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IZQUIERDA, CENTRO Y DERECHA

enero 16, 2020   0

Leyla Carrillo

 

 

 

Lic Leyla Carrillo Ramírez

leyla@cipi.cu       

 

Durante un bienio el proceso electoral en España ha mostrado contradicciones y avatares, en medio de situaciones inestables para un gobierno que pasó de la fractura y descrédito del partido Popular gobernante, al desgobierno producto de su fracaso para dirigir o ceder ante el empuje de los catalanes, en un país, ubicado entre los cinco más industrializados del contexto eurooccidental.

En las últimas elecciones, el Partido Socialista Obrero aventajó al Popular, pero no lograba alcanzar la mayoría requerida para gobernar. A inicios de diciembre, por encargo del rey, el candidato del PSOE aceptó ser candidato a la presidencia del gobierno, declarando que “asumía el encargo con honor, responsabilidad y enorme gratitud hacia el pueblo español”.

A continuación, presentó su programa político ante la Cámara, que promete la normalización de la vida política, con fórmulas de entendimiento, mejorar el empleo, proteger la sanidad, la educación y las pensiones; garantizar el derecho a la vivienda, luchar contra el cambio climático, promover la igualdad de la mujer, la ampliación de los derechos sociales y sobre Cataluña “garantizar la  convivencia, la normalización de la vida política y la búsqueda de fórmulas comprensivas y encuentro, dentro de la Constitución”.

Se cierra así la prolongada discusión entre el PSOE y Podemos, que en una nueva coalición alcanzaron 155 diputados de los 350 electos y que apuestan por un puente para desmarcar sus diferencias, en aras de un ejecutivo estable (por primera vez en la historia española), que sume a partidos menores regionales y de izquierda. Con esa fórmula, ambos declaran que será “un gobierno profundamente progresista, donde no cabrán el odio ni la confrontación entre los españoles”. La más reciente votación parlamentaria fue reñidísima, pero ganó la coalición.

De tal forma, el gobierno en coalición de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias podría acometer algunas medidas de las anunciadas en su programa de gobierno, claro está, mientras mantengan el mutuo acuerdo, para afrontar la crisis territorial y de justicia social, como mejor antídoto contra el incremento de los votos alcanzados por el partido ultraderechista Vox.

Cuando se visualiza el panorama de los partidos políticos en la Unión Europea, el nuevo gobierno español atrae la atención. En primer lugar, porque las desigualdades existentes en España han sido tan prolongadas y abruptas, que recuerdan a los movimientos de calle del M15, cuando el clímax socio-político enardecía las calles, en reclamo de reivindicaciones de toda índole.

En segundo lugar, porque, el contexto de la Unión Europea es regresivo en la mayoría de sus 27 países miembros (al producirse el Brexit), es decir, que de ellos, solo tres gobiernos son de nomenclatura socialista, a la par que los partidos ultraderechistas obtienen la mayor votación.

En tercer lugar, a la izquierda le resulta complejo el mandato, porque los intereses creados en el seno de la Unión Europea, constituyen un freno para reducir el poder a las transnacionales, al consorcio militar industrial y renunciar a los nexos en el marco trasatlántico. Recordemos, si no, la experiencia del efímero gobierno conformado por el partido AKEL de Chipre u otros, que, por ceder a las presiones del gran capital, no han podido llevar a cabo su plataforma en favor de la mayoría.

Es solo una alerta. El nuevo gobierno del PSOE-Podemos tiene una ardua tarea por delante. El tiempo dirá si ganó la izquierda, volvió el centro o se convertirá en derecha en los próximos años.

 

 

La Habana, 16 de enero de 2020

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