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Nubes de tormenta en el Pacífico. Consideraciones sobre el discurso de Mr. Mattis en Shangri-Lá

agosto 1, 2017   0
MSc Enrique Martínez

MSc Enrique Martínez

 

 

 

MSc Enrique R. Martínez Díaz

En Junio de 2017 se celebró en la ciudad de Singapur, la 16ta versión del llamado Diálogo Shangri-La (que se realiza en el hotel homónimo de esa ciudad), promocionado por el Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales (IISS), conocido “think tank” cuya sede principal se encuentra en Londres. Este evento se dedica a analizar los principales problemas de seguridad relacionados con la región asiática.

En esta versión participaron representantes de la mayor parte de los países de esa región, además de personeros de EE.UU., Canadá, países de Europa y de otras regiones del mundo. El evento se realizó entre el 2 y el 4 de junio, y tuvo 5 sesiones principales, amén de otras 4 sesiones especiales.

Tras las palabras de introducción por el Director del IISS y de los anfitriones singapurenses, habló el Primer Ministro de Australia, Mr. Malcolm Turnbull, refiriéndose a la visión de su gobierno sobre la situación en la región de Asia Pacífico. A lo largo de las sesiones, varias personalidades de diferentes países hicieron sus intervenciones.

El objetivo de este artículo es analizar lo expresado por el Secretario de Defensa de los EE.UU., Mr James Mattis[i]. Es oportuno consignar que los norteamericanos le asignan especial interés a este evento, y en el mismo siempre participa al menos el Secretario de Defensa, y otros funcionarios de alto rango. Otras naciones, como la República Popular China, no participan al mismo nivel.

El discurso del Secretario Mattis (este señor es un general de cuatro estrellas de la Infantería de Marina en retiro, era conocido entre sus subordinados como “Mad Dog”, o sea, “perro loco”; el mismo tiene experiencia de haber prestado servicios en Irak, Afganistán e incluso fue Jefe del Comando Central de las FF.AA. de EE.UU. durante su carrera militar) incluye los puntos de vista de su gobierno sobre la situación en la región asiática, en los cuales, al parecer, la visión militarista tiene especial fuerza.

Uno de los aspectos que destacó durante su discurso es que EE.UU. da gran importancia a las alianzas en la región, con la que según sus palabras, EE.UU. está fuertemente comprometido. Planteó su acuerdo con el Primer Ministro australiano en la necesidad de que exista “un orden basado en reglas[ii]”. Al parecer, este señor olvida que en muchas ocasiones, como es sabido, ha sido precisamente el gobierno de EE.UU. quien ha violado las reglas cuando estas han estado en contradicción con sus intereses; por solo hacer una referencia, la invasión a Irak en el año 2003, realizada sin la aprobación de las Naciones Unidas, y basada en reportes que se demostró eran totalmente falsos; catorce años después, no hay rastros de las famosas armas de destrucción masiva, y la situación en ese país no es para nada un ejemplo de paz, democracia y desarrollo.

En específico, Mr. Mattis se refirió a que el compromiso de EE.UU. con la región del Océano Pacífico se basa en sólidas alianzas militares, relaciones sólidas de inversión y comercio y estrechos vínculos entre los pueblos.

El mismo expresó que su intervención versaría sobre dos amplias áreas temáticas. La primera sería la visión de EE.U. de cuáles son los desafíos claves de la seguridad de la región. La segunda, el enfoque que el gobierno de Trump, junto a los aliados y socios de Asia y el Pacífico, está tomando para abordar esos desafíos.

Previamente afirmó que en el ámbito de la seguridad tienen un profundo y permanente compromiso de reforzar el orden internacional basado en normas, derivadas de los principios que fueron adoptados por las naciones vencedoras de la II Guerra Mundial, que trataban de crear un mundo mejor y restaurar la esperanza para todos (eso puede traducirse como un mundo favorable a los intereses de EE.UU., y sobre todo a las grandes empresas transnacionales que son las que realmente gobiernan en ese país). Aseveró que esos principios han resistido la prueba del tiempo, como el respeto igual al derecho internacional, independientemente del tamaño o la riqueza de una nación (lo que no ha evitado que EE.UU. haya atacado o invadido varios países más pequeños), la libertad de navegación y sobrevuelo, incluida la apertura de las rutas de navegación marítimas, para el beneficio comercial de todas las naciones.

Respecto a la región asiática, destacó la creciente prosperidad de la población de esta, lo que, según él, demuestra el valor de instituciones como las Naciones Unidas, la ASEAN, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que pueden estimular el crecimiento económico (lamentablemente, eso no ha servido para sacar de la miseria a la mayor parte de la humanidad).

Entrando a lo aspectos relacionados con la seguridad en la región, y aludiendo a palabras emitidas por el vicepresidente de EE.UU. Michael R. Pence, señaló que en su criterio la amenaza más urgente y peligrosa para la paz y la seguridad en la región de Asia y el Pacífico es Corea del Norte (La Republica Popular Democrática de Corea, o RPDC).

Destacó que este país ha desarrollado armas nucleares y mísiles balísticos que amenazan a los países vecinos y a las tropas norteamericanas que se encuentran desplegadas en la región (unos 80 mil militares solamente en Japón y Corea del Sur), además de realizar lo que ellos denominan “proclamas temerarias”, y que incluso pretende extender el alcance de sus mísiles hasta el territorio de EE.UU.  Planteó que el presidente Trump ha dejado claro que la era de la paciencia estratégica ha terminado (en referencia a la anterior política planteada por el expresidente Mr. Barack Obama).

Acusó al gobierno de la RPDC de acciones que son manifiestamente ilegales en virtud del derecho internacional, y que no ha acatado las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Manifestó su apoyo y la de sus aliados a la política declarada por China, de una península coreana desnuclearizada. Manifestó que buscarán mayor presión sobre la RPDC, asegurando que “nuestro objetivo no es el cambio de régimen, y no queremos desestabilizar la región de Asia-Pacífico” . Plantean que continuarán aumentando la presión diplomática y económica hasta que Pyongyang «abandone definitivamente y permanentemente sus programas de misiles nucleares y balísticos«.

Al respecto queremos señalar que el señor Secretario de Defensa no explicó por qué EE.UU. mantiene desplegadas grandes fuerzas militares en esa región, que pueden ser consideradas como una amenaza por las autoridades de la RPDC; ni por qué realizan sistemáticamente amenazantes maniobras militares; ni por qué anteriores gobiernos estadounidenses sabotearon las llamadas conversaciones a seis bandas, y además han rehusado establecer conversaciones para firmar un tratado de paz en la península, que sustituya al actual armisticio, que no es una garantía de paz, solo una suspensión de las acciones militares, por lo que, técnicamente, aún están en guerra.

Reiteró que Estados Unidos mantendrá una estrecha coordinación y cooperación con la República de Corea y Japón y compromiso con la defensa de esos países. Además, tomarán medidas adicionales para proteger al territorio de los Estados Unidos, y aludió a una exitosa prueba de defensa de misiles balísticos.

Acotaremos al respecto que cualquiera que se moleste en mirar un mapa y leer un poco sobre la situación internacional, encontrará contradictorio que se considere que un país pequeño, de una población que no llega a los 30 millones de habitantes, bajo fuertes sanciones económicas y rodeado por naciones mucho mas ricas y poderosas, pueda ser realmente una amenaza tan terrible; igualmente puede llamar a sospechas el hecho de que EE.UU. ha invertido colosales recursos económicos desde los años 50 del pasado siglo en el desarrollo y despliegue de sistemas de defensa contra mísiles, del cual se ha ufanado el propio Secretario de Defensa, y presente al programa de la RPDC como una amenaza; es difícil de creer que un país tan pequeño y pobre  pueda realmente construir una cantidad de mísiles balísticos, con un grado de efectividad tal, que supere la sofisticada barrera de defensa norteamericana, concebida para rechazar un ataque masivo por parte de la URSS o de Rusia, que posee varios cientos de esos mísiles.

Posteriormente se refirió a sus relaciones con la República Popular China, su éxito económico, y algunas acciones de ese país que consideran no favorecen la situación regional, en específico sus reclamaciones marítimas y construcción de islas artificiales en los mares del Este y Sur de China.  Planteó que la competencia entre los EE.UU. y China, las dos mayores economías del mundo, está destinado a ocurrir, y que no es inevitable que esto genere en un conflicto, que los dos países pueden y han cooperado para beneficio mutuo.  

Posteriormente dijo que Estados Unidos siguen comprometidos con la protección de los derechos, las libertades y los usos lícitos del mar, así como con la capacidad de los países para ejercer esos derechos en los mares estratégicamente importantes del este y el sur de China, e hizo referencia a la sentencia de 2016 del Tribunal Permanente de Arbitraje sobre el caso presentado por las Filipinas en el Mar Meridional de China, la cual calificó de vinculante.

Planteó que las partes reclamantes debían utilizar esto como punto de partida para gestionar pacíficamente sus disputas en el Mar de China Meridional. Aseveró que la construcción de islas artificiales y la militarización de las instalaciones cercanas a aguas internacionales socavan la estabilidad regional.

Tras manifestar su oposición a tales acciones, planteó que no aceptarían cambios unilaterales y coercitivos al status quo en la región, y que seguirían volando, navegando y operando donde la ley internacional lo permita, y demostrando su resolución mediante la presencia operativa en el Mar de China Meridional y más allá, aseverando que tales operaciones en toda la región son una expresión de la voluntad estadounidense de defender sus intereses y las libertades consagradas en el derecho internacional.

Consideramos que difícilmente el despliegue constante de buques y aeronaves militares norteamericanas contribuirá a que la situación en esos entornos marítimos sea menos conflictiva, sino todo lo contrario: es muy probable que la RPCH asuma que EE.UU. pretende, cual remedo de la antigua “reina de los mares”, ser árbitro de los diferendos marítimos, máxime considerando que, hasta el momento, no ha habido acción alguna que haya interferido el tráfico marítimo en esos mares. Algo que no deja de llamar la atención es el que EE.UU. haga constante referencia a las normas internacionales, cuando este país es uno de los pocos a nivel global que no ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, por decisión del Congreso de esa nación.

Posteriormente se refirió a su cooperación en el enfrentamiento al terrorismo, fundamentalmente a las llamadas organizaciones extremistas violentas, refiriéndose a los sucesos que ocurrieron en la ciudad de Marawi en Mindanao, Filipinas, así como acciones ocurridas en Yakarta, capital de Indonesia. Alertó sobre la necesidad de impedir la extensión hacia la región de organizaciones como el ISIS. También se refirió a sus actividades en el Medio Oriente. Planteó que para que los esfuerzos de lucha contra el terrorismo tengan éxito, se debían unificar los esfuerzos, fortalecidos por la claridad moral, la voluntad política y el compromiso de compartir el trabajo difícil y peligroso.

Solo habría que lamentar que EE.UU, nunca ha reconocido el papel que sus servicios de inteligencia y algunos de sus aliados han tenido en el surgimiento y desarrollo de muchos de esos grupos extremistas; por solo recordar un hecho, el estímulo a los llamados “fedayines” afganos que se enfrentaban a los soviéticos, por el gobierno de Ronald Reagan en la década de los 80 del pasado siglo.

Seguidamente expresó las tres vías mediante las cuales el Departamento de Defensa (DoD) de EE.UU., pretende alcanzar el objetivo de la estabilidad regional. Afirmó que el primero y principal sigue siendo el fortalecimiento de las alianzas.  

Se refirió a que Estados Unidos y Japón aplican las Directrices de Defensa de 2015 para mejorar la seguridad regional en un espectro más amplio de operaciones, cooperando cada vez más estrechamente en la región de Asia y el Pacífico y que Japón también está contribuyendo a la reubicación de fuerzas estadounidenses a Guam, que es un importante centro estratégico para operaciones regionales. Igualmente se refirió a su relación de seguridad con la República de Corea para defenderse de las amenazas planteadas por “los programas de armas nucleares y balísticos de Corea del Norte”. También se refirió a sus alianzas con Australia, Filipinas y Tailandia.

Seguidamente hizo referencia a que además de fortalecer las alianzas, la segunda prioridad del DoD “es capacitar a los países de la región para que puedan ser aún más fuertes contribuyentes a su propia paz y estabilidad”.  Señaló como socios principales a la India, Vietnam, Singapur y Taiwán. Destacó la importancia de la ASEAN, a la que pronosticó un futuro “brillante”.

El tercer esfuerzo que señaló para el DoD es fortalecer las capacidades militares de los Estados Unidos en la región, expresando que “la seguridad es el fundamento de la prosperidad, que permite el flujo del comercio”.  Explicó que actualmente el 60% de todos los buques de la Marina de Guerra, el 55% de las fuerzas del Ejército y aproximadamente dos tercios de las fuerzas de la Infantería de Marina están asignados al Área de Responsabilidad del Comando del Pacífico de los Estados Unidos, y que próximamente el 60% de los medios aéreos tácticos norteamericanos en el extranjero serán asignados a este teatro. Como puede verse, eso en esencia quiere decir que, en el plano militar, el llamado Rebalance propugnado por la anterior administración ha sido cumplido casi tres años antes de lo previsto (el plan del gobierno de Obama era para el 2020).

También destacó que la iniciativa presentada por el Congreso para el aumento de los gastos militares incrementará la inversión en el Departamento de Defensa, fortaleciendo el orden basado en normas al dar más recursos para apoyar la estabilidad regional en Asia Pacífico. Noticias evidentemente halagüeñas para las grandes empresas del Complejo Militar Industrial.

Finalmente destacó que las alianzas, la potenciación de la región y el fortalecimiento del ejército estadounidense en apoyo a objetivos más amplios de política exterior, son elementos que fundamentan la intención de seguir promoviendo un orden basado en normas que sea en el mejor interés de los Estados Unidos y de todo el mundo.

Valorando las aseveraciones de Mr. Mattis, podemos confirmar las apreciaciones de que los actuales vecinos del Potomac potencian ante todo el poderío militar y su aplicación directa, o la amenaza de empleo, como base de su política exterior, y que el escenario del Pacífico está entre sus prioridades.

A nuestro criterio, las declaraciones del Secretario de Defensa estadounidense no son nada tranquilizadoras, y  confirman el pesimismo del Boletin de Cientistas Atómicos,  que acercaron a dos minutos y medio el marcador del Reloj del Fin del Mundo o del Apocalipsis (Doomsday Clock), el día 26 de enero de 2017, en su página web[iii]. La paz mundial está en peligro. Solo los pueblos, incluyendo el norteamericano, pueden detener las intenciones cada vez más agresivas del Presidente Trump y su cohorte de generales. ¡Un Mundo Mejor es Posible!

 

 


[i] https://www.defense.gov/News/Transcripts/Transcript-View/Article/1201780/remarks-by-secretary-mattis-at-shangri-la-dialogue/

[ii] Las frases en negrita son citas textuales traducidas por el autor

[iii] http://thebulletin.org/timeline


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