El tratado de prohibición de armas nucleares, según sus defensores, constituye un «compromiso político inequívoco» para lograr y mantener un mundo libre de armas nucleares según el derecho internacional humanitario y derecho internacional de los derechos humanos. Sin embargo, a diferencia de una «convención general sobre armas nucleares», no contiene todas las medidas legales y técnicas necesarias para alcanzar el punto de eliminación.