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China

Papel de los medios dentro de la política internacional china. La Ruta Digital dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta

marzo 23, 2023   0
Fotos de Stock por Vecteezy
Este trabajo forma parte del Dossier "La China actual"

Los medios de comunicación juegan un papel relevante dentro de la política internacional china, sobre todo en los últimos tiempos. Según Fernández J. (2019), con un complejo funcionamiento, la estructura mediática del país enfrenta tres grandes retos: Ser el hilo directo entre el Gobierno, el PCCH y el pueblo; poseer un sistema de medios de comunicación masiva rentable, competente y competitivo a nivel mundial; y, por último, no menos importante, transmitir una imagen-China que legitime su ideología socialista, al mismo tiempo que coadyuve a fortalecer lazos de cooperación multilateral y bilateral en las relaciones internacionales y en la política exterior del gigante asiático. Para ello, fue precisa la liberalización del mercado periodístico que conllevara a la transformación de una prensa de partido en una prensa de mercado, pero con una importante participación del Estado en sus activos y, de ahí, la efectividad del papel desempeñado por la centralización política y su influencia sobre los contenidos.

No menos importante son los medios digitales, de manera que puede decirse estar en presencia de un poderoso sistema de medios, los cuales no pueden analizarse de manera desligada ya que complementan el proyecto político del gigante asiático, como expresión de la importancia que en los últimos años China ha dado a la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) como máxima prioridad.

En ese sentido la Iniciativa china de la Franja y la Ruta (BRI), es uno de los proyectos más abarcadores en el Siglo XXI. El mismo ya ha incorporado a 140 naciones y desarrolla varias vertientes entre las que se destacan la Ruta de la Seda Sanitaria, la Ruta Cultural y la Ruta Digital. BRI constituye la profundización del proceso de Reforma y Apertura que ha venido desarrollando el Partido Comunista (PCCh) y gobierno chino, tanto hacia el oeste del país como al exterior. Esta proyección de política exterior es reflejo de los vertiginosos cambios que han ido teniendo lugar en esa sociedad y se enmarca en el proceso de la economía dual implementada por la nación asiática en los últimos años.

Beijing ha asimilado que no basta con crear polos tecnológicos de excelencia en las universidades, también es necesario implementar políticas de desarrollo en un esfuerzo sostenido de tal forma que puedan servir como plataforma para los sectores productivos locales. Esta experiencia se traslada, por lo tanto, a BRI.

La nación asiática deja atrás su desarrollo basado en manufactura para afrontar una nueva etapa basada en innovación. Un proceso de transición del Made in China al Designed in China participando activamente del registro de patentes que le permite ser promotor de innovación tecnológica propia y reducir su dependencia de las potencias extranjeras. (Parra, 2020)

La transformación de China en potencia innovadora, capaz de liderar la generación de estándares de quinta generación (5G), ha propiciado el enfrentamiento con Estados Unidos. La guerra comercial, con un fuerte trasfondo de rivalidad tecnológica, responde al mejor posicionamiento de Huawei como proveedor de servicios de telecomunicaciones de redes 5G sobre las que se despliegan las capacidades que aportarán la Inteligencia Artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), la robótica y el cloudcomputing para generar nuevos modelos de negocio. (Parra, 2020)

A medida que las tecnologías han madurado en el mercado interno, las empresas locales miran con más atención el mercado externo. Esta razón endógena se concatena con las acuciantes necesidades de infraestructura tecnológica de muchos de los países que forman parte de BRI.

Evolución del escenario digital chino

Como parte de la lógica del proceso de Reforma y Apertura, a partir de 1978 el rápido crecimiento económico chino, se basó en el aprovechamiento de recursos naturales, gran cantidad de inversión y mano de obra barata. En 1995, China anunció que aplicaría la estrategia de “hacer florecer al país mediante el impulso de las ciencias y la educación”, para lograr un crecimiento económico más equilibrado. Los planes quinquenales y de largo plazo del Gobierno chino han manifestado desde entonces y con previsión hasta mediados del siglo XXI, la transición hacia la modernización de China y ello está muy relacionado con el progreso de la ciencia y la tecnología.

El desarrollo de la educación se convirtió en una prioridad para Beijing, situando a la I+D+i, vinculados a la economía, como base del desarrollo socio-económico, con el objetivo de fortalecer la prosperidad del país. China ha generado una serie de políticas clave para mantener una tasa de crecimiento y convertirse en una nación impulsada por la innovación. Cabe destacar el “Plan Nacional preliminar para el desarrollo científico y tecnológico a mediano y largo plazo” aprobado en 2005. Entre sus principales objetivos estuvo fomentar en las empresas el aumento de la inversión en innovación; la invitación de investigadores chinos a repatriarse; contar con una presencia significativa de expertos extranjeros en los próximos años para trabajar en laboratorios, empresas líderes e institutos de investigación, así como en diferentes universidades, elevar la relación GBID/PIB del 1,5% al 2,5% para el 2020.

Este propósito estuvo respaldado por el “XII Plan Quinquenal (2011-2015)” en el que China se propuso incrementar la importancia del desarrollo científico para consolidar su proyección como potencia basada en el conocimiento. Sobre esta base, en poco tiempo el país ha generado las condiciones necesarias para dejar atrás su desarrollo basado en manufactura y avanzar hacia una nueva etapa apoyada en la innovación. Se trata de lo que algunos especialistas consideran como un proceso de transición del Made in China al Designed in China. Este tránsito es posible en la medida que se convierta en un promotor de innovación tecnológica propia y continúe desarrollando un ecosistema digital líder y de calidad global, y, por tanto, ser cada vez más independiente y competitivo. A la vez, la propia confrontación estratégica con EE.UU. en el tiempo reciente ha acelerado el énfasis en la innovación nacional y ha conducido a que importantes compañías chinas hayan devenido entre las más valoradas del mundo (figura 1).

Figura 1

Las 10 compañías unicornio más valoradas del mundo en 2020

Fuente: Elaboración de los autores con datos de Mena (2020).

En el XIV Plan Quinquenal aprobado en el quinto Pleno del XIX Comité Central del PCCh, Beijing otorgó gran atención al sector de la innovación, desde la robótica, la nanotecnología, telemedicina hasta la energía renovable, entre otros, lo que abre nuevas áreas a desarrollar, tanto en la economía, como en la educación. China se convertirá en un líder global en innovación, alcanzando grandes avances en las tecnologías fundamentales de áreas clave. La competencia por la carrera, ya no de 5G, sino de la 6G, ya comenzó en el que países como Japón y Corea del Sur, también están avanzando en sus proyectos al igual que China. El liderazgo tecnológico está en disputa en el actual contexto y ese es uno de los principales temas de la confrontación estratégica Washington-Beijing. (González, 2020)

China posee un desarrollo significativo de las startups tecnológicas más exitosas. Esto precisamente tiene que ver con esta promoción del incentivo hacia el emprendimiento, lo cual genera innovación, con estándares de liderazgo; a diferencia de la tendencia fuera de China, que, considerando la dificultad de competir con esta velocidad de generación de nuevos desarrollos, promueve la adquisición de los llamados “unicornios”[1]. Los logros obtenidos pueden referirse a la política “Go Global” que llevó a las empresas chinas mejores posiciones como Huawei y ZTE a competir en el mercado mundial. Esa estrategia de hace 21 años está muy relacionada con la actual Ruta de la Seda Digital.

Huawei y ZTE son destacados ejemplos de empresas líderes chinas. Actualmente se desarrolla una nueva generación de compañías como parte del desarrollo de un ecosistema tecnológico impulsado por la inversión en I+D+i. Se trata de las llamadas BATX (Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi), al estilo de las conocidas GAFAM (los Google, Facebook y Amazon). Así también destaca ByteDance, cuya aplicación TikTok tiene mayor éxito fuera de China. Estos titanes tecnológicos han desarrollado una serie de aplicaciones que sustituyen, y en ocasiones amplían, las funcionalidades de sus competidoras occidentales.

Alibaba, el gigante del comercio online, conjuga las funcionalidades de Amazon, eBay y PayPal, mientras que WeChat, la aplicación estrella de Tencent, conocida como Weixin en China, está considerada como la herramienta omnipresente que aglutina los servicios de Whatsapp, Instagram y Facebook Messenger en un único universo tecnológico del que forman parte más de 1 100 millones de usuarios en todo el mundo. (Parra; 2020)

Figura 2

Las marcas de mayor valor en el mundo 2019 (en millones de dólares).

Fuente: Elaboración de los autores con datos de Statista (2020)

La superioridad de Alibaba en el ámbito del comercio online y las FinTech, así como la competitividad de Tencent en el sector del consumo digital, unido al dominio de Baidu como el buscador más popular de China, simbolizan la actividad más conocida de los BAT, pero su capacidad de generar innovación es mucho mayor. Complementan sus negocios tradicionales como agentes promotores del emprendimiento tecnológico en China en ámbitos que van desde la colaboración en la industria automotriz para la producción de coches autónomos que lidera Baidu, al desarrollo de Smart cities que abandera Alibaba, y los diagnósticos médicos mediante visión por ordenador que impulsa Tencent. En esta apuesta por la innovación, los titanes chinos están aprovechando las capacidades que aportan las nuevas tecnologías para crear nuevas líneas de negocio basadas en IA, cloudcomputing y big data que serán los futuros motores de rentabilidad de las empresas —y de China (Parra; 2020).

La escala de crecimiento de la economía digital de China alcanzó los 5,5 billones de dólares en 2019, lo que representó el 36,2 % del PIB, con una tasa de crecimiento tres veces mayor que la de la economía manufacturera tradicional (Global Times, 2021). Alibaba, Tencent y Baidu son parte de la revolución tecnológica que está transformando la economía china, siendo los impulsores de replicar en los países de la nueva Ruta de la Seda, los modelos digitales que caracterizan el ecosistema tecnológico del gigante asiático. En apenas dos décadas, el comercio electrónico de China ha pasado a representar el 42 % de la cuota del mercado global. (Parra, 2020)

Por último, ocupa un lugar destacado el reciente desarrollo de la 5G de redes inalámbricas para móviles, liderada por las compañías chinas Huawei y ZTE. En este escenario se ha venido desarrollando un complejo proceso de confrontación, presión y cooperación entre un grupo importante de países, entre los que se destacan, China, Suecia, Estados Unidos, Finlandia, Corea del Sur (figura 3), debido a la competencia, rivalidad e interdependencia que condiciona esta cuestión.

Figura 3

Las compañías líderes en 5G

Fuente: Elaboración de los autores con datos de Statista (2019)

La apuesta más reciente de la compañía Huawei, de varias operadoras chinas y el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China, es construir un nuevo Internet. El proyecto ha sido llamado «New IP». Según los expertos promotores del proyecto, la infraestructura de Internet actual es «inestable» e «insuficiente» para la demanda donde habrá más dispositivos IoT, comunicaciones para vehículos autónomos y más. (Rus, 2020)

A todo este proceso debe añadirse la guía de la más reciente estrategia china para desarrollar este proyecto. En el 2017, el gigante asiático aprobó el Plan de Desarrollo sobre la Nueva Generación de IA para el 2030 en el que se propone crear nuevos sectores de la economía con un valor estimado de 21,6 mil millones de dólares. En 2019 se reportó que China aspiraba a construir un Parque Tecnológico por valor de 2,1 mil millones de dólares para desarrollar la IA cerca de Beijing. A la vez planeó establecer al menos 50 institutos académicos y de investigación en el campo de la IA en 2020. (Lele & Roy, 2020)

Ruta de la Seda Digital y desarrollo regional

BRI es uno de los proyectos más conocido y ambicioso del siglo XXI. Una iniciativa que fue expresada por primera vez por el presidente y líder del PCCh, Xi Jinping en 2013, que se concretó en 2015 y luego fue plasmado en los estatutos del XIX Congreso Nacional del propio partido en el 2017. Dicho proyecto, no ha estado exento de críticas y malas interpretaciones por parte de medios occidentales, sin embargo, a pesar de que algunas naciones han sido presionadas para que no se incorporen a este, es significativo su alcance global. Lo que comenzó siendo una franja terrestre y una ruta marítima que interconectaban a Eurasia con África, muy pronto se extendió hacia América (figura 4) y fue incorporando otras vertientes como la Ruta Sanitaria, o el caso que nos ocupa: la Ruta Digital.

Figura 4

Miembros de la Iniciativa de la Franja y la Ruta hasta enero de 2021.

Fuente: Elaboración de los autores con datos del sitio oficial de BRI, 2021.

Según Alejandro Razzotti, la “Ruta Digital” incorpora diversos conceptos utilizados en los últimos años (“de la Información”, “del Ciberespacio”, “En Línea”, etc.). Los mismos, en la medida que se han ido desarrollando e implementando, han indo consolidando una definición cada vez más compleja e integral. Ello ha estado condicionado por la necesidad de BRI de las TICs para su avance. Es por ello que algunos expertos prefieren considerarla como una “caja de herramientas tecnológicas” que colabora en mayor o menor medida con todos los proyectos de BRI. Esa es la razón por la cual la construcción del “mapa digital” sobre la casuística en el uso de las TICs en la Iniciativa es inconmensurable. En sus inicios, la frase “Ruta de la Seda Digital” refería una “visión general” más que un plan maestro con programas, actividades, metas y responsables al estilo de los planes quinquenales chinos. (Razzotti, 2018)

La Ruta de la Seda Digital, planteada como una segunda fase que complementa los proyectos de infraestructuras, se ha convertido en el medio de expansión de plataformas y estándares chinos en destinos estratégicos que están configurando el ascenso de China como potencia global. (Parra, 2020).

Las diversas vertientes actuales de BRI y en particular la Ruta de la Seda Digital pueden devenir en lo que “Jack Ma, fundador de Alibaba Group considera (…) una e-Ruta para conectar todos los países.” (Parra, 2019)

Dentro de las principales referencias oficiales sobre la “Ruta de la Seda de la Información[2]” se encuentran:

– Marzo de 2015. La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNRD), así como los ministerios de Relaciones Exteriores y Comercio de China publicaron el documento “Visión y Acciones” sobre BRI. Dicha propuesta estaba relacionada con la necesidad de expandir los intercambios de información y la cooperación, a partir de la construcción de cables ópticos transfronterizos y transcontinentales, así como otras redes de líneas troncales de comunicaciones, para reforzar la conectividad de comunicaciones internacionales y mejorar las transmisiones de información espacial y satelital.

– Julio de 2015. El Consejo de Estado lanzó el Plan de Acción sobre la nueva política de «Internet Plus», para establecer la estrategia nacional de Internet. En particular, se alentó a las empresas TIC a construir plataformas de aplicaciones competitivas a nivel mundial para ofrecer por Internet servicios de computación en la nube y de análisis de datos masivos, tanto para empresas chinas como globales.

La Ruta de la Seda Digital anunciada en 2015, incorporada también como Ruta de la Seda de la Información pretende mejorar la conectividad de las comunicaciones internacionales y fomentar la internacionalización de las empresas tecnológicas chinas. En ese sentido, aborda la seguridad, el aprendizaje automático, la tecnología inalámbrica 5G, el diseño y fabricación de chips y las aplicaciones en áreas como el comercio electrónico y las llamadas ciudades inteligentes, muchas de las cuales se encuentran en una estrategia del Plan Conectividad 2025 de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

A este proceso se incorporó la infraestructura en el espacio, el sistema de navegación Beidou, el proyecto de internet de banda ancha de la órbita terrestre baja Hongyuny el programa de observación terrestre en la que China quiere competir directamente con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS, siglas en inglés) de Estados Unidos. Ello implica expandir sus servicios con una red de satélites y también la cobertura a la mayor cantidad de países miembros de BRI.

En el 2016 se inició un Programa de la Ruta de la Seda Digital con científicos chinos en cooperación con expertos de 19 países y siete organizaciones internacionales. Entre los propósitos estaba mejorar el monitoreo ambiental, promover la socialización de los datos y apoyar a los hacedores de políticas usando big data sobre observaciones terrestres. La Academia de Ciencias de China, invirtió más de 32 millones de dólares para un período de cinco años para apoyar el programa. El programa monitoreará diferentes tipos de ecosistemas en su evolución incluyendo sabanas, bosques, glaciares, áreas urbanas, rurales y regiones costeras. En este sentido, se encontraron cuatro principales obstáculos para una estrategia sobre big data Tierra para a región de la Franja y la Ruta: pobre acceso a los datos, una división digital entre países desarrollados y subdesarrollados, escasez de conciencia entre algunos hacedores de política y también pequeña colaboración (Guo, 2018).

  • 27 de diciembre de 2016. Es publicado el “Plan de Informatización Nacional” relativo al XIII Plan Quinquenal. El mismo detalla diversos proyectos para la concreción de una Ruta de la Seda “En Línea”. Asimismo, define seis direcciones estratégicas: favorecer el desarrollo basado en la innovación, promover el desarrollo balanceado y coordinado, fortalecer el crecimiento sostenible, acelerar la apertura y la cooperación, realizar iniciativas conjuntas y prevenir riesgos. (Razzotti, 2018)

El Primer Foro de Cooperación Internacional de BRI en Beijing, en mayo de 2017, comenzó a dar un nuevo rumbo a este tema. En este contexto el presidente Xi, ante una representación extranjera significativa, aludió a la importancia de la Ruta de la Seda Digital para el desarrollo del megaproyecto basado en la innovación y la cooperación en las áreas de economía digital, IA, nanotecnología y computación cuántica, el avance del desarrollo de los datos masivos, la computación en la nube y las ciudades inteligentes. El comunicado final del Foro destacó la propuesta de aumentar la cooperación en innovación. Esta idea fue retomada en diciembre de 2017 en la IV Conferencia Mundial de Internet, cuando China, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Laos, Serbia, Tailandia y Turquía lanzan la «Iniciativa de Cooperación Internacional de Economía Digital de la Ruta de la Seda”.

Se evidenció así un cambio de perspectiva en cuanto a la Ruta Digital. La propia experiencia china y su capacidad de adecuación y expansión, ha permitido al Gigante Asiático comenzar a pensar la Ruta desde afuera, incluso como caja de herramienta, y no desde adentro como inicialmente se planteó. No obstante, es evidente que su proyecto responderá a intereses particulares concretos.

Según Jack Ma, «Hace más de 30 años, solía decir que, si perdíamos la oportunidad de vender nuestros productos a los EE.UU., habríamos perdido para siempre la posibilidad de darnos a conocer en el mercado global. Hoy, sin embargo, les digo a la gente que, si no colocan sus productos en el mercado chino, perderán su partido con el futuro«. Según Ma: «La diferencia entre nosotros y Amazon es que ellos son un imperio que controla, compra y vende. Nosotros queremos ser un ecosistema«. (Barbieri, 2019)

En este contexto se insertan acciones más concretas ejecutadas desde Beijing en función del desarrollo de la Ruta Digital. Cabe destacar el impulso de BRI a Alibaba. En abril 2017, esta empresa informó sobre el crecimiento de su servicio a más del 400% en los principales países de la Ruta. Ese mismo año, Alibaba anunció su plan para abrir tres nuevos centros de datos en India, Indonesia y Malasia en 2018, países clave en BRI. De manera similar, China Mobile recientemente ha comenzado la construcción de su principal centro de datos fuera de China en Singapur. (Razzotti, 2018)

Relacionado con el comercio electrónico se destaca la necesidad de fomentar la inclusión digital en empresas para desarrollar una Plataforma Electrónica de Comercio Mundial. En esa línea, en marzo de 2017, se inauguró en Malasia la primera zona de libre comercio digital global “mydftz.com” entre el gobierno malasio y Alibaba. Esta plataforma electrónica de comercio tiene como objetivo ayudar a las pequeñas y medianas empresas a encontrar socios comerciales, gestionar el trámite administrativo y el proceso aduanero. Aunque ha sido resistido por el aumento de la influencia china, es un proyecto tecnológico de inclusión económica de avanzada para la región. (Razzotti, 2018)

El desarrollo de la IA también forma parte de la estrategia internacional de Alibaba, con un centro de investigación en Singapur. El escaso desarrollo de las FinTech en el Sudeste Asiático ha propiciado la expansión de los titanes chinos hacia estos mercados, lanzando soluciones de envío de remesas entre Hong Kong y Filipinas, y entre Malasia y Pakistán, enclaves estratégicos en la expansión de la iniciativa china y que refuerzan su protagonismo en la versión digital. (Parra, 2020)

A inicios de 2018, la Administración de Normalización de China (ANC) publicó el Plan de Acción de Estándares de Conectividad de BRI 2018-2020, que aboga por la implementación de estándares nacionales para 5G y ciudades inteligentes en los países miembros de la iniciativa, mientras apoya la expansión de la infraestructura de la nación asiática. China Mobile, principal operador de la tercera generación del estándar de redes chino TDSCDMA y uno de los actores clave del estándar TD-LTE 4G/5G, promueve activamente la difusión de dichos estándares en la región alcanzada por el BRI. En 2017, la compañía informó que tiene acuerdos de cooperación en 64 países de BRI y que existen 39 redes TD-LTE en desarrollo en 21 naciones comprendidas en la Ruta de la Seda. (Razzotti, 2018)

En cuanto a la computación en la nube y el acceso de las compañías chinas al mercado BRI en esa área, cabe destacar que Inspur, el mayor fabricante de servidores de China, anunció a fines de 2017 su asociación con cuatro empresas globales de tecnología —Cisco, IBM, Ericsson y Diebold Nixdorf— para proporcionar centros de datos, computación en la nube y otros servicios relacionados con las empresas financieras basadas en la tecnología (fintech) en los países BRI. Esta alianza recibió apoyo estatal del Banco Nacional de Desarrollo, del Banco ExIm y de la Corporación de Exportaciones de China. (Razzotti, 2018)

Otro tema importante que se relaciona con la Ruta Digital es la base institucional de entidades financieras de alcance internacional y regional, las cuales dinamizan el megaproyecto, y por tanto condicionan el desarrollo de toda una serie de herramientas tecnológicas. Se trata del Nuevo Banco de Desarrollo de BRICS (NBD BRICS), el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (BAII) y el Fondo de la Ruta de la Seda. Estas instituciones han propiciado el aumento del poder financiero de China. En este escenario, la iniciativa de la Ruta de la Seda es un estímulo para fortalecer el uso global de la moneda china a partir de las transacciones internacionales relacionadas con las inversiones en infraestructura. Para que la internacionalización del renminbi se consolide es necesaria una red de datos financieros que mejore su circulación mundial con una infraestructura propia. Es por ello que China ha desarrollado el Sistema de Pagos Interbancario Internacional (CIPS en inglés), como un paralelo al sistema SWIFT[3] bajo la influencia de los EE.UU. Recientemente, CIPS lanzó la segunda fase del proyecto que acelerará la internacionalización del renminbi. (Razzotti, 2018)

Pero más allá de eso, China avanzó en un paso mucho más osado, la creación del yuan digital. La versión china de una moneda digital es una que está controlada por el Banco Popular de China. A diferencia de las transacciones electrónicas de hoy, el yuan digital está diseñado para moverse de A a B instantáneamente, al menos en teoría eliminando una forma en que los bancos y las aplicaciones financieras se benefician de las comisiones y eliminando los breves retrasos incorporados en tales transferencias. El único intermediario necesario es el banco central. El yuan digital, debido a que está respaldado por el Estado, reducirá los riesgos para el sistema financiero que plantean las plataformas de pago dominantes de China, que son propiedad de empresas privadas. Beijing también está posicionando el yuan digital para uso internacional y diseñándolo para que no esté atado al sistema financiero global, donde el dólar estadounidense ha sido el rey desde el acuerdo de Bretton Woods después de la Segunda Guerra Mundial (Gómez, 2021).

La infraestructura digital es cada vez más esencial para las economías modernas. El potencial de crecimiento en el mundo en desarrollo es enorme. Se destaca Asia y África, donde la demanda de ancho de banda internacional está creciendo rápidamente. América Latina no escapa a este escenario. En el área de los cables submarinos, la participación china ha previsto triplicar los proyectos de construcción. Por ejemplo, los tres operadores de red de propiedad estatal —China Telecom, China Mobile y China Unicom— han participado en el consorcio del cable submarino SEA-ME-WE 5 de 20.000 km., en funcionamiento desde enero de 2017 que enlaza Singapur y Francia conectando 18 países en el Sudeste Asiático, Medio Oriente y Europa occidental (SEA-ME-WE 5, 2017).

En junio de 2017, Huawei Marine fue elegida para la construcción del cable submarino entre Camerún y Brasil, denominado SAIL5. Luego de algunos retrasos, el financiamiento fue confirmado por China Unicom y el operador camerunés Camtel. Debe señalarse que, en este proyecto, Telefónica no participó en términos de inversión, pero se dispuso a aportar las facilidades internacionales y experiencias para apoyar la iniciativa. Por su parte, en 2018, NEC anunció que fue contratado para la construcción del cable Sudeste de Asia-Japón 2 (SJC2) entre Singapur y Japón. Está administrado por un consorcio de operadores de la región Asia-Pacífico que integran China Mobile y Facebook, entre otros. El SJC2 ampliará la capacidad de datos del cable submarino Puerta de Asia Pacífico puesto en marcha a fines de 2016 que sigue una ruta similar (NEC, 2016). China Mobile afirmó que el SJC2 es complementario a BRI y que es una de las siete inversiones que han hecho en la construcción de cables submarinos (Razzotti, 2018).

Los cables de fibra óptica terrestre que interconectan el interior de Asia constituyen otra dimensión importante del sistema de red global centrado en China. Tal vez el ejemplo más relevante sea el cable de fibra óptica entre China-Pakistán, único proyecto TIC del Corredor Económico Pakistán-China. Iniciado en 2015, fue inaugurado oficialmente en julio de 2018. Sus 820km. de extensión y sus pasos a más de 4700 metros de altura tuvieron un costo total de más de 40 millones de dólares y fue financiado en un 85% por el Banco ExIm de China con ingeniería, construcción y provisión de equipos de Huawei. (Razzotti, 2018)

Otro elemento importante es la generación de una trama de “ciudades inteligentes». Las mismas se están extendiendo de manera acelerada en China, con la experiencia más avanzada en Shanghái. En los últimos años, las empresas tecnológicas chinas, han expandido sus esfuerzos para participar en proyectos de ciudades inteligentes en países tan distantes entre sí como Malasia, Kenia y Alemania. Por otra parte, China, Egipto junto a Laos, Arabia Saudita, Serbia, Tailandia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos y otros países lanzaron conjuntamente la “Iniciativa de cooperación internacional sobre economía digital de la Franja y la Ruta”, y firmó documentos de cooperación con 16 países para fortalecer la construcción de la Ruta de la Seda Digital (Oficina del Grupo Dirigente para el Fomento de la Construcción de la Franja y la Ruta, 2019).

Esta experiencia ha supuesto un nuevo enfoque y alternativa viable para las aspiraciones de los países en desarrollo. Ello ha formado parte de la confrontación Washington-Beijing. El principal argumento de la administración estadounidense para los países que están considerando incluir equipos chinos en sus redes 5G, por ejemplo, se centra en cuestiones de seguridad. Sin embargo, las consideradas democracias ricas se han mostrado reacias a asumir los costos adicionales de supuestas alternativas más seguras. En el mundo en desarrollo, los recursos son aún más limitados y muchos funcionarios asumen que cualquier proveedor extranjero podría representar un riesgo para la seguridad. “En pocas palabras, el miedo no detendrá la Ruta de la Seda Digital de China. Competir requiere proponer una visión positiva y ofrecer alternativas atractivas” (Hillman, 2021). No obstante, los desafíos que entraña esta experiencia, desde lógicas nacionales, siguen siendo temas muy sensibles que merecen particular atención.

Los aliados de los cinco ojos que incluyen a Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá han expresado sus preocupaciones respecto a la relación de Huawei con el gobierno chino y han rechazado que esta compañía entre a sus territorios. Esto podría retrasar su acceso a dicha tecnología por lo menos 2 o 3 años. La pregunta es si cualquiera de estos países tendrá las mismas reservas para implementar la tecnología 5G desarrollada por Washington que tiene como antecedente la norma FISA-702. Ésta permite recabar datos físicos o electrónicos sobre cualquier persona no estadounidense que suponga un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. (García, 2021)

De manera general debe decirse que el desarrollo de la Ruta de la Seda Digital, abre nuevos espacios de interrelaciones en todas las regiones que permitirán a su vez avanzar sectores de alto impacto, pero también surgirán nuevos desafíos, especialmente los vinculados a la necesidad de una mayor ciberseguridad. El proyecto está llamado en el ámbito digital a regenerarse en cuanto a su capacidad de flexibilidad y adecuación. La hostilidad occidental será una de las mayores presiones a enfrentar.

La Ruta Digital deberá sortear el estrecho límite que existe entre ser el brazo digital de BRI y la actual Guerra Digital y sus ribetes de nueva guerra fría. Aunque para muchos esta ruta forma parte de ese conflicto, en realidad esta debe entenderse en la lógica de apoyo y dinamismo del proyecto. Se trata de un exponente de cooperación Sur-Sur de gran valor para las economías en desarrollo y con alcance geopolítico relevante en la competencia estratégica de China con Estados Unidos y que se manifiesta desde ya en los diversos programas que se ejecutan para contrarrestarle.

Bibliografía:


[1] Empresas con valuación de más de mil millones de dólares en su primer año de lanzamiento al mercado sin haber participado en bolsa de valores.

[2] Entendida como Ruta de la Seda Digital.

[3] Sociedad para la Telecomunicación Financiera Interbancaria Mundial dominada por Estados Unidos.


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