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Europa

El futuro de Europa y la Europa del futuro

noviembre 8, 2022   0

La futurología y la predictibilidad facilitan un pronóstico más acertado sobre las relaciones internacionales, pero no pueden garantizar su efectividad porque los indicios investigados solo coadyuvan a un acercamiento hacia la situación imperante y a sus resultados en un momento concreto.

Para los politólogos y economistas constituye un reto cumplir sus pronósticos. Sin embargo, en el cambiante escenario mundial se presentan acontecimientos imprevistos, cuyo desenlace es también incierto. Se requiere entonces precisar las incertidumbres, con la finalidad de aproximarse, en la medida de lo posible, al devenir de una situación concreta.

En el continente europeo y, particularmente en los 27 países integrantes de la UE, los hacedores de políticas y la aplicación de medidas de ajuste económico, previeron medianamente las consecuencias del arribo de desplazados y migrantes a su territorio, que han logrado reducir en el actual trienio. Las medidas de ajuste, en cambio, no han podido resolver las diferencias en el nivel del desarrollo de los Estados comunitarios, como tampoco satisfacer los problemas existenciales de las capas más vulnerables de la población.

La pandemia de COVID-19 se ha mitigado, pero todavía se presenta incontrolable, tanto por la virulencia de la enfermedad y sus secuelas, como por la indecisión o exclusión de políticas públicas, que van desde el alto costo de la vacuna (beneficioso para las empresas biofarmacéuticas), hasta la escasez de fondos para mejorar las condiciones de salud, la prohibición extrema o el relajamiento de las medidas profilácticas, la inequidad entre los pobladores,  sectores y países o el ejercicio para la utilidad o sostenibilidad de la profilaxis, heterogéneo y según el grado de desarrollo de cada país comunitario.

En lo estrictamente político y de seguridad la mayor incertidumbre que lastra un pronóstico acertado lo constituye el conflicto ruso-ucraniano, en el que la UE se comprometió a favor del gobierno de Minsk y en apoyo a los objetivos trazados por Estados Unidos y la OTAN, de acoso y oposición a Rusia.  Esto constituye un escollo para la paz internacional, pero también a lo interno, e impacta más allá de lo previsto en el orden económico-social y sobre el acceso a la energía, donde se formulan posiciones controvertidas en el marco de la Unión.

Los actuales acontecimientos en el seno de la UE relegan, en primer lugar los objetivos de la Brújula Estratégica para el Futuro, debatida en París en 2021 y aprobada para la presidencia francesa del Consejo Europeo en marzo de 2022. Entre sus prioridades: se hallan  “pasar de una Europa de la cooperación dentro de sus fronteras, a una Europa poderosa en el mundo, plenamente soberana, libre en sus decisiones y dueña de su destino” y “preservar la libertad de acción europea en los océanos, en el espacio ultraterreste, cibernético e informativo, nuevos escenarios en disputa”.(Carrillo, Brújula).

En Estrasburgo en el mes de mayo adoptaron cuatro pilares militares: mejorar la capacidad de respuesta ante situaciones de crisis o emergencia con una fuerza de despliegue rápido, de unos cinco mil efectivos bajo la bandera de la UE; obtener resiliencia frente a las amenazas híbridas; potenciar la industria defensiva y fortalecer la cooperación de Bruselas con otros actores internacionales, de forma especial con la OTAN, la OSCE, la Unión Africana, Estados Unidos y Canadá. (Conferencia.europa.eu)

En septiembre de 2021 el alto representante de política exterior y seguridad de la UE acertó al señalar en su “análisis global de las amenazas, que muestran claramente que Europa está en peligro y el entorno estratégico de la UE cada vez más disputado; que su esfera política se está reduciendo y sus valores liberales son cada vez más cuestionados, por lo que debe convertirse en un proveedor de seguridad para sus ciudadanos”.

Desde la crisis en 2009 la Unión Europea no se había enfrentado a una situación tan amenazante para sus objetivos económicos y sociales, como resultado de su adhesión a la política estadounidense frente a Rusia y del compromiso financiero-militar para sostener a Ucrania, impactante sobre todos los sectores de los 27 Estados miembros.

  1. Los impactos económicos han sido inmediatos. El euro cayó en septiembre pasado a su nivel más bajo en los últimos 20 años tras la decisión de la reserva federal de Estados Unidos de elevar los tipos de cambio en 75 puntos básicos para impulsar el dólar, pero aceleró la depredación del euro; a la reducción del suministro del gas ruso, a la creciente inflación,  a las sanciones adoptadas contra Rusia, revertidas contra quienes las imponen y al temor de una reacción en la eurozona, provocada por la crisis energética. (Jordi, CIEM, Cubadebate)

La Unión Europea es el principal socio comercial de Ucrania y representa el 40% del comercio internacional del país, beneficiado con un acuerdo de asociación que incluye un área de libre comercio suscrito en 2014, con prioridad a la cooperación de energía, transporte y educación. No obstante, al inicio de la crisis, en la UE no prosperó la aspiración ucraniana para acelerar su ingreso.

Desde el cuarto trimestre de 2021 se habían presentado los mayores indicios, cuando la eurozona y el bloque comunitario crecieron un 0,3% y un 0,5%  respectivamente, en comparación con el crecimiento del 2,3 y 2,2% tres meses antes. La reducción del crecimiento se profundizó durante el primer trimestre de 2022, con el 0,2 y el 0,4 para la zona euro y la UE en su totalidad, respectivamente, acompañado de un nuevo aumento de los precios de la energía (42% de incremento anual) y de las materias primas (trigo, fertilizantes, aceites) con una inflación récord histórica, que alcanzó el 8,6 en junio de 2022 en la zona euro. (James 2, CIEM).

A la UE están integradas economías desarrolladas unidas a otras que no lo son. Los impactos sobre el ciudadano común exceden las previsiones, pero no son equivalentes entre alemanes y franceses con los afrontados por italianos, portugueses, checos o irlandeses. A modo de ejemplos:

  • Italia experimenta una inflación interanual de 8,9%, los precios al consumidor aumentan un promedio de 0,3% mensual (fundamentalmente los alimentos, con el +11,4%) y los bienes energéticos se incrementaron en el 44,9% en agosto y el 44,5 en septiembre. (Italia, Istat).
  • En septiembre de 2021 España aprobó 2 600 millones de euros para mitigar la escalada de precios; a finales de octubre aumentó las ayudas a la calefacción de hogares vulnerables (valorado en 100 millones de euros) y en junio de 2022 promulgó un decreto anticrisis para frenar la inflación, con un presupuesto de 9 mil millones de euros, que pretende mitigar la reducción del pago del transporte estatal y un 30% del autonómico, unido a un cheque de 200 euros para autónomos, desempleados y personas con bajos ingresos. (España, anticrisis) . El desembolso de 35 500 millones de euros (alrededor del 1,9% de su PIB) solo es superado por Italia, Francia, Alemania y Reino Unido; en marzo movilizó 17 mil millones de euros, con apoyo directo a las empresas del sector para transporte de las mercancías, pero se ha disparado la quiebra de negocios privados.
  1. El impacto energético a corto y mediano plazos, es el más acuciante en la pretensa Europa del Futuro, motivado por varios factores:
  • Estados Unidos pugnaba por ocupar su mercado energético con su gas de esquisto, 40% más caro que los hidrocarburos adquiridos en Rusia
  • no todos los países de la UE pueden modificar su matriz energética de inmediato.
  • la situación imperante y la predicción de un crudo invierno incrementan las expectativas para cubrirlo con suficiente calefacción
  • directivos de la UE multiplican sus gestiones con otras regiones productoras de hidrocarburos, para hallar suministros más baratos (Arabia Saudita, América Latina, transportar gas entre España y Francia). Indirectamente, el Turkish Stream, conexión gasífera entre Rusia y Turquía también podría tributar a varios países comunitarios.
  • la apremiante sustitución del gas ruso y el alza del precio de los hidrocarburos obligan a retomar el uso de energía no renovable, como el carbón y posterga el aporte comprometido por la UE ante la Cumbre de la UE y las Naciones Unidas de acelerar la energía limpia para mitigar el cambio climático.

El pago del gas ruso en rublos y los sabotajes perpetrados contra los gasoductos Nordstream I y II han provocado una divergencia sobre medidas adoptadas por el Consejo de la UE. Por ejemplo, Bulgaria y Austria solicitaron una tregua  para retardar la decisión comunitaria de no abonar en rublos desde que la empresa Gazprom anunciara la reducción del suministro a 100 metros cúbicos de gas, en lugar de los 167 contratados.

Acciones y enfoques diferenciados sobre la problemática energética revelan, una vez más, que el nivel de desarrollo y las expectativas para estimularlo (según lo adoptado en Europa del Futuro) se deprimen ante la situación emanada del conflicto ruso-ucraniano y de las medidas comunitarias y otanistas europeas.

En julio la UE aceleró la incorporación de Ucrania a su red eléctrica con la finalidad de independizarse de Rusia y prevenir los apagones. La Comisión Europea propuso reducir el consumo a lo interno hasta un 15 por ciento para mitigar el impacto de las sanciones, mientras que los gobiernos de Portugal y España se opusieron, alegando la sequía y los frecuentes incendios en la península ibérica. En junio de 2022 la Comisión Europea aprobó la “excepción energética” que limitaba el precio para el gas en 40 euros/MWh. El mecanismo se financia por los llamados ‘ingresos por congestion’ (a modo de los obtenidos por el comercio de electricidad entre Francia y España) y una tasa impuesta por España y Portugal a los compradores beneficiarios. El coste ascendió a más de 6.300 millones de euros.

Más recientemente, la Comisión rechazó financiar el proyecto de 2019 denominado MidCat, con vista a construir un gasoducto entre Francia y España con paso por Cataluña, que Madrid promueve con miras a convertirse en una plataforma exportadora gasífera para el resto de Europa y al que la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, propone incorporar el transporte de hidrógeno regional. (Comisión Europea, TelesurTV).

Alemania encabeza los países con un récord histórico del encarecimiento de la energía eléctrica de 557 euros por megavatios/hora (MWh) y  propugna un cambio de la matriz. Aunque en un futuro no lejano amplíe la energía renovable, seguirá dependiendo de productos finitos, como las tierras raras. Ante la crisis considera fundamental la cooperación trasatlántica, por lo que según el plan nacional, las inversiones lideradas por Estados Unidos para energía limpia (eólica y solar), junto a la tecnología de hidrógeno serán fundamentales.

Para paliar el súbito déficit interno, promovió las medidas adoptadas por la Comisión de reducir la temperatura calefactora y el consumo de combustible, mientras que directivos del país sugieren medidas temporales para reducir el gasto de electricidad a partir de un menor gasto de agua per cápita o la subvención a  islas Baleares para acoger temporalmente a adultos mayores alemanes.

Por ser el país más afectado a causa de las sanciones contra Rusia, revertidas contra los intereses económicos y sociales del país, Alemania ha agilizado proyectos de cooperación con Emiratos Árabes para la producción de hidrógeno verde y negociaciones con Qatar para comprar combustible.

La matriz energética predominante en Francia es nuclear (alrededor del 60% de sus necesidades). Sin embargo, la nacionalización al 100% de la mayor empresa eléctrica del país EDF (un 84% era estatal) indica que, además del intento por ser la primera gran nación ecológica que abandonará los combustibles fósiles, también atraviesa su peor crisis energética con la mitad de sus nucleares paralizadas.

Durante la campaña para las últimas presidenciales París anunció un cambio estratégico a favor de la energía nuclear, con la promesa de construir hasta 14 reactores de última generación adicionales al mayor parque nuclear de Europa. Los seis primeros deberán ser operacionales en 2035, con una inversión estimada de 60.000 millones de euros, y los ocho restantes entrarán en servicio en 2050. El cambio estratégico previó el “cierre progresivo de 14 de los 58 reactores en servicios, con vista a desarrollar las energías renovables. (El Diario) y (Alves, Peor crisis)

En Italia el Ministerio de Transición Ecológica presentó un proyecto para contener el consumo de gas y ahorrar 8 mil 200 millones de metros cúbicos. Italia consiguió importar un 38,2 por ciento menos de gas de Rusia entre enero y julio de 2022 y llevar los suministros provenientes de ese país del 40 al 23,6 por ciento del total de importaciones. Compensó esa diferencia con el aumento de sus importaciones de gas natural proveniente de Argelia en un 3,3 por ciento, de Noruega y Países Bajos en un 35,9 por ciento, de Azerbaiyán en un 73,2 por ciento y los de gas natural licuado en un 27,8 por ciento.

El nuevo gobierno italiano plantea reducir en el invierno un grado de temperatura en la calefacción de las edificios (17 grados para 2 menos en las instalaciones industriales y comerciales) y a 19 grados en las viviendas, con cierta flexibilidad en hospitales, hogares de ancianos y otros usuarios sensibles. (Verdú Prela) y (Crisis Swiss-Info).

  1. El impacto político-social a partir de la reducción de niveles económicos y de seguridad energética se expresa en una mayoría de Estados miembros de la UE y en el Reino Unido. En junio 12,9 millones de personas carecían de trabajo, de ellas 10,9 en la zona euro, siendo las tasas de desocupación más elevadas en España (12,6%), Grecia (12,3), Italia (8,1) y la otrora pujante Suecia (7,6).

Los problemas económicos acendrados desde las sanciones contra Rusia y otros compromisos comunitarios impactan sobre el escenario social de la Unión Europea. En resumen, en Italia: los trabajadores manifestaron ante la crisis energética y una “posible guerra nuclear”. (Mundo 08 octubre 2022). En la República Checa más de 70 mil personas protestaron por el aumento de las facturas de energía, con el reclamo de que finalicen las sanciones contra Rusia y el cese del envío de armas a Ucrania, para reducir la tasa de inflación que subió al 18%. En España en gremios y regiones se repudia la carestía de la vida y en Polonia protestan los ciudadanos bajo el lema “Después, solo las tinieblas”, porque la electricidad rebasó un 700% con relación al precio de 2021, que los obliga a ahorrar el alumbrado y la calefacción de piscinas y centros infantiles.

Sin embargo, la reacción gubernamental no es idéntica. Por ejemplo: el presidente francés sugirió no utilizar la escalada verbal, con vista a resolver la crisis, evitó utilizar la palabra genocidio y persiste en mediar públicamente con la parte rusa. (Telesur, Francia evita). Las declaraciones alemanas, en cambio, se alinearon a las proyecciones de Estados Unidos, a pesar de ser el país más dependiente del gas ruso. (Bild, Zelenski). En tal sentido el presidente y el canciller federal destacan por su apoyo al gobierno ucraniano. Mientras, el nuevo gobierno de derecha en Italia afronta decisivos retos que transcurren desde la crisis energética, con implicaciones por su crecimiento, la aplicación de reformas comprometidas con Bruselas para beneficiarse con fondos europeos de recuperación y la privatización de varias compañías o la radicalización de políticas lesivas para los ciudadanos.

  1. Otros actores. En Reino Unido, retirado de la UE, se afrontó una crisis política y económica, ante el rechazo popular contra las medidas de ajuste propuestas por la precedente primera ministra, su dimisión tras perder la confianza del partido conservador y la herencia recibida por el conservador Rishi Sunak. La repulsa al pago de las facturas de electricidad provocó una campaña de cientos de miles de británicos, bajo la consigna de Don’t Pay UK (no pagues al Reino Unido), a menos que el gobierno aborde el problema del aumento de los precios en medio de una inflación récord, que para mitigarla  destinó fondos superiores a los 178 mil millones de euros.(Mundo, Sunak).
  2. El compromiso militar de los 27 Estados miembros de la UE, pero también de 22 de ellos integrantes de la OTAN, ha potenciado su aporte logístico y presupuestario a Ucrania, sin un involucramiento físico (al menos visible) de efectivos europeos. En enero la presidenta de la Comisión había declarado que “la solución a la crisis en Ucrania debía pasar por Europa y recordado que la mayoría de los integrantes de la Organización era europea”.(Von der Leyen). En cambio, los acontecimientos han exhibido posiciones estadounidense en las decisiones más significativas, que omiten necesidades europeas concretas. 

Por razones de discreción defensiva se dificulta registrar el aporte logístico y financiero europeo, pero la ayuda más efectiva de la UE se atribuye a Alemania, Francia, España e Italia, que inició con 450 millones de euros para el envío de armas letales, hasta 50 millones para material no letal (médico o combustible).(RTVE, Guerra)

El gobierno alemán ha multiplicado su ayuda militar en diversas etapas: primero 2 mil millones de euros: después la entrega de tanques de tipo “Geopard”, sumados a la provisión de armas ligeras y a frecuentes anuncios sobre nuevas ayudas.

Francia sumó apoyo por 300 millones de euros suplementarios a cantidades no precisadas y anunció el envío a Ucrania “del material defensivo que necesiten, no han escatimado ni escatimarán nada para ayudarles, al deberles solidaridad y que asumirán «compromisos adicionales en el marco de la OTAN para proteger el suelo de los aliados bálticos y rumanos, reforzando también la lucha contra la desinformación y los ciberataques. (Macron promete, INFOBAE).

El gobierno español acometió varios envíos de armas para el ejército ucraniano y también mediante una “operación triangular” a través de terceros países, como Estonia, Polonia y República Checa. En tanto, el primer ministro italiano recién saliente había recibido el agradecimiento del presidente estadounidense por “haber iniciado un canal análogo de financiamiento de guerra en Europa, a través de un “fondo fiduciario de solidaridad de la Unión Europea con un monto inicial de 2 mil millones de euros, otorgados por el Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo (Berd)

Resumen final

  • El involucramiento de la Unión Europea y Reino Unido en el conflicto ruso-ucraniano impacta sobre una mayor desestabilización económica, energética y social en el continente, la peor en decenios y limita a la UE  en sus propósitos de convertirse en un actor mundial, al ejercer un apoyo a las políticas de Washington contra Rusia.
  • En lo inmediato y al mediano plazo, Europa experimenta las consecuencias de sus acciones coercitivas, como las sanciones aplicadas contra Rusia, de las que resulta la mayor perjudicada, con impactos sobre su estabilidad, desarrollo, ejercicio de la soberanía e independencia económica y energética.
  • No obstante la creación de las misiones Petersberg por la UE y del consentimiento en el Tratado de Lisboa para que “los países comunitarios apliquen sus acuerdos con la OTAN”, hasta la fecha no ha trascendido su participación directa en las operaciones militares, sino mediante asesoría, acciones mercenarias o sabotajes contra instalaciones estratégicas e industriales rusas, pero con un creciente financiamiento y suministro de armas de corto o mediano alcance y armamento sofisticado para contribuir a la beligerancia ucraniana. Su énfasis radica en destinar fondos y equipos, tanto del presupuesto individual en el marco de la UE, como del asumido por la OTAN.
  • El coste social de la situación se visibiliza en protestas populares en Estados miembros de la UE y el Reino Unido contra el desempleo, el encarecimiento de la energía, de los alimentos, los fertilizantes, el transporte y otros productos de primera necesidad, pero también ante la incertidumbre para afrontar el próximo invierno.  Las protestas no expresan necesariamente una radicalización antigubernamental,  sino el reacomodo del discurso de partidos políticos de extrema derecha para proveer soluciones temporales.
  • Es previsible que el plan de una Europa del Futuro resulte irrealizable en el plazo acordado, porque la UE afronta una situación atípica de vulnerabilidades económicas, energéticas y securitarias en un continente que proclamó, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, que “nunca más se involucraría en un conflicto”. Por ello, habría que prever, en la medida de lo posible, cómo será el Futuro de Europa bajo las actuales circunstancias.

Referencias bibliográficas:


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