e integrales.

El principal cuestionamiento sería ¿cuál es el límite ante la situación que enfrenta la Unión Europea para definir si la defensa invocada es únicamente defensiva y no más beligerante y agresiva que antes?

De la trilogía invocada, la defensa ocupa durante el actual bienio el papel más definitorio, cuando se acelera la militarización extrema, en función de preservar la seguridad y ejercer una política de fuerza multiplicada en el sentido estrictamente militar por los polos de poder, los estamentos de la Unión Europea y los gobernantes de sus países más industrializados.

Las anotaciones sobre recientes comparecencias y documentos oficiales comunitarios sobre la tensa situación internacional arrojan aprehensión sobre su verdadera esencia y los objetivos trazados o innovados por los políticos preponderantes en la UE y propician esclarecer similitudes, objetivos y resultados del ejercicio comunitario de la seguridad, la política y la defensa.

Antes de ejemplificar, convendría definir la interrelación entre los actores europeos y del continente americano, que facilitaría aproximarse a consideraciones solo parciales, porque la complejidad de la situación actual impide prever una solución inmediata al conflicto (llamémosle así) ruso-ucraniano, donde intervienen directa o indirectamente actores de Estados Unidos y de los Estados miembros de la OTAN y de la UE.

Precisamente la imbricación entre los tres conceptos: seguridad, política y defensa; coadyuva —tanto en el espectro bilateral como grupal— a un compromiso indisoluble entre las partes involucradas y a las crecientes exigencias de multiplicar los recursos financieros, logísticos, políticos y diplomáticos para “salvar a Europa y a Ucrania de Rusia”.

Durante la prolongación del conflicto se interrelacionan cada vez más estrechamente el comportamiento eurocomunitario y los intereses geopolíticos de Washington y Bruselas, empeñados en que el conflicto al norte de Europa favorezca al denominado mundo occidental. Su impacto sobre los europeos es visible, pero lo es más para la sociedad civil del continente, porque el financiamiento, el suministro de armas y pertrechos y hasta la más reciente amenaza gala de incorporarse físicamente al escenario bélico inciden sobre la inseguridad, la carestía de la vida, la limitación y el encarecimiento de las fuentes energéticas, los compromisos para mitigar el cambio climático y la reducción del estado de bienestar.

Proyecciones defensivas de la UE

Una retrospectiva sobre la seguridad, la política y la defensa recordaría que el Tratado de Roma de 1957 priorizó la integración económica y comercial de los seis países firmantes de la Comunidad Económica Europea.

El Tratado de Maastricht de 1992 adoptó la votación unánime para acometer acciones de política exterior y seguridad. Sus artículos 16 y 18 plantearon compartir la manifestación militar al introducir la defensa común, las misiones humanitarias y de rescate para mantener la paz, el desarrollo de la cooperación reforzada (PESCO) entre dos o varios Estados miembros en lo bilateral y con la Unión Europea Occidental (UEO) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El Tratado de Amsterdam de 1997 incluyó las denominadas misiones Petersberg de paz, como instrumento militar de la seguridad y defensa. Dos años más tarde los acuerdos Berlín Plus para la gestión de crisis, facilitaron insertarse o relevar a la OTAN en Bosnia-Herzegovina y en otros lugares aquejados por la conflictividad.

La Convención de Dublin de 1997 incentivó la clasificación pragmática de los migrantes y las decisiones sobre su destino, al ser calificados como amenazas a la seguridad europea.

El vigente Tratado de Lisboa de 2010 refrendó “fortalecer el fomento en el resto del mundo de la democracia, el estado de derecho y la promoción de una buena gobernabilidad mundial”, con énfasis sobre la seguridad y propugnó “el compromiso defensivo de los países miembros de la UE que también lo son de la OTAN, mediante operaciones militares” en una etapa cuando Estados Unidos y la organización expanden su presencia y beligerancia a escala universal.

El acuerdo suscrito en 2009 entre la ONU y la OTAN por los respectivos secretarios generales añadió compromisos militares conjuntos a los atlantistas y, de hecho, a los Estados miembros de la UE que también son otanistas.

El programa de Estocolmo de 2009 (plan estratégico quinquenal para consolidar la seguridad) reconoció la interdependencia entre seguridad interior y exterior para construir una “seguridad global” con terceros países, marco que legitima la interdependencia entre Estados Unidos, la Unión Europea y el resto del mundo.

Con esos antecedentes, para aproximarse a la actual esencia de la trilogía esbozada, se conjugan la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y la Estrategia Europea de Seguridad, derivada en una Estrategia Interior de la UE.

La aceleración de la interrelación entre seguridad, política y defensa se refleja en la actuación de la UE en sucesivos foros celebrados durante el bienio actual, que indican un compromiso para multiplicar y perfeccionar la defensa, sin importar las consecuencias internas, al alentar y sostener a Ucrania bajo cualquier circunstancia contra la Operación Militar Especial de Rusia.

Los principales ejemplos durante el bienio que transcurre son:

Los objetivos de la Brújula Estratégica para el Futuro, debatida en París en 2021 y aprobada para la siguiente presidencia francesa del Consejo Europeo en marzo de 2022,  que propugnan  “pasar de una Europa de la cooperación dentro de sus fronteras, a una Europa poderosa en el mundo, plenamente soberana, libre en sus decisiones y dueña de su destino” y “preservar la libertad de acción europea en los océanos, en el espacio ultraterreste, cibernético e informativo, como nuevos escenarios en disputa”.

En la Cumbre de Estrasburgo fueron adoptados cuatro pilares militares: mejorar la capacidad de respuesta ante situaciones de crisis o emergencia con una fuerza de despliegue rápido, de unos cinco mil efectivos bajo la bandera de la UE; obtener resiliencia frente a las amenazas híbridas; potenciar la industria defensiva y fortalecer la cooperación de Bruselas con otros actores internacionales, de forma especial con la OTAN, la Organización de Seguridad y Cooperación Europea (OSCE), la Unión Africana, Estados Unidos y Canadá.

En septiembre de 2021 el alto representante de política exterior y seguridad de la UE anticipó un “análisis global de las amenazas, que muestran claramente que Europa está en peligro y el entorno estratégico de la UE cada vez más disputado; que su esfera política se está reduciendo y sus valores liberales son cada vez más cuestionados, por lo que debe convertirse en un proveedor de seguridad para sus ciudadanos”.

Las Cumbres del Grupo de los 7 y de los 20 (G’7 y G’20), donde participan los países más desarrollados de Europa auspiciaron al presidente ucraniano y lo convirtieron en su invitado de honor, con la finalidad de incrementar el financiamiento y la logística demandados por Kiev para “garantizar” la victoria sobre Rusia.

El Foro Económico de Davos fue transformado en un mercadeo con la finalidad de afrontar las pérdidas humanas y militares y suplir algunas armas que Estados Unidos ya no está en condiciones de acometer con la premura requerida por Ucrania.

La tradicional Conferencia de Seguridad celebrada en octubre de 2023 en la ciudad alemana de Munich centró sus esfuerzos en potenciar la guerra en Ucrania, mediante un financiamiento extraordinario y el suministro de armas y pertrechos más modernos, que eviten la debacle. En un contexto pesimista el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell reconoció el retroceso militar en los últimos meses.

La última reunión del Consejo ratificó que la UE y sus Estados miembros “seguirán respondiendo a las acuciantes necesidades de Ucrania en materia militar y de defensa y destacó la necesidad de acelerar la entrega de misiles y municiones, en particular en el marco de la iniciativa destinada a aportar un millón de disparos de artillería y de suministrarle más sistemas de defensa aérea”.

Seguir el comportamiento de la UE sería inabarcable en tan breve espacio, por lo que se han seleccionado los dos Estados miembros punteros por su trayectoria fundacional, el poderío militar-industrial y su papel en la política internacional.

Actores de la UE

El actual comportamiento de Alemania frente a Rusia, de mayor apego a los Estados Unidos, rememora los peores tiempos de la Guerra Fría. Su alineamiento a los propósitos de Washington sobre la seguridad, la política y la defensa coloca a Berlín como el gobierno eurocomunitario más comprometido para mantener el conflicto y sustentar la beligerancia ucraniana.

La propensión hacia los objetivos geopolíticos de Washington no es novedosa, surgida en la era de Konrad Adenauer, incrementada durante los mandatos de Helmut Kohl y Angela Merkel y multiplicada durante la coalición tricolor. A tal extremo que, en contradicción con los intereses desarrollistas alemanes, el cumplimiento de sus compromisos medioambientalistas, de la seguridad social y la preservación de la matriz energética, Alemania encabeza en la UE la ejecución de sanciones antirrusas y es la máxima perjudicada desde que se autobloqueó el suministro del gas ruso y decidió finalizar sus inversiones y filiales en el país eslavo.

Los recortes del presupuesto para 2024 originan polémicas entre los integrantes de la coalición gubernamental y el escalonamiento para suprimir el subsidio al denominado “diesel agrícola”, que ha generado oleadas de protestas de los agricultores en campos y ciudades alemanes, (que será reducido en el 40% en 2024 y el 30% en 2025, hasta desaparecer en 2026).

La creciente, pero selectiva industria militar alemana, volcó sus recursos logísticos y se especializó en el entrenamiento de efectivos desde el inicio de la contienda. Sin embargo, la entrega de sus tanques Leopard a Ucrania tuvo que ser escalonada con los países europeos compradores y también —a lo interno— mediante amplios debates en el Parlamento. El litigio para la entrega de los tanques a Ucrania trascendió hasta países del continente americano.

Una segunda etapa controversial en la coalición gubernamental abarca los misiles de crucero Taurus, que el canciller federal propuso “fueran suministrados por el Reino Unido, potencia nuclear declarada, a la que Rusia opondría menos objeciones”.

Olaf Scholz, en cambio, durante el congreso del Partido de los Socialistas Europeos (PSE) celebrado en Roma, abordó tres variables: acelerar una industria de defensa como prioridad de la UE; enviar más apoyo a Ucrania, pero evitando una guerra entre la OTAN y Rusia y rechazó la hipótesis del presidente francés de involucrar a la organización atlantista en el envío de tropas a Ucrania.

La trayectoria defensiva actual de Francia compite con su protagonismo político, influenciado desde la época del general y presidente, Charles de Gaulle, quien propugnó, primero el nacionalismo galo y, a continuación, el reforzamiento europeo autóctono diferenciado de intereses extracontinentales. La salida y posterior reinserción a la OTAN matizó el “europeísmo” francés, que persiste.

Con independencia del partido gobernante y de la presidencia estadounidense, Francia exhibe particularidades en algunas decisiones sobre política, seguridad y defensa, sin renunciar al atlantismo. Su papel en las relaciones internacionales, las sutilezas en su estrategia y —no en último lugar— el preponderante papel de su consorcio militar industrial (tercer exportador mundial) originan “iniciativas” que ocasionalmente sorprenden a sus aliados.

Rasgos significativos ante el conflicto son: la inicial mediación del presidente galo ante su par ruso; el envío de armamentos y equipos sofisticados (incluidos buques, drones, 40 misiles de largo alcance, varios cientos de bombas, instrucción para las tropas ucranianas, impulso a la producción armamentista ucraniana e incremento de la venta de armamentos); la alianza de seguridad suscrita en Kiev y la promoción de acuerdos de seguridad con las repúblicas bálticas.

Sin embargo, el planteamiento francés más controversial durante las hostilidades es la reciente sugerencia del presidente Emmanuel Macron de que tropas terrestres europeas se incorporen a la guerra, con la “finalidad de evitar una victoria rusa, que socavaría el orden internacional basado en reglas y haría la vida imposible para los vecinos de Rusia, por lo que no podemos y no debemos dejar que Rusia gane”. Para colmos, París especula sobre el envío inmediato de 2 000 efectivos terrestres al teatro de operaciones.

La inquietud provocada por la reciente declaración del presidente francés respecto a que “no descarta que soldados de la OTAN y la UE entren en combate con Rusia” ha obligado a las aclaraciones pertinentes por altos funcionarios. Como era de esperar, el presidente Putin y el expresidente ruso Médvedev rechazaron el clamor belicista. En tanto, el secretario general de la OTAN mostró ambigüedad ante los acontecimientos.

Entre las anotaciones al margen que conviene registrar, figuran sucesivas declaraciones de Emmanuel Macron, tanto en comparecencia televisiva a inicios de año, como durante el reciente Foro de Davos, donde abogó por “orden y autoridad para sacar a Francia del pesimismo y la resignación”; la advertencia de que “sin importar quién gane en la Casa Blanca, Europa debe prepararse para la posibilidad de que las prioridades estadounidenses puedan estar en otra parte porque comparten nuestros valores, pero es una democracia que también está pasando por una crisis, su “primera prioridad son ellos mismos y la segunda es China” (…) Y la exhortación a una Europa más fuerte, que sabe cómo protegerse y no depende de otros”.

En ese sentido, el plan económico estratégico para el futuro de Francia es incentivado más que antes por el Elíseo, basado en que “de todos los conflictos que hay en el mundo, la mayor amenaza para Francia es la guerra de Ucrania, porque dejar a Rusia ganar esa guerra es abrir la puerta a que no se respeten las reglas internacionales”.

Consideraciones parciales

  • La transformación gradual de la política de la Unión Europea en función de la seguridad es un rasgo definido desde los atentados en Nueva York, Londres y Madrid y emanado de sus compromisos trasatlánticos.
  • Se agudiza la tendencia a que la seguridad priorice la defensa, agudizada ante la persistencia de actos beligerantes en escenarios extracomunitarios.
  • Por ello se acelera la producción, sofisticación del potencial bélico, su exportación y la multiplicación de los aportes militaristas para apoyar a Ucrania.
  • El énfasis sobre una seguridad exportable hacia los lugares considerados más vulnerables representa el predominio de ésta sobre la política.
  • Impactos más prolongados e imprevistos del conflicto al norte de Europa expanden la responsabilidad defensiva/ofensiva que la UE debe afrontar para compensar la dilación de financiamiento, armamentos, equipos y pertrechos prometidos por la administración de Estados Unidos a Kiev.
  • El reciente desafío francés contra Moscú ha provocado incertidumbre entre los gobiernos comunitarios que habían evitado involucrarse presencialmente en el conflicto y (entre otros riesgos) impactaría sobre su situación interna; les obligaría a militarizarse más y transgredería el compromiso del Tratado de Lisboa, para que “nunca más se genere una guerra en Europa”.
  • La reciente declaración francesa sobre una inminente participación militar directa en el conflicto plantea varias incógntas: 1) Francia decide unilateralmente el distanciamiento de su país del requisito de votación unánime para adoptar medidas inherentes a la política exterior y de seguridad común. 2) Acelera las disensiones entre los 27 sobre el próximo sacrificio a asumir para defender a Ucrania. 3) ¿Ha consensuado con algunos aliados el esfuerzo extraordinario para evitar la derrota?

Referencias bibliográficas (selección)

  • Bassets, Marc. El País Internacional. 16 enero 2024 (elpais.com).
  • BBCMundo. “Declaraciones de Macron causan polémicas”. 27 febrero 2024.
  • Conferencia.europa.eu
  • Carrillo, Leyla. “Estrasburgo: Actualidad y futuro”. web CIPI. 27 mayo 2021.
  • Carrillo (b) “El futuro de Europa y la Europa del Futuro”, web CIPI. 12 oct. 2021.
  • Consejo Europeo Comunicado de prensa-Consilium (europa.eu) 14 de diciembre de 2023.
  • Convención de Dublin. Convenio 197/C 25401. Diario de las Comunidades Europeas.
  • Euronews.  Davos 2024 | “Reconstruir la confianza: la meta de los líderes reunidos en el Foro Económico Mundial”. 15 enero 2024.
  • Olmedo, Ernesto y Tamagnini, Manuela. “Palabras clave para el estudio de fronteras”. Teseopress.
  • OTAN. “Stoltenberg: pese a sus pérdidas en la guerra, Putin no ha renunciado a su objetivo bélico”. Swissinfo.ch. 21 marzo 2024.
  • Programa de Estocolmo. Eur-lex.europa.eu 
  • AFP y LA RAZÓN. Borrell advierte que los próximos meses son ‘decisivos’ para la guerra en Ucrania. WASHINGTON / 14 de marzo de 2024
  • La ausencia de Irán en Conferencia de Seguridad de Múnich; secuencias, 23 de febrero de 2024
  • Ucrania y Gaza en la Conferencia de Seguridad de Múnich. 16/02/202416 de febrero de 2024

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